2016/03/22

BÉLGICA

No sabes si escribiste algo cuando el atentado de París (o los atentados, son tantos que ya no lo recuerdas y eso que no pasó tanto tiempo), en esta ocasión no vuelves la vista atrás, por lo tanto no sabes si te vas a repetir o, por el contrario, dirás algo nuevo. Sirve también para el o los atentados de Londres o para el o los de Madrid. Los de las torres gemelas te quedan ya algo lejanos geográfica, temporal y sentimentalmente.

También se registraron atentados sangrientos en África y en Asia, pero tienen por estos lares menos repercusión, y no quieres ver en ello algo peyorativo porque tampoco aquí se presta demasiada atención, y es comprensible, al arte o a la historia japonesa o china, por muy punteras que sean sus economías. Además, no iba a ser este el motivo de esta entrada, pero a veces la pluma o la tecla vuelan libres.

Mal pronóstico tenemos en el mundo occidental, en Europa en particular, para enfrentarnos contra el terrorismo islámico, sí, islámico; llevamos demasiado tiempo matizando más de lo razonable y el enemigo está dentro geográfica e intelectualmente. Alguien desde la izquierda justificará (con la disculpa de explicar) los atentados basándose en la existencia de pueblos oprimidos o explotados. Es curioso que se justifiquen unos atentados que reivindican la supremacía totalitaria islamista a la vez que se cercena económicamente al muy moderado cristianismo occidental. De lo que haya ocurrido en tiempos de la Inquisición no te sientes ni heredero ni responsable.


2 comentarios:

ANgazu. dijo...


Mucho me temo que la Sociedad occidental se ha especializado en mirarse el ombligo mientras sus dirigentes hablan mucho y hacen poco o nada.

En casos como este, solo nos queda lamentarnos y ponernos el lazito negro. Pero ya os aseguro que ni eso, ni las redes sociales ni los tertulianos de las TVs van a solucionar el problema.

Mis condolencias a familiares y amigos de victimas y heridos.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ante cuestiones de seguridad ciudadana no basta la tolerancia, no bastan los discursos condenatorios, un atentado terrorista -sea por fanáticos reivindicalistas del propio país, sea por terroristas de un país extranjero- hay que ser contundente. Aunque algunos países estemos invadidos por una potencia extranjera, no podemos consentir que el terror amenace nuestra libertad. No se entiende que vengan los romanos a desempedrar las calzadas romanas, ni que los árabes se quieran llevar la alhambra piedra a piedra. Estamos muy bien domesticados porque estamos acostumbrados a que nos pisoteen nuestros derechos, a que nos estallen las bombas de los terroristas y que los terroristas quede libres. No se para qué tantos ejércitos y tantas fábricas de armas, si no podemos defendernos contra estos asesinos, cuando ellos disponen de arsenales para atacar cuando quieren contra quien quieren, indiscriminadamente.