2010/04/19

MEDITACIÓN AL HILO DE LA EXPOSICIÓN DE PINTURA DE RIESTRA

Por el blog de Míner, por el boca a oreja, por noticias de prensa, por reportajes de las televisiones, es imposible que pase desapercibida la exposición de pintura de tu compañero José Luis Riestra.

Intentas ver esas “enérgicas pinceladas que protagonizan la composición y definen un ritmo intenso que conecta los distintos planos de la imagen” y como no entiendes ni papa, solamente puedes decir si te gusta o no te gusta (sí te gusta). Coges el rábano por las hojas o como decía Tagore “cuando el dedo apunta con su dedo a la luna, el tonto mira al dedo”. Lo mismo tú, vas a la exposición de Riestra y cuando ves el cuadro de los raíles zigzagueantes hacia el túnel lo más poético que se te ocurre es escudriñar la firma o pensar que el cuadro se pudo plasmar desde la cabina del maquinista, en donde está prohibido permanecer. Di tú que siempre puede aparecer una buena razón, por ejemplo puede estar inspirada en ese momento fugaz e improbable de que quede un tren averiado en ese punto y el interventor, por ejemplo Riestra, tenga que acudirir a la cabina de atrás a realizar alguna gestión. En este momento, entre billete y billete pudo grabar en su retina los raíles del túnel de la Miranda, que perfilaría posteriormente en su estudio.

Volviendo a la firma, piensas igualmente en las variadas caras ¡y firmas! de la misma persona y cómo esa firma que se estampa en la esquina del cuadro, con trazos firmes, letras perfectamente delimitadas y legibles, es tan diferente de la firma burocrática que se estampa en el parte interno más detallado. En una interpretación grafológica de andar por casa es como si en donde uno se realiza como persona quisiera dejar claramente identificado quién es, mientras que en el trabajo rutinario, la firma lleva otros adornos. En la firma del pintor el trazo vertical de la R marca un corte diáfano como queriendo decir "esto es un muro y a partir de aquí empieza otra pesona, un artista", que proyecta la a final hacia el futuro. Por contraposición si se firma como Luis, Luises hay muchos y quedan envueltos en una burbuja, la burbuja en la que poco se puede hacer para salir de la rutina.

No haces tú una cosa muy diferente. No echas la misma firma al pié de una prosa burocrática que en el libro de firmas de un pésame. Ahí quieres dejar constancia de quién eres, de que estuviste allí. Es la única ocasion en la que estampas una firma legible. Ocasión bien triste, por cierto.
En cualquier caso, con una u otra firma, que no haya arritmias en el la labor pictórica.

6 comentarios:

Karen Dinesen dijo...

¿Cabe hacer una foto desde la cabina...? Algunos pintores las utilizan como modelo...

Al margen de tu afinado estudio grafológico, te aseguro que firmar con el pincel no es lo mismo que con el pilot o el "boli".Ni de lejos!

salud y saludos

Anónimo dijo...

Pues si que estás fino, Albalá, media entrada tocando los didimos con si se puede o no se puede estar en cabina, ya te vale!

Anónimo dijo...

En los Civias no hay excusa, la puerta es transparente.
JMT

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

Acertado comentarios todos.

miner dijo...

Muy interesante el análisis de las firmas. Me gustó

Anónimo dijo...

las firmas de los pintores siempre son bastante claras,para decir de alguna manera, que en ese lienzo va parte de su alma.Saludos