2009/11/30

BARÇA-MADRID ENTRE HUMO

Cogiste asiento en la Bolera, es decir, en casa Pilarona, un bar de Lugo de Llanera, tres cuartos de hora antes de que comenzara el partido. No está el cuerpo de tu suegro para resistir de pie un partido de dos horas así que había que ir con tiempo para coger sitio. Hubo suerte.

Comienza el partido. Está entretenido. Hay un poco de barullo y pasa media hora hasta que te enteras de que Ibrahimovic está en el banquillo. Que Benzama vio como reserva la primera parte lo descubriste cuando empezó a calentar, entrada la segunda parte. Es lo que tiene el fútbol en la tele, que estás atento a la conversación del vecino, a cómo se carga de tabaco el ambiente, a cómo los operarios de mantenimiento de la AS-II no quieren perderse un detalle de la primera parte, ni los del centro logístico de Alimerka de la segunda. Mientras calienta Raúl te consuelas pensando que no solo se dan una alegría los de la denostada empresa pública, que también los de las empresas privadas se dan un respiro, seguramente con el servicio cubierto.

Marca Ibrahimovic y tú viste un pelín de fuera de juego pero no te respalda nadie así que plegas velas. El Madrid está atascado y tú dándole vueltas a la ley del tabaco, y eso que en el descanso abrieron la puerta y aquello se aireó un poco. Hay normas que habrá que imponer sin consenso porque entre respirar el clásico entre humo o no verlo, prefieres tragar tu ración de nicotina.

Termina amigablemente el partido, que acabaste viendo de pie sin ningún sacrificio porque es así precisamente como te gusta estar en el bar, al menos hasta que llegues a la tercera edad.

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