2023/05/24

DE FACEBOOK (Días 18 y 19)

 LECTURA DE LA PRENSA. MARÍA JAMÍN

De todo lo leído en la prensa del día se queda uno con la esquela de María Jamín, de Güelles, que murió a la respetable edad de ciento tres cumplidos. Hasta los últimísimos años vivió en su pueblo atendiendo una güertina que le daba media vida.
La madre de uno la recuerda como muy buena muyer. Cuando vivíamos una economía de pura subsistencia aunque uno, niño, no llegara a enterarse entonces de aquellas agobiantes estrecheces, los padres de uno debieron verse necesitados de liquidez y hubo que vender una de las dos vacas que constituían la ganadería casera. ¡Qué cálculos habrán tenido que hacer! Desprenderse de una vaca, con lo necesaria que era la leche para el crecimiento de los dos nenos de la casa. ¿Si la otra quedaba escosa, qué? Cuando María Jamín ultimó los tratos para la compra: “Será buena vaca, ¿eh? ¡No me engañéis!”. Cuando pasó el tiempo y los padres preguntaban cómo se aclimató a Güelles la vaca de Naveo. “Salió muy buena vaca, no me engañasteis”.

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LECTURA DE LA PRENSA. INFORMAR DE SUICIDIOS
¿Es uno morboso? Lo que diga el María Moliner. Morbo: interés o atracción malsanos por lo desagradable, lo prohibido o lo inmoral. Esta definición obliga a averiguar qué es lo malsano. Tomemos, como mas ajustada al caso, la segunda acepción: moralmente perjudicial. Nos metemos en un laberinto porque habría que acudir a la idea de moral o de moralidad. Retrocedamos un paso y quedémonos con la idea intuitiva que, a la vista de esas definiciones, pueda uno hacerse de qué es el morbo y qué es lo morboso. Buscar detalles, cuando alguien se arroja desde un sexto piso, de hasta qué metros llegan las manchas de sangre, es morboso, insano y moralmente reprobable. No digamos la difusión de fotos, que no aportan nada que no se suponga ya. Intentar saber cómo, y, sobre todo, por qué ocurren las cosas, uno cree que constituye un interés legítimo. Uno leyó cómo informaron varios medios de la tragedia de las niñas mellizas de doce años que se arrojaron desde un sexto piso en Oviedo. La mayor parte de los medios bien podía haber abreviado la información: que un padre grite desgarradoramente no es noticia, como tampoco que se presente de inmediato el alcalde y el concejal del ramo o que se decreten dos días de luto y se suspendan algunos actos festivos o los mítines previstos. Tampoco lo es que el jefe de policía declare que se trata de una tragedia, porque ya se sabe. Lo que no se sale del guion no es noticia, como no lo es que un perro muerda a un hombre y sí que un hombre muerda a un perro. Para no decir nada, con un octavo de página era suficiente. Casi ningún medio aportó nada relevante. Podían titular: No se sabe nada. Alternativamente: lo que sabemos no lo podemos decir, pero que conste que sabemos algo. Esa intuición a uno le repatea. Casi ningún medio dijo nada especial excepto El Mundo. que se arriesgó con una redacción que se sale de la rutina. Uno desearía que la información de El Mundo fuera correcta, no por desear que los hechos ocurran o hayan ocurrido así, sino por el rigor y la verdad periodística, siempre que la noticia publicada acabe siendo rigurosamente cierta y no una conjetura amparada en la libertad de prensa. Si en este tipo de noticias se ocultan datos esenciales, ¿cómo los ciudadanos pueden tomar medidas en relación con la salud mental o física de sus hijos, con el centro escolar más adecuado si es posible la elección, con las actividades extraescolares, con la vigilancia de las aficiones de los retoños?

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