LECTURA DE LA PRENSA. LA GUERRA DE/EN UCRANIA
Debería uno hablar de lo que la mayor parte de la prensa define como humillación que Trump infligió a Zelenski en la Casa Blanca. Otros hablan de desprecio.
En vez de comentar esa entrevista uno hizo una búsqueda por palabras en su página para descubrir que había escrito de esta guerra. Aunque a uno le cuesta creerlo, ni una letra en el año 2024, muy poco en el 2023 y abundantes líneas en el año anterior, cuando comenzó la guerra, en el mes de febrero. Uno ya no lo recuerda, pero rebuscando en los índices, se veía venir el conflicto.
En este escrito, demasiado largo, excluye uno a propio intento los ficheros que acompañaban a los escritos originales. No retira ninguna palabra y ninguna duda de las que le asaltaban al principio de la guerra, aunque ahora ya no se habla de ello, sino solo prácticamente del sufrimiento del pueblo de Ucrania.
23 DE ENERO DE 2022
Europa prepara sanciones económicas contra Rusia en caso de que invada Ucrania. Uno cree que las empresas exportadoras españolas estarán temblando. Una de las que exporta -o exportaba- es Sidra el Gaitero, que precisamente sale hoy en el suplemento Babelia de El País, como muestra de publicidades con rima. ¿Qué dirán en El Gaitero de las posibles sanciones?
26 DE ENERO DE 2022
Putinófilos es el título de la columna de David Jiménez Torres en El Mundo. Apunta por qué unos aplauden a Rusia y otros a Ucrania, seguramente sin mayor conocimiento de causa, porque es materia imposible de explicar en cuatro líneas. Igual ocurre con las filias o las fobias futboleras cuando el madridista apoya al Elche si juega contra el Barça, o el colchonero aplaude los goles del Levante contra el Real Madrid.
25 DE FEBRERO DE 2022
Desgana parece un término demasiado tibio para expresar la sensación que uno siente ante el inicio de la guerra en Ucrania, pero es desgana de escribir de no sé qué tontería de una partida presupuestaria municipal, de no sé qué tibios aplausos a Casado, de no sé qué rifirrafes en el Parlamento Asturiano, de la Virgen del Carbayu que parece volver por la puerta de atrás a Langreo, de unos cómics de la batalla de Lepanto.
Uno dedicó poco tiempo a informarse de la crisis de Ucrania porque pasa muy por encima por las noticias internacionales, salvo que sean muy relevantes, pero resulta que cuando son muy relevantes le pillan a uno sin criterio por no haberles prestado atención previa.
Uno querría tener una opinión propia sobre la guerra de Ucrania, no alinearse por sistema con los que parecen buenos ni denostar acríticamente a los que pasan por malos, cuyos nombres en castellano no les favorecen nada. No sabe uno por dónde empezar a ilustrarse, porque desconfía de todas las fuentes, pero alguna estará más próxima a la verdad o a la objetividad, que en este caso son lo mismo. Intentará uno dar con ella.
A ver.
Lo malo son los muertos y los rencores, que estarán presentes por lo menos hasta el año 2.105, y no pone uno la cifra al azar, ya que es el resultado de restar 1.939 de 2.022 y sumar la diferencia (83) al año en curso.
26 DE FEBRERO DE 2022
No a la guerra. Sí. No a la guerra, pero ¿a quien dirigimos ese mensaje, esa pancarta, ese grito? El ya clásico grito de ‘No a la guerra’ se dirigió en su momento a los nuestros, a nuestros dirigentes, alineados con los imperialistas, con los malos. Uno no concibe que una manifestación en Roma se dirija contra los austríacos, ni una manifestación en Paris contra los alemanes, ni una manifestación en Londres contra los españoles. Las concentraciones se dirigen contra el propio gobierno, o al menos para que el propio gobierno haga algo, si el enemigo es exterior, pero no se manifiesta uno contra el enemigo exterior. Con (contra) el enemigo exterior se pelea. En esta guerra las concentraciones fueron muy tibias, quizá no dio tiempo, pero uno las ve un tanto desenfocadas. Y ahora, ¿qué? Una vez que la guerra empezó, decir ‘no a la guerra’ es avalar los avances de quién la entamó.
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Los grandes periódicos nacionales dedican páginas a la guerra, pero uno se fijó especialmente en otros medios, regionales, deportivos, económicos.
No es el mejor gráfico que uno encontró sobre la guerra, pero cuelga, por lo significativo, el del Diario deportivo As, que dedicó la portada y varias páginas al conflicto y a las consecuencias deportivas. Por ejemplo el Shalke 04 y el Manchester City rompieron sus acuerdos de patrocinio con empresas rusas. Vettel no correrá en Moscú, etc. etc.
De todas las viñetas, uno se queda con la de La Nueva España, por encima de las del resto de diarios nacionales.
El mejor resumen lo encontró uno en el Diario económico Expansión, que no se queda en las consecuencias económicas, sino que resume la geopolítica.
Las sanciones económicas aplicadas por el Reino Unido las explica con precisión El País. Boris Johnson empieza a caernos bien.
Entre toda la marabunta de declaraciones, parece que todas en el mismo sentido, uno valora la finura de La Voz de Galicia para el matiz cuando titula que la clase política española condena la agresión, la derecha reclama apoyarse en la OTAN y la izquierda en la ONU, pero como señala un editorial de El País, de la ONU poco se puede esperar teniendo en cuenta que Rusia tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad.
Diversos líderes de la izquierda aprovecharon para insistir en el carácter belicista e imperialista de la OTAN.
Si en las posiciones de los partidos españoles hay que rascar para dar con un matiz diferenciador, Venezuela, Nicaragua y Cuba cierran filas en apoyo a Putin, lo que quizá oriente a algunos seguidores españoles que no tenga claro de qué lado decantarse. China tampoco condena la invasión porque la ve como una oportunidad para ampliar relaciones comerciales con Rusia si el bloque occidental se las cierra.
Desde Rusia las cuestiones se ven de otra manera. En una encuesta reciente, el 48% de los rusos culpa a la OTAN de la tensión en Ucrania, y un 20% responsabiliza a Kiev. Caló el mensaje repetido estos años de que la Alianza Atlántica se expandió como un ejército hacia Rusia. La invasión se justifica con la petición de ayuda de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. El 73% de los rusos apoyó el reconocimiento ruso de estos territorios.
El exministro popular Piqué afirma: “Ante regímenes dispuestos a utilizar la fuerza militar sin complejos para cubrir sus intereses y objetivos, no bastan ni la diplomacia ni la disuasión militar. Las sanciones que Occidente implementa en estos momentos, siendo realmente costosas para Rusia, Putin y su entorno, no han generado la retirada de la amenaza, ni tan siquiera la distensión. Sin embargo, hay una diferencia. Mientras Rusia es una autocracia con un control totalitario creciente de la población, los occidentales son regímenes de opinión pública libre y menos proclives a asumir las consecuencias económicas y sociales -incluida la masiva llegada de refugiados- derivadas de las sanciones y, por añadidura, nada dispuestos a una confrontación militar. Rusia quería la guerra y la está haciendo, y su cálculo sobre la insuficiente reacción de Occidente, por desgracia, está siendo acertado. Al menos a corto plazo“.
En cuanto a ciertas simpatías hispanas con los rusos, Ana Palacio, otra exministra de Exteriores del PP, las explica por el sentimiento de que no corremos peligro y por tener enraizada una idea romántica de Rusia a raíz de la Guerra Civil y los niños de la guerra. Se sigue viendo a Rusia a través de la lente de ‘Doctor Zhivago’, ‘Guerra y Paz’ o Tchaikovsky.
Torreblanca, en El Mundo, sostiene que Putin se promociona alegando haber liberado a los rusos de unas élites prooccidentales que los habían engañado con falsas promesas: seguramente piense que los ucranianos están deseando ser liberados. Craso error porque hay muchos ucranianos menores de 35 años que disfrutaron de un régimen de libertad, pese a que la lengua y los lazos rusos están omnipresentes en Ucrania y es un factor importante de integración.
Interesante artículo de Pere Vilanova en El País que establece notables paralelismos entre Hitler y Putin, con una explicación de los llamados Estados de facto.
La experiencia de miles de años confirma que desgraciadamente es iluso acabar con las guerras. Dice Juan Gaitán: “Si la guerra fuese la solución definitiva a algún problema, solo hubiese habido una y, sin embargo ahí está la historia inacabablemente llena de conflictos eternamente repetidos”. Dice Julio Llamazares citando al japonés Kobo Abe: “La paz como antítesis radical de la guerra no existe, solo es una ilusión porque la paz significaría el vaciamiento absoluto de las pasiones”.
¿Puede alguien alegrarse de este conflicto? ¿Empresas y trabajadores de la industria armamentista por ejemplo?
27 DE FEBRERO DE 2022
Si uno decide instalarse en su pensamiento y no moverse de él, fiarse de las fuentes de siempre, se vive bastante cómodo porque se encuentran respuestas y justificaciones para todo, pero uno es culo de mal asiento, poco disciplinado en materia ideológica, desconfiado de los suyos, amigo de picotear aquí y allá, con lo que únicamente logra aumentar las dudas, la perplejidad y la zozobra. ¿Y si los otros tuvieran razón, o algo de razón?
El veterano José Manuel Ponte, en LNE escribe una columna titulada “Versiones del ‘no a la guerra’”, que finaliza así: De momento, lo que prospera es la versión de que el malo de la película es el presidente de la república rusa, Vladímir Putin. Una versión para niños que antes conocimos con Sadam Hussein, Gadafi o Bin Laden. Reducir toda la maldad posible en un solo individuo es un comportamiento infantil. Dicho eso, “no a la guerra”. FIN.
De la de Matías Valles, titulada “Ucrania es la negación de Europa. Putin olfatea la nulidad europea”, entresaca uno dos párrafos, aun a riesgo de que parezcan fuera de contexto, pero Matías Vallés escribe así, frases lapidarias, a veces sin ningún hilo conductor. Así y todo, ahí van: “La UE se declara estéril frente a una guerra en el vecindario, con la mayoría de la población alemana alineada junto a los rusos según los sondeos (…) Dada la dependencia del gas, petróleo y carbón rusos, cada europeo puede plantearse cuanto frío está dispuesto a sufrir para liberar Ucrania”.
Uno tiene interés en conocer qué hay de verdad en la acusación de genocidio y nazismo de Putin hacia Ucrania. De momento encontró en El País de hoy un artículo que trata del asunto. Se titula “La construcción del casus belli del Kremlin”. Se reproduce el artículo, del que anticipa uno unos puntos. Ucrania no es un modelo de Estado en el que brille la defensa de los derechos humanos, pero baste pensar que a veces España también recibe alguna condena esporádica internacional por este motivo. Se constataron casos de torturas en Ucrania en fechas no muy lejanas, aunque no cabe identificar torturas con genocidio, que son cosas muy diferentes. También se constató la presencia de algún comando nazi en los primeros tiempos de la guerra del Donbás. Por cierto, hoy pasó uno por la plaza de la Escandalera, donde se estaba celebrando una concentración contra la guerra. Estuvo uno atento para comprobar qué más símbolos encontraba que la bandera de Ucrania, y no encontró prácticamente nada. Los concentrados llevaban mascarillas asépticas y solamente detectó uno una mascarilla con los colores del arco iris. Una vez disuelta la manifestación, una chica portaba una bandera con un símbolo desconocido para uno, pero un avispado acompañante de la familia lo identificó de inmediato como el escudo del batallón Azov. Efectivamente, era. Flaquísimo favor hace es escudo en las manifestaciones en favor de Ucrania. https://es.wikipedia.org/wiki/Batall%C3%B3n_Azov
En LNE entrevistan al antiguo Delegado de Defensa en Asturias, autor de algún libro dedicado al mundo ruso, del que se declara algo más que conocedor. Sería un rusófilo.
Por el contrario, Jorge Dezcallar, diplomático jubilado, entiende que el mundo occidental pecó de pusilánime. En general, esta es la sensación que abrumadoramente uno observa entre la prensa escrita que lee. Sabe uno que existe una prensa digital más allá de la imprenta, pero uno venera la prensa escrita y desconfía de esas páginas que solo habitan el ciberespacio. De momento.
28 DE FEBRERO DE 2022
La guerra de Ucrania durará mucho o poco, eso uno no lo sabe. La Segunda Guerra Mundial duró seis años. Uno cree que no es posible mantener la tensión ni la preocupación de los ciudadanos, de los ciudadanos no directamente concernidos, durante todos los días durante tan largo período de tiempo. Uno dijo que creía, pero si es posible conviene eliminar las creencias, es decir, las suposiciones si hay manera de confrontarlas con la realidad. ¿Cómo? Uno hizo el experimento de entrar en la hemeroteca de El Comercio para comprobar cómo eran los titulares del periódico durante cada uno de los días 28 de febrero, tal día como hoy, de los seis años que duró el conflicto. En contra de lo que uno habría supuesto, las noticias más importantes de cada portada se dedicaron a episodios de la Gran Guerra. Uno no esperaba que la realidad desmintiera las propias suposiciones. Uno no es tan tenaz como la prensa histórica, que mantuvo la tensión y la preocupación de los ciudadanos en consonancia con la gravedad de la guerra que se estaba viviendo, aunque por suerte no afectara directamente a España. Un día uno se aburrirá de la guerra de Ucrania y comentará como primera noticia si acertó el VAR en el penalty del Sporting.
En realidad el párrafo anterior es consecuencia de un artículo leído en La Vanguardia, de Francesc-Mar Álvaro, que lleva por título ‘El carnaval de Putin’, del que uno destaca esta frase: “Será muy difícil no pensar en el sufrimiento de las gentes de Kíev mientras uno se disfraza”. El caso es que muchos se disfrazarán, y pensarán o no en la guerra, pero se disfrazarán.
¿Cómo y por qué se decanta cada uno por uno u otro de los contendientes, porque llegados a este punto ‘quién no está conmigo está contra mí’? La nueva secretaria genera de las Juventudes Socialistas de Asturias, Olaya Rossell, concede una entrevista a LNE. Uno se queda con una frase. Cuando le preguntan por qué alguien joven (tiene 25 años y se afilió a los 19) se adentró en la política, que no tiene buena fama, responde: “A medida que me fui adentrando en la situación de las mujeres, al investigar legislativamente me di cuenta de que las leyes en defensa de las mujeres fueron impulsadas por gobiernos socialistas. Por eso me acerqué a la casa del pueblo”. Uno duda de que haya pesado en su decisión una operación tan racional como la que describe, pero podría ser. ¿Qué mueve a cada uno a afiliarse o a simpatizar con un partido, con un sindicato, con un equipo de fútbol, con un estado en guerra y no con otro? Es posible que los ciudadanos operen con tanta racionalidad como Olaya Rossell, pero para ser rigurosos del todo, ese joven ciudadano buscador de la verdad, debería intentar eliminar la hojarasca y la porquería de la información que envuelve a un partido, a un sindicato, a un equipo de fútbol o a un estado en guerra. Difícil me lo ponéis. Sí, difícil. ¿Actúa de alguna forma la inteligencia emocional? Uno no ve que tal sintagma y tal idea sean adecuados para decantarse por una u otra opción, tan difícil es el equilibrio entre la inteligencia y la emoción. Ahora bien, una vez decidido hacia qué lado se decanta uno, interesa tirar algo de las emociones y de las verdades creídas para no cuestionar todas y cada una de las medidas y de las creencias de la organización a la que uno se apunta, o de la idea que uno apoya.
La importancia de informarse. Cita uno aquí de pasada a Araceli Mangas, y volverá a ella después. De momento, una frase de su artículo en El Mundo: “Esos acuerdos constan en numerosos documentos diplomáticas desclasificados por EEUU en 2017 y son accesibles por internet. Claro, hay que leerlos y reflexionar; pero los medios españoles prefieren hablar de oídas y llenos de bilis ideológica”.
Llegamos al nudo de la cuestión. ¿Por qué está uno con Rusia? ¿Por qué está uno con Ucrania? Al comienzo de la Liga, puede uno estar con cada uno de los veinte equipos contendientes, pero en la final de la Copa, uno solamente puede ser de dos equipos, y en esas estamos, en período de ilustración mientras se llevan varios días de muertos y de combates.
En la ilustración de hoy intervinieron:
-Pedro de Silva y su suelto diario.
- Juan Tapia detalla en qué laureles se durmió Occidente a partir de 2014: cada país procurando guardar sus ropas internas.
- Araceli Mangas Martín, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y Catedrática de Derecho internacional de la Universidad Complutense, escribe un largo artículo en El Mundo: “¿Se pudo evitar la guerra?”. Dice que sí, pero se remonta al año 2014 y siguientes, en cuyo momento Europa debió asumir la necesidad de negociar con Rusia y no delegar en Estados Unidos las cuestiones de la seguridad europea. Entiende que la imposición de determinadas sanciones a Rusia obligó a este a echarse en manos comercialmente de China, y ahora Rusia y China nos tienen cogidos por el cogote. Por cierto, Araceli Mangas reconoce apoyarse en la tesis de Timothy Garton Ash, que precisamente publica en El País en ese sentido. La autora descalifica crudamente en comportamiento de Putin, aunque aclara que también el mundo occidental y sus instituciones vulneraron en un pasado no lejano el Derecho Internacional. No obstante, se decanta por parar los pies a Putin.
- Timothy Garton Ash en El País que recuerda cómo las dos guerras mundiales, y otras, comenzaron por incidentes que parecían tan puntuales y aislados, que los estados y los ciudadanos alejados del legar de aquellos no podían concebir que les acabara no salpicando sino implicándolos de lleno en una guerra.
- José María Faraldo, historiador, en El País sobre la conflictiva historia de Ucrania y sus fronteras. Un artículo complejo y completo en el que se habla de la convivencia de razas e idiomas. Ante realidades tan complejas uno tiende a simplificar para encuadrar esas realidades en algo que uno pueda manejar, comparándolo con Cataluña o con Asturias, con nuestras cuitas lingüísticas, religiosas o sociales. Lógicamente en esa comparación uno corre el riesgo de que la brocha gorda impida distinguir imprescindibles matices.
- Oscar R. Buznego, profesor y comentarista político en LNE. Habla de lo prematuro que es pensar que en la política internacional se puede prescindir de la fuerza. También plantea el dilema nada original de qué hacer ante quien usa ilegítimamente de la fuerza. No plantea soluciones, porque ¿quien tiene las cosas tan claras que diga: una bomba sobre el Kremlin y punto?
- En El Mundo un reportaje sobre cómo actuaron los presidentes de la democracia ante la tesitura de enviar tropas nacionales a los conflictos internacionales. Lo titula. “De los Balcanes a Afganistán: el dilema español ante las guerras”.
- Una notica breve de La Vanguardia de cómo respondieron en Finlandia y Suecia a las amenazas de Putin.
- Maite Rico, periodista de El Mundo, dice que ya que Europa se equivocó en el pasado, rectifique a partir de ahora rompiendo amarras comerciales con Rusia y China.
- La viñeta de El Roto. Evidente.
1 DE MARZO DE 2022
De hecho estos días dedica más tiempo a informarse de los antecedentes de la guerra que de la guerra en sí, y no digamos de esas otras cuitas menores que le entretienen los días y las noches a uno.
Uno tiende a una discreta disidencia, de ahí que busque las informaciones y las opiniones que se salen del riego grande. Que las busque no significa que le satisfagan y que esté de acuerdo con ellas. En este caso no le satisfacen (es más, le revuelven las tripas), pero no está totalmente seguro de optar por la opinión más correcta. Es el caso del artículo de Juan Manuel de Prada en el ABC, el artículo más pro-invasión que encontró uno estos días en toda la prensa escrita convencional.
Del editorial de El País, dedicado un día más a la guerra de Ucrania, se queda uno con la terrible justificación de la aplicación de la censura en nuestra Europa bloqueando las emisiones de los medios de comunicación rusos como Sputnik o Russia Today. Lo argumenta así: “Limitar la difusión de medios siempre provoca inquietud, pero el debate no gira en torno a impedir o no la difusión en Europa de medios de información que defiendan una línea editorial de apoyo al Kremlin. La UE propone tomar medidas en plena guerra contra las terminales del aparato de desinformación y propaganda sostenido por una potencia agresora, que ha invadido ya ilegalmente un país y que amenaza la democracia y la paz en todo el continente y en el mundo”. Bien, sea como fuera se está justificando la censura, con muy parecidas palabras a las que el invasor ruso utilizará para limitar las libertades de expresión e información puertas fronterizas adentro. Pero es la guerra, que todo lo subvierte y todo los justifica.
Por último, ilustrativo y preocupante el articulo del historiador Xosé M. Núñez Seixas en El País “Putin y su nueva Gran Guerra Patriótica”. Al leerlo, además de otras consideraciones sobre Ucrania y el nazismo, quizá nos suene de algo el uso torticero de los libros de texto, de la historia e iba a decir uno ‘de la memoria histórica’, pero mejor decir ‘de las memorias históricas’.
3 DE MARZO DE 2022
En relación con la guerra de Ucrania, uno teme que el vaticinio de Pedro de Silva acierte. Estos días, las portadas de los periódicos españoles, incluían fotos de soldados rusos muertos en combate, como si ese fuera el deseo de los editores (no la muerte del soldado sino la derrota de Rusia), como si en Ucrania leyeran los periódicos españoles y eso les diera moral, como si en Rusia se fijaran en nuestra prensa y cundiera a partir de ahí el desánimo. Dentro de esa guerra de propaganda se insertan las informaciones occidentales que hablan del boicoteo internacional y del rechazo interior que horadan la actividad artística del país. Se destaca que el director del Bolshói firmó un manifiesto de rechazo a la guerra o que el pabellón de la Bienal de Venecia se queda sin representación, pero se ocultan otros muchos apoyos. Alguien dijo que en una guerra la primera víctima es la verdad.
Dentro de lo que cabe, es decir, dentro de lo que los europeos de a pie están/estamos dispuestos a sacrificarnos (sin arriesgar nuestras vidas) las respuestas están siendo rápidas y aceptables, pasando trámites por alto, que en otras circunstancias serían infranqueables, como por ejemplo, las incumplidas condiciones de Ucrania para ser miembro de la Unión, como refleja El País. Por cierto, habló uno de sacrificio con propiedad y pensando en el origen del término, con una idea próxima a la inmolación.
No es amigo uno de dar los buenos días en los grupos de WhatsApp, de hecho no los da, es más, ni contesta, pero estos días le suena a uno a cruel paradoja. Hay quien lo ve compatible, o no repara en ello, como conscientemente no reparó Kafka al escribir en su diario el 2 de agosto de 1914: “Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar”.
Volviendo a los sacrificios, La Vanguardia recoge una encuesta sobre la opinión de los españoles ante la intervención del ejército ante diferentes supuestos.
En La Vanguardia lee uno que Cataluña se siente incómoda con la guerra de Ucrania, porque no es espejo en el que se pueda reflejar, por contraposición a los casos de Irlanda, Escocia, Flandes o Quebec. Los conflictos suelen responder a realidades muy complejas y difíciles de resumir. Si el análisis marxista sirviera siempre estaríamos ante una guerra de ricos contra pobres o de ricos contra otros más ricos o de lucha por las materias primas. Sin duda, la mayor parte de las guerras responden a ese esquema, pero puede haber otros motivos. Para comprenderlas, uno busca ejemplos sencillos adaptados a la realidad que conoce. Por ejemplo se imagina que en una Cataluña independiente se concentrara un reducto importante de hispanoparlantes en las provincias de Gerona y Barcelona que ofrecieran resistencia a los dictados de la Generalitat. O que en las provincias vascas de Vizcaya y Guipúzcoa se opusieran a las órdenes del gobierno de Vitoria. Madrid, en auxilio de los hispanoparlantes y de los que tienen el Rh positivo, bombardearía Vitoria y las provincias catalanoparlantes para liberar a los españoles de la opresión vasca y/o catalana. Uno se sitúa cómodamente en esquemas así, se los acaba creyendo y no necesita buscar más matices.
El periodista Antonio Burgos, sorprendentemente, se lanza contra los tertulianos, a los que llama ucraniólogos en esta ocasión, con estos términos: “Estos ucraniólogos de plató son los mismos que hace nada lo sabían todo sobre el volcán”. Bueno, el columnista, él mismo, hace lo mismo. Quizá la diferencia está entre apuntar y pontificar, palabras que se parecen, pero que tienen muy distinto origen. (Uno también es ucraniólogo),
Hablando de dudas, correctas las que plantea Joaquin Luna en La Vanguardia: ¿Borrar del mapa al deportista ruso? Esa misma duda la tiene uno, la de cómo castigar a Rusia sin castigar a los rusos. También el director de La Vanguardia pide distinguir Rusia de los rusos.
Ahora una nimiedad: El País se refiere a los de Ucrania como ucranios; el resto de la prensa prácticamente como ucranianos. Las dos formas son correctas según la RAE.
Hace unos días, Ramón D'Andrés colgó una entrada sobre la manifestación a la que asistió en Gijón con motivo de la guerra. La entrada, como casi todas las suyas, muy perspicaz. Uno se queda con la duda de por qué en asturiano llama Ucraína a lo que en castellano se conoce por Ucrania. Algún motivo habrá. En el diccionario de la Academia de la Llingua, recoge que los ucranianos son los ciudadanos de Ucrania, no de Ucraína. ???.
4 DE MARZO DE 2022
Yendo ya a la inevitable guerra, se fija uno en un comentario de Juan Carlos Laviana, que indica que los nacidos en la segunda mitad del siglo XX nunca habían vivido un conflicto bélico que les afectara tanto. Uno recibió un mensaje como suscriptor de La Nueva España, que se reproduce parcialmente, indicando que había caído el servidor informático que permitía la lectura de la prensa. ¿Acción de guerra?
Realmente enjundioso y contundente el editorial de El País: “La legitimidad de las armas”, que establece un claro paralelismo entre el abstencionismo padecido por el gobierno legítimo de la II República Española y los reparos morales a apoyar con las armas al pueblo de Ucrania. Toca la fibra sensible tan cara a la izquierda. Y tan presente pese a que trascurrieron más de ochenta años, y lo que te rondaré, morena. Una apelación a la historia.
En cierta forma, opina lo contrario David Jiménez en El Mundo: “Historias que matan”. Cuestiona si se debe apelar a la historia para explicar el presente conflicto. Uno cree que sí. Otra cosa es que la historia no se cuenta igual desde una óptica que desde otra.
5 DE MARZO DE 2022
Muchos periódicos se hicieron eco del vestido ucraniano que lució la reina Letizia en un acto oficial. Es un gesto llamado a dar la vuelta al mundo, aunque aquí haya aparecido prácticamente en las páginas rosas de la prensa diaria. Uno no se imagina a la reina preguntando al Presidente del Gobierno ni a la Ministra de Defensa, a través del protocolo de la Zarzuela, que vestido poner para la Pascual Militar, pero este en concreto habría pasado por el tamiz del ejecutivo. ¿De quién fue la idea? Uno apunta directamente a la reina; se dejaría utilizar en asuntos de mayor enjundia, pero no en el vestuario.
Si, después de todas las medidas de seguridad que se supone cumplen las centrales, todavía se producen a veces escapes radiactivos trágicos, que después de un atraque ruso la mayor central nuclear de Ucrania no haya soltado nada, está cerca de un milagro. Por si al ponderar los principios y los derechos en liza -Ucrania vs. Rusia- Occidente pudiera albergar alguna duda acerca de con quién estar, el peligro nuclear tiene que inclinar la balanza occidental en favor, no ya de los principios, sino de los intereses, y en esa tesitura no se puede apoyar a la gran Rusia.
En El Mundo, Andrés Trapiello escribe un artículo que titula “Vivos o muertos”, en el que desliza algunos párrafos sobre las muertes justas: ¿Qué muerte le estará reservada a Putin? ¿La terrible justicia poética de Ceaucescu, de Sadam, de Gadafi? ¿In lecho con dosel?
Matías Vallés titula su columna en LNE así: “Los héroes van a Ucrania, no vienen”. Uno está de acuerdo con el titular, no del todo con el contenido, adornado con los exabruptos habituales del autor. Sin duda, en una guerra contendientes de los dos bandos adoptan comportamientos heroicos, pero solo una parte de ellos merecerán los laureles. Los otros serán denostados…hasta que cambie la tortilla.
Foro Gijón propone eliminar el hermanamiento de la ciudad con la rusa Novorossiysk y retirar el nombre de esa ciudad en una calle próxima al Hospital Covadonga. Alegan que el hermanamiento fue ocurrencia de cuando pintaba algo en el ayuntamiento el significado concejal Jesús Montes Estrada. Uno cree que los ayuntamientos se tienen que tentar la ropa antes de aventurarse en hermanamientos que duran lo que duran en el poder sus promotores. ¿Qué intercambios siguen manteniendo Oviedo y la cubana Santa Clara una vez que Rivi ya no es concejal? ¿Qué intercambios llevaron a cabo los últimos años los playos y los rusos hermanados? Mejor no perder el tiempo en tonterías folklóricas.
6 DE MARZO DE 2022
Uno hace propias casi todas las palabras de Lucía Méndez, periodista de El Mundo, cuando en su artículo ‘Quiera Dios’ narra la sensación que le inunda ante un día de guerra, y otro, y otro. La impotencia ante la guerra.
También en El Mundo, noticia de portada y una entrevista a Josep Borrell. El propio periódico destaca acertadamente las ocho frases más relevantes de las manifestaciones del alto representante para la Política Exterior Europea, cuatro de ellas en la misma portada. Borrell siempre se expresó con mucha claridad y no perdió esa virtud.
Algunas voces se habían quejado estos días de que el imperio de Zara estaba agazapado. De hecho, El Mundo dedica una página para resumir la importancia de Inditex en Rusia, nada menos que con 527 tiendas. No había dicho nada. Grandes compañías con presencia en Rusa están obligadas a tomar partido. Como dice un analista, los famosos analistas, quedarse ya es posicionarse. Pues bien, en la prensa digital del día se informó de la suspensión de las actividades, aunque no indican que sea un boicot sino por no poder garantizarla la normalidad comercial.
No son occidentales los únicos boicoteos derivados de la guerra, en general a los productos y servicios rusos, porque lee uno que China no emitirá los partidos de la Premier League por el apoyo de esta a Ucrania.
Manuel Castells en su columna de La Vanguardia se refiere al mayoritario apoyo a Ucrania de todos los países en las Naciones Unidas, con algunas excepciones importantes. De todas ellas a uno le llama la atención la abstención de Argentina. Uno entró en las webs de dos periódicos argentinos, Clarín y La Nación, por si encontrara pistas de una cierta rusofilia y observa la misma tendencia que en la prensa española, que, en general, mantiene una postura próxima entre sí. Espera enterarse de las razones de ese alineamiento equidistante, que es estar con Rusia.
Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores, desgrana en El Mundo la importancia del gas ruso para la economía europea. Uno quiso entender que algunos sostienen que Palacio mostraba una postura pro-rusa en otras intervenciones. La tendrá, pero no en este artículo, que se limita a exponer en qué medida dependemos del gas, lo cual no significa aceptar el statu quo ya que sugiere medidas tendentes a menguar esta dependencia. Y no menciona la energía nuclear.
De la energía eólica hablan en El País varios firmantes en un artículo que pretenden colar extrañamente como artículo de opinión, cuando es una página publicitaria de una asociación del ramo, independientemente de que pueda ser acertado lo que indican.
Ana Iris Simón, escritora difícilmente clasificable, escribe en El País y en su artículo ‘De cobardes y temerarios’ se aleja del discurso mayoritario al entender que la responsabilidad no está tanto en Putin como en Europa y la OTAN.
El escritor Fulgencio Argüelles titular su columna de los sábados en El Comercio “Legítima defensa”, con este subtítulo: Esconderse detrás de la pancarta florida del pacifismo queda bien para un domingo por la mañana, pero en Ucrania mueren inocentes que tienen derecho a protección y defensa. No cuelga uno aquí su artículo, pero en unos días estará disponible en su Facebook. Es un artículo medido y preciso hasta en los incisos, y permítase la cacofonía.
10 DE MARZO DE 2022
La UE, lee uno en El País, se resiste a cortar los lazos energéticos con Moscú. Como en cualquier situación de mercado, la pregunta es quién necesita más, si los rusos el dinero o nosotros el gas. El Mundo resumen muy bien la situación, con relativamente buenas expectativas para España.
En El Mundo entrevista a un ex agregado militar español en Rusia. A lo largo de la entrevista quiere dejar claro en varios puntos que no está justificando a Rusia, que es la invasora, pero viene a decir que esto se veía venir. Por esta entrevista y otras noticias que uno lee aquí y allá, por la evolución de la guerra y lo que se va sabiendo de los incipientes encuentros para llegar a una entente aunque sea no cordiale, uno intuye que se va a dividir Ucrania en dos, quizá estableciendo la frontera a lo largo del río Dniéper o algo más al este, de manera que Rusia se quede con Crimea y el Donbás, de mayoría rusa, y devuelve la franja costera del sur, ganada de momento en la acción bélica.
12 DE MARZO DE 2022
El billete de Pedro de Silva da una pista de por qué Putin gusta a la extrema derecha y a la (extrema) izquierda, y pone uno este paréntesis para que se distingan en algo los antagonistas.
El caso es que vuelve uno a ver fotos de fosas comunes. Podían esmerarse un poco más eliminando mezclas para abaratar costes de investigación y exhumación en los lustros venideros.
Sintió uno curiosidad por saber por qué en asturiano se escribe Ucraína y no Ucrania. Sigue sin saberlo, pero buscó cómo se escribe en una serie de idiomas. https://www.indifferentlanguages.com/es/palabra/ucrania Después de ver la lista, uno distingue dos grandes bloques: o donde la palabra se parece a UCRANIA o donde se parece a UCRAÍNA. Este último es la forma preferida en la mayor parte de los idiomas, con las siguientes excepciones: búlgaro, griego, macedonio, portugués, ruso. En el propio idioma ucraniano, es Ucraína o algo parecido. Llama la atención que el gallego y el portugués opten por diferente grafía y que la forma tradicional castellana coincida con entornos tan alejados como el griego, el búlgaro, el macedonio y el ruso, sin duda todos estos inter-influenciados. A falta de saber si en los textos históricos asturianos se habló alguna vez de Ucrania o de Ucraína, uno tiene la impresión de que se está optando por la segunda forma sencillamente por ser la más alejada del castellano. Sin más.
Otro interesante artículo de cómo se escribe Kiev, porque también estos días ve uno diferencias https://www.elperiodico.com/.../razones-escribir-kiev...
La viñeta de Ramón en el ABC pone negro sobre blanco lo que también se apuntó por aquí estos días: el intrincado juego de intereses entre el gas y la guerra y el dilema en el que se encuentra Occidente, pero también Rusia.
También encontró uno un interesante y triste artículo en LNE sobre las limpiezas étnicas que se sucedieron no hace más de un siglo en el oeste de Europa. Es imposible que esas limpiezas entren en temario de historia que pueda conocer un adolescente. No cabe todo en el temario, por lo que es importante que el compendio que pase a los libros de texto sea objetivo, claro y significativo. El interesado en saber más no tiene más remedio que buscar por otras fuentes.
19 DE MARZO DE 2022
Cuenta de refilón Julio Llamazares en su artículo “Los cementerios bajo la luna”, la impresión de dos cementerios muy próximos en las afueras de Luxemburgo, en uno están sepultados soldados americanos, en otro soldados nazis. El cementerio americano luce impoluto, con cruces blancas alineadas sobre un césped cuidadísimo, por contraposición a las abandonadas tumbas de los alemanes, “con cruces de hormigón sombrío, pues nadie se encarga de mantenerlo”. Y, sin embargo, fueron todos soldados a quienes seguramente nadie les preguntó con qué bando querían luchar, simplemente aparecieron en la lista y tuvieron que marchar al frente. En la guerra española, salvando una minoría que tuvo la oportunidad de alistarse con uno u otro ejército, o incluso cambió de bando, la inmensa mayoría luchó donde la suerte o la desgracia se lo indicó, y eso condicionó su vida durante muchos años si tuvieron al fortuna de sobrevivir. Muchos años después, algunos pudieron analizar fríamente las circunstancias y pensar que lucharon con el ejército bueno o, por el contrario, con el bando equivocado, pero la búsqueda de la objetividad no está al alcance de cualquiera. Está pensando uno ahora en los soldados rusos. Es fácil que la mayor parte estén con su líder, pero quizá una minoría no lo esté, y sin embargo, tenga muy difícil intentar la deserción.
23 DE MARZO DE 2022
Estos días estamos refrescando algunos hechos muy lejanos, pero otros que se produjeron desde la desintegración de la URSS, y en particular el acercamiento o intento de acercamiento de Ucrania a Occidente, propiciado por Estados Unidos quizá para plantar cara a Rusia. Repasa algunos hechos Juan Tapia, que se pregunta, sin respuesta, si visto lo que pasa en Kiev fue un error admitir en la OTAN a Letonia, Estonia y Lituania. Como se escribieron y se escriben tantas cosas, seguramente alguien lo habrá advertido, pero otros muchos habrán escrito lo contrario. Siempre hay alguien que acierta algo, pero no todo. La historia no es fácilmente predecible. Abstenerse los de ‘ya lo decía yo’. Eso, ¿lo de Lituania, Estonia y Lituania estuvo bien o no? Hay que responder ahora, no dentro de equis años cuando se conozca lo que vaya ocurriendo.
Es difícil acercarse a la historia, (y a muchos saberes) sin prejuicios, lo primero porque la capacidad de comprensión del común de los mortales es muy limitada. No se puede saber todo de Ucrania, ni de la atomización de los transportistas, ni del precio marginal del gas, ni del funcionamiento técnico de los ciclos combinados, ni de los mercados de futuros, ni de los intríngulis de las administraciones, ni de los fosfatos subsaharianos, ni de las inmersiones lingüísticas. Puede colocarse aquí la viñeta de Peridis en El País con Sánchez hecho un lío. Hace falta una gran dosis de honestidad intelectual para partir de cero en los análisis. Lo normal es inclinarse por aquellas teorías que uno pueda comprender mejor dentro de la complejidad de muchos asuntos, o la que se acerque a alguna realidad que uno conozca, lo que le permita establecer un parecido (a lo mejor erróneo). Y con todas estas dudas, nos acercamos a la urna y depositamos el voto.
25 DE MARZO DE 2022
La guerra de Ucrania hace que Alemania cuestione varios valores de su escala, tal como detalla la crónica de El País: la exportación de armas a zonas de conflicto, retomar la energía nuclear incluso desde los verdes, volver al servicio militar obligatorio. No hay duda de que la guerra es la situación más grave que se le puede plantear a una colectividad y puede hacer tambalear los valores y los principios que sirvieron para tiempos de paz.
3 DE ABRIL DE 2022
La guerra de Ucrania, cuyo ardor popular aplaude el mundo, sigue dando noticias y sugiriendo comentarios a las firmas habituales. Matías Vallés, comentarista no previsible (Vicente Vallés sí es más previsible) deja esta frase para meditar: “Los jóvenes de cualquier sexo deberían sacrificar un año de sus vidas a la milicia, pero es más probable que prefieran matricularse en un máster de geoestrategia a hacer la mili, y que los políticos no arriesguen un solo voto para lograr una auténtica implicación nacional en la defensa colectiva”.
La Vanguardia publica un reportaje sobre los héroes y los traidores de Ucrania. Tanto héroes como traidores parecen palabras demasiado gruesas. Traidores porque, pese a lo que indica la noticia, no se detallan los motivos. Héroes porque parecen demasiados a estas alturas de la guerra. Ucrania distinguió hasta el momento a 1.875 militares, de ellos la quinta parte a título póstumo. Por lo visto están muriendo bastantes ucranianos, pese a que uno tiene la sensación de que circulan mucho más las fotografías de militares rusos muertos. Los miembros de la Guardia Nacional galardonados son nada menos de que 24.476. Sin duda, la guerra propicia la necesidad de vivir experiencias límite, pero ¿24.476 + 1.875 hasta el momento? ¡Con qué agilidad se tramitaron! Ojalá cuando llegue la paz, la maquinaria civil funcione así de rápida y engrasada.
11 DE ABRIL DE 2022
Volviendo al relato, del relato trata en cierta manera un editorial de ABC “La verdad es otra batalla”.
También Pilar Bonet en El País con su artículo “Con Rusia a Ucrania le espera el exterminio”.
Por incidir en las alusiones a la historia de la prensa del día, Jon Jaristi, en ABC en su artículo ‘Guionistas’ señala que Zelenski puede ser un buen comunicador, pero entre sus guionistas debe de haber algunos a sueldo de Putin, y se refiere a que según Juaristi, la comparación de Ucrania con Guernica/Gernika no es la más adecuada porque la guerra de Ucrania es una guerra de invasión o entre estados, mientras que el bombardeo de Guernica se produjo en una contienda civil. Son ganas de cuestionar la analogía. Para uno fue adecuada, sin entrar en las motivaciones últimas de la guerra, que no son tan sencillas como refieren la mayor parte de los medios, que siempre muestran una entendible simpatía por el invadido. Juaristi, amigo de charcos (para otros, amigo de la verdad) trae a colación lo de Paracuellos con unas cifras, y le viene a uno la idea de los análisis cuantitativos del libro de Fontana por un dato que estará publicado pero no lo tiene siempre in mente y es que en el bombardeo de Guernica se registraron menos de doscientos muertos, mientras que en Paracuellos fueron ametralladas más de dos mil personas.
En el ABC lee uno la relación de apoyos de las tesis prorrusas en nuestro país. Según ABC cunden en el PCE y en Podemos y pone como ejemplo que IU facilitó algunas de sus sedes en Madrid para charlas de apología prorrusa y contra Ucrania. En el programa de IU para las elecciones europeas de 2019 se pedía “acabar con el apoyo a gobiernos reaccionarios y de ultraderecha como el ucraniano”. En enero de 2020 el informe del XI Plenario del PCE hablaba de los neonazis ucranianos y elogiaba los esfuerzos de Rusia frente a la expansión de la OTAN en Europa, frente a la que Rusia procura defenderse, indica literalmente el documento. Podemos también habla de neutralizar el papel desestabilizador de la OTAN en Europa del Este. Vox también mostró sus simpatías con Putin aunque después de la invasión, parece que cambió la posición. ABC detalla unos cuantos foros más donde se defienden las posturas prorrusas, algunas con miles de seguidores.
17 DE ABRIL DE 2022
En otro de sus editoriales El Mundo se posiciona claramente a favor de Ucrania, ¡sin una leve crítica al gobierno español! Es algo excepcional.
19 DE ABRIL DE 2022
El editorial de El País, otro más sobre la guerra, parece dirigido a un improbable auditorio ucraniano al que se desea insuflar ardor guerrero. “El ejército ucranio (El País se empeña en decirlo así, minoritariamente, allá ellos) está demostrando unas capacidades y una moral de combate muy superiores al ruso. Las armas que está recibiendo de Estados Unidos y el Reino Unido están resultando de una eficacia devastadora, tal como reconoce la airada protesta de la Embajada rusa en Washington”. Lo que a uno le llama la atención es la capacidad de aprendizaje del ejército invadido, que, sin preparación previa, se ve en la tesitura de manejar un armamento que a uno se le antoja muy complejo y no de cualquier manera, sino con la precisión que se requiere en la estrategia militar. En actividades civiles no sabe uno cuántas horas de formación necesitarían los operarios para manejar con eficacia una maquinaria de complejidad equivalente.
27 DE ABRIL DE 2022
El País quedó confesado por el Defensor del Lector (y defensor del periódico, claro) que deseaban la derrota de Putin y que apoyaban las tesis de Ucrania. Como El País quiere transmitir que Rusia tiene también quien la apoya, inserta alguna noticia pro rusa alguna vez, pero dejando bien claro que se trata de una herejía. Así más o menos considera las opiniones de Schröder, que las pone, pero dando a entender que sus razones son interesadas y que es un estómago agradecido de Putin, puertas giratorias incluidas (también en la recta Alemania).
Ahora varios artículos de fondo sobre Ucrania y la guerra. Son numerosos los autores situados a la izquierda que dan cuenta de sus contradicciones y del desgarro que implica renunciar a su querido pacifismo.
1/ El artículo de Carantoña en La Voz de Asturias.
2/ El del Miguel Rojo (que vivió unos años en su infancia en Fierros) en El Comercio. Titula ”¿Un ramo de flores para Ucrania?”
3/ La viñeta de Neto en El Comercio, muy expresiva también sobre las armas de cada cual.
4/ El Editorial de El País intentando distinguir Rusia de los rusos; los oficialistas de los disidentes; la cultura de la cancelación aplicada al conjunto de la cultura rusa; el paralelismo que pudo haber en su momento entre denostar a los rusos actuales y denostar a los españoles antifranquistas si se estaba en bloque contra la España fascista.
5 y 6/ Los editoriales de ABC y de El Mundo, que valoran de una forma diferente la participación de China, y analizan las perspectivas de futuro.
7/ El artículo del exministro de Defensa Socialista Julián García Vargas en ABC, muy matizado pero claro.
8/ Cuelga uno aquí la larga entrevista a Ovidio Zapico, Coordinador de IU de Asturias y Diputado en la Junta, no por su relevancia nacional, que es pequeña, sino porque IU es un partido vertical y cree uno que Zapico transmite la opinión del partido, que en lo que nos ocupa es en la conveniencia de que Ucrania se rinda en vista de la desigualdad de fuerzas. Lo repite varias veces.
4 DE MAYO DE 2022
Hablando de Rusia, El Mundo entrevista a Martin Wolf, comentarista del Financial Times, que deja un titular explícito: “Rusia es casi invulnerable: siempre va a encontrar comprador para su carburante”· Por cierto, ABC destaca que España sería de los países menos afectados por el corte del suministro ruso. Posiblemente por eso nuestro presidente se decantó rápidamente por Ucrania.
14 DE MAYO DE 2022
Habíamos cogido con pinzas la historia de Ucrania, con sus particularidades de Crimea, el Donbás, el batallón Azov y demás asuntos imposibles de estudiar en un bachillerato, cuando estos días tenemos que adentrarnos en la historia de Carelia, esa región a medias entre Rusia y Finlandia, ahora mayormente rusa después de ser anexionada durante la Segunda Guerra Mundial. Como Finlandia pide entrar urgentemente en la OTAN, Rusia pone el grito el cielo, y no es lo peor que ponga el grito en el cielo sino los aviones de guerra. Los fineses están por plantar cara a Rusia, a juzgar por el apoyo al ingreso en la OTAN, que es de un 76% a día de hoy después de la invasión de Ucrania, cuando hace cinco años el porcentaje de apoyos era del 21%. ¿Con quien están los carelios de siempre, querrán seguir con Rusia o prefieren Finlandia? Nadie les va a preguntar. ¿Y nosotros con quiénes estamos? Hay quien ve en todo esto la mano de los Estados Unidos, interesados en que Rusia y Europa se enfrenten, aunque no lleguen necesariamente a las armas, para que se debiliten mutuamente y dejar así franco el terreno a los norteamericanos para avanzar en el imperialismo económico y la hegemonía en el comercio y en la distribución de la energía y las materias primas. Uno toma un vino semanal con gente muy variopinta y hay quien opina precisamente eso. Claro que otros opinan lo contrario.
8 DE JUNIO DE 2022
A veces se olvida uno de la guerra de Ucrania. El artículo del diplomático Jorge Dezcallar sirve para resumir algunos aspectos de la cuestión, la intervención de los estados extranjeros en la guerra, el apoyo que se presta a Ucrania y si eso equivale a entrar en guerra o no. En este contexto Margarita Robles no descarta que España envíe blindados y misiles a Ucrania, pero pide discreción por la amenaza de Putin a Occidente.
9 DE JUNIO DE 2022
Los miembros de un colectivo se reúnen para definir una campaña de movilizaciones, despliegue de pancartas reivindicativas y armar algo de barullo. Si uno se siente identificado con el colectivo y con la protesta, con qué acciones está de acuerdo: ¿con hacerse visible en un partido de fútbol que retransmiten televisión, en mitad de la procesión que da la vuelta a la iglesia el día de la fiesta grande, en plena puya del ramu, en el salón de plenos del Ayuntamiento, en la boda del hijo del alcalde, en una función de teatro con lleno absoluto?
Lee uno en la prensa que seiscientos reclutas que hacían el servicio militar en Rusia fueron enviados a la guerra incumpliendo la norma de enviarlos a la guerra. Como el miedo es libre, cuando uno iniciaba el servicio militar, la marcha verde avanzaba sobre el Sahara. Uno esperaba que no lo llamaran al desierto -era un pobre recluta- pero el miedo es libre y no las tenía todas todas consigo.
Uno cree que la diferencia fundamental entre la izquierda y la derecha está en la actitud ante Hacienda. Para la derecha la actividad pública ha de reducirse al mínimo porque es más eficiente la iniciativa privada; en consecuencia, lo ideal es que Hacienda sea lo más delgada posible. Por el contrario, la izquierda defiende que Hacienda necesita recursos para proceder a una justa redistribución. Siendo puros del todo, el hombre de izquierdas debería ser tan desprendido como el buen samaritano y si técnicamente fuera posible debería pagar a Hacienda, si tiene medios, más de lo que por la aplicación de las normas tributarias le corresponde. Por supuesto, nada de pleitear contra Hacienda. ¿Hizo bien Sabina al pleitear con Hacienda (y perder finalmente nada menos que dos millones y medio de euros) por la consideración de los derechos de autor? Uno exagera un poco al formular el planteamiento anterior, pero cree sinceramente que, sin tirar la casa por la ventana, la actitud ante las declaraciones fiscales ha de ser diferente en un hombre de talante progresista a otro de pensamiento conservador.
En general, todos los medios publican la noticia de que está previsto multar a los establecimientos que desperdicien la comida. El contrapunto lo pone ABC al destacar un aspecto: la ley deja fuera al consumidor, pese a ser el que más desperdicia.
Sobre la credibilidad de la prensa, una columna también en el ABC que replica a esas cadenas de WhatsApp que destacan noticias que, según ellos, los medios silencian. Dice la columnista que si la prensa no lo publica posiblemente se deba a que son falsas. También es verdad. Uno bucea a veces entre las redes en busca de datos, pero hay que caerse a la prensa, incluso haciendo una lectura desconfiada de ella, porque lo contrario resulta imposible. Puede que uno sea capaz de informarse por libre en alguna área, pero no en todas las áreas por ser tarea absolutamente desproporcionada.
Merece la pena leer el comentario de José Manuel Ponte en LNE sobre la guerra de Ucrania y las opiniones de Kissinger. Y las suyas, claro.
24 DE JUNIO DE 2022
En cuanto a la guerra de Ucrania (mejor sería decir ‘en’ Ucrania) encuentra uno un resumen de cómo están las cosas en la columna de Jesús Núñez Villaverde, polemólogo podría decirse. Otra columna interesante es la de Millás, ambos en LNE, para hablar de la psicología de Putin, que a juzgar por el autor, no es tan compleja como se sugiere. Millás, con su estilo habitual, pero con un tono más contundente que de costumbre. Por cierto, ¿cómo va esa guerra que se libra en el este de Europa? Si uno cogiera un periódico al azar, ¿cómo van las operaciones militares, quién va ganando? El País, bajo el epígrafe ‘Rusia invade Ucrania’, sección diaria, no da noticias de lo que nos ocupa, únicamente de las negociaciones políticas para el ingreso de Ucrania en la Comunidad Europea. El Mundo dedica sus páginas de Internacional a otros asuntos. ABC indica que llega a territorio ucraniano el primer envío de armamento pesado de Alemania: siete obuses Howitzer 2000, y que el canciller Scholz insiste en que la prioridad es evitar un enfrentamiento directo entre Rusia y La OTAN. La Razón, por su parte, bajo el rótulo ‘Día 120 de la Guerra en Europa’ destaca esto: Rusia avanza en la ofensiva de Donbás con elevadas bajas militares. Intensos bombardeos rusos en Mykolaiv y Járkiv, donde mueren al menos 15 ucranianos. La Vanguardia, debajo del epígrafe ‘Guerra en Europa’ señala esto: “Muerte a Chaikovski. La guerra ha impulsado una ofensiva de desrusificación en Ucrania. La Academia Nacional de La Música debate si quitarse el nombre de Chaikovski, que lleva desde 1940. Miles de ucranianos, sobre todo jóvenes, han dejado de hablar en la lengua del invasor, incluso si es la suya”. No es esta una noticia de operaciones militares, pero guarda gran relación con el ambiente que propicia la guerra. ¿De esta foto fija de un día cualquiera, quién va ganando la guerra?
13 DE JULIO DE 2022
Como con las cosas de comer no se juega, destacan muchos medios que España compró en el mes de junio más gas a Rusia que a Argelia. Pelillos a la mar si Rusia invadió Ucrania.
15 DE JULIO DE 2022
¿Cómo va la guerra de Ucrania? ¿Qué pasa últimamente? No hay noticias relevantes, de ahí que llame la atención que La Vanguardia elija para titular de portada este: “La guerra de Ucrania causa una media de 230 muertos cada día”. Doscientos treinta se dice pronto. Todos los días. Cada muerto tendrá un padre, una madre, unos hermanos, quizá algún hijo. Por suerte le pilla a uno lejos geográfica y anímicamente porque no conoce a ningún afectado directo, pero viendo las secuelas de nuestra guerra civil, tienen los ucranianos y los rusos dolor para ochenta y cinco años por lo menos.
19 DE JULIO DE 2022
La noticia seria la encuentra uno en El Mundo: De transición energética a soberanía energética. La guerra en Ucrania y el control que ejerce Putin sobre el gas ruso han hecho que el sector afronte un nuevo horizonte en el que busca la independencia. Eólica, fotovoltaica e hidrógeno verde acuden al rescate de un sistema energético que depende del gas, aunque en menor medida que Alemania. En parecida línea, el billete de Pedro de Silva, al que no se puede calificar de oportunista con esta opinión, porque le recuerda erre que erre desde mucho antes de la guerra de Ucrania.
27 DE JULIO DE 2022
Hoy se fijó uno en especial en las noticias relacionadas con la guerra de Ucrania. De cómo van las operaciones militares, el dominio del terreno, no encontró uno prácticamente nada. Sí muchas noticias sobre el gas y el trigo, y la posición de la Unión Europea, es decir, lo que nos puede afectar en la distancia. Por ejemplo, ABC incluye un editorial sobre la UE ante la nueva situación. El País otro editorial sobre el trigo y la paz, pero ninguna noticia sobre la actualidad militar. Quizá el mejor resumen sea la columna de David Jiménez Torres en El Mundo, titulada “Ucrania: horror e indiferencia” y este mensaje destacado: “Me pregunto si el destino de Ucrania es que algún día entre un batallón en el último pueblo libre, envuelto en el silencio de nuestra indiferencia”. Uno solamente echa una ojeada a La Razón de vez en cuando, pero debe seguir publicando información bélica diaria porque bajo el epígrafe “Día 153 de la Guerra en Europa”, una noticia sobre la contraofensiva ucraniana: Los rusos aumentan los controles mientras los pocos habitantes que se han quedado atrapados bajo la ocupación rusa describen el infierno en Jersón.
La viñeta de El Mundo incide en el suministro del trigo en estos tiempos bélicos.
27 DE NOVIEMBRE DE 2022
Ningún ejército está libre de atrocidades, nos sean simpáticos o antipáticos. Ucrania cae, de momento más simpática a España. Sin embargo, la ONU ve creíbles las imágenes de ejecuciones de soldados rusos a cargo de tropas ucranianas. Lo cómodo es verlo todo con orejeras o con las gafas de Campoamor el poeta, pero la realidad es dura y cruda. Y en todas partes cuecen habas.
31 DE ENERO DE 2023
¿Hablamos de la guerra de Ucrania o nos referimos a ella de otra forma? Hasta ahora uno inconscientemente se refería así a ella, pero un titular de El País le obliga a uno a repensar: “La guerra EN Ucrania debilita al motor franco-alemán en Europa”. ‘En’ y no ‘de’. Da a entender que se libra en Ucrania pero la guerra es de todos. No con muertos, pero algo nos toca.
1 DE FEBRERO DE 2023 ·
Ucrania, vaya, se enfrenta a sus minorías: Rumanía y Hungría atacan una ley ucraniana aprobada en diciembre al considerar que socava el derecho de moldavos, rumanos y húngaros a usar su lengua en la esfera pública. ¡Ay el Donbás nuevamente! Ucrania, socavada.
26 DE FEBRERO DE 2023
Ione Belarra, ministra de Unidas Podemos, se pregunta si lo siguiente es mandar soldados españoles a Ucrania y acusa al PSOE de contribuir a la escalada bélica. La inmensa mayoría de los medios están con Ucrania, o contra Putin por ser más precisos. Uno suele estar con las minorías, si tienen algo de razón. En este caso, la minoría es la Ucrania invadida por la gran Rusia, pero anteriormente hubo un hostigamiento de la gran Ucrania contra la minoría rusa del Dombás, y antes… ¿hasta dónde hay que remontarse?
21 DE FEBRERO DE 2025
Hoy se fijó uno en cómo enfocaban los diferentes medios tres asuntos. Hay casi unanimidad en el enfrentamiento Trump-Zelenski y en el juicio de la dana, pero sigue la habitual discrepancia al informar de los líos judiciales, y no mete uno en este saco el caso Aldama, sin apoyo mediático alguno.
Se mezclan las noticias de los distintos medios y se listan por orden alfabético.
TRUMP-ZELENSKI
Conmoción en Estados Unidos por el alineamiento acrítico del presidente con las prioridades de Putin.
El enviado de la Casa Blanca llega a Ucrania y se espera que visite el frente con Zelenski.
El líder de Ucrania rechaza compensar a EE.UU. con 500,000 millones de dólares en recursos minerales.
El líder ucraniano acusa al estadounidense de vivir en una burbuja de desinformación y se niega a pagar compensaciones.
El presidente de Ucrania afirma que el mandatario estadounidense, volcado en su plan de acercamiento a Moscú, vive en una burbuja de desinformación.
El presidente ucraniano acusa al estadounidense de vivir en una burbuja de desinformación.
El republicano culpa a Zelenski de la invasión e su propio país: Nunca deberíais ha verlo empezado.
El republicano se apoya en datos falsos para exigir elecciones en el país invadido.
En plena estrategia para deshacerse de Zelenski, le amenaza: Que se mueva rápido o no le quedará ningún país.
En un choque que revela la fragilidad de su relación, el líder ucraniano acusa al estadounidense de vivir en una burbuja de desinformación.
La Casa Blanca ha despedido a todos los fiscales y expertos que contenían la desinformación del Kremlin.
La escalada verbal subió ayer de nivel cuando Trump acusó a Zelenski de ocupar el poder de forma ilegítima tras considerarle también responsable de la guerra.
La pugna verbal entre ambos complica que Kiev participe en la negociación.
Tensión Washington-Kyev: del “dictador” a la “desinformación”.
Trump asume el relato ruso y eleva la amenaza a Zelenski: Se va a quedar sin país.
Trump avisa a Zalenski de que “o se mueve rápido o no le quedará país”.
Trump compra las mentiras de Putin para tumbar a Zelenski
Trump culpa al “dictador” Zelenski de la guerra y prepara su cita con Putin
Trump llama al dirigente ucraniano “dictador”, insinúa que roba dinero de Estados Unidos y le culpa del inicio de la guerra.
Trump llama dictador a Zelenski en pleno acercamiento a Rusia y lo responsabiliza del inicio de la guerra
Trump llama dictador a Zelenski y le advierte de que puede perder Ucrania.
Trump llama dictador a Zelenski y le culpa de la guerra.
Trump llama dictador al mandatario ucraniano, quien a su vez reprocha al presidente de EEUU que viva en una burbuja de desinformación.
Trump se lanza a tumbar al “dictador” Zelenski.
Trump sucumbe a la propaganda rusa y llama dictadora Zelenski-
Zelenski afirma que Trump vive en una burbuja de desinformación y este le llama dictador.
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