Precisamente por la noche, viendo un partido bastante intrascendente del Real Madrid entraba en una de tus (muchas) sidrerías de referencia un forofo barcelonista reclamando que apagaran la tele. Mientras tanto, se colocó de espaldas al fútbol. Te recordó aquella anécdota de André Malraux que contó tu querido profesor de francés en el bachillerato. Malraux había combatido con el ejército republicano y, bastante después de finalizada la guerra, se apuntó a una especie de crucero por el Mediterráneo. Pues bien, cuando anunciaron que se avistaba la península, al salir a cubierta, se colocó de espaldas para no ver una tierra gobernada por los otros. Un poco exagerada te pareció la anécdota. Al final el barcelonista acabó echando una ojeada a la televisión aunque fuera de soslayo. Seguramente Malraux también.En fin, hay tiempo para los corchos, para el románico y para Malraux, y todo el mismo día, aunque no todo a la vez.
1 comentario:
No me voy meter en política, pero hay que joderse con el culé. Y si le molesta el sol, que lo apaguen. Me gusta la asociación de ideas y cómo te parecen los rodillos corchos de la sidra y no del vino. Y lo del románico me preocupa ¿serían hombres libres los que construyeron esos edificios, recibirían una retribución justa?
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