2023/06/01

DE FACEBOOK (Días 27 y 28)

LECTURA DE LA PRENSA. LECTURA DE LA PRENSA, POCA
Lo que haya publicado la prensa, en esta jornada electoral, ya está en la trituradora.
Las noches electorales son alegres para los ganadores, tristes para los derrotados, pero para el espectador o el votante tibio son, sobre todo, las noches de los medios de comunicación, donde y cuando echan el resto intentando convencer de que llevan a los más atinados y prestigiosos comentaristas, de que sus ilustraciones y cuadros son son los más llamativos, que su información es la más ágil y atractiva, capaz de ganar a los otros medios con los que compiten, sean las clásicas televisiones o las ediciones digitales de los periódicos.
Lo que los líderes políticos digan en esas declaraciones arrancadas al calor de los primeros sondeos o de los resultados que se van conociendo, tiene escasa relevancia. Son predecibles las palabras de los ganadores, de los derrotados y de los que está por ver en qué quedan.

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LECTURA DE LA PRENSA. ELECCIONES LOCALES Y AUTONÓMICAS EN CLAVE NACIONAL
Aun estando dentro de sus atribuciones constitucionales, la decisión de adelantar las elecciones generales en base al resultado de las elecciones locales y autonómicas demuestra una falta de consideración hacia la autonomía autonómica (valga la redundancia) y hacia la autonomía local. La falta de consideración no es solo descendente -del presidente del Gobierno hacia los ciudadanos- sino también ascendente -de los electores- por cuanto estos en muchos casos premiaron o castigaron a unos candidatos y a unos programas (sin haberlos leído) no pensando en esos candidatos, sino en Sánchez o en Feijóo, por personalizar el caso en los líderes de los partidos.
Dicho esto, ¿a quién y por qué votaron los ciudadanos? Pues unas veces en clave nacional y otras según la credibilidad del candidato. ¿Se pueden sacar conclusiones generales? No, porque es inconcebible que unos cuantos líderes locales socialistas fueran carismáticos en el año 2019 y dejaran de serlo cuatro años después.
Hay que distinguir las elecciones locales de las autonómicas. En las elecciones locales pesó sobremanera el prestigio o el carisma del candidato que encabeza cada lista. Sin necesidad de señalar con el dedo, simplemente cotejando qué porcentaje de votos obtuvo un partido determinado en las elecciones autonómicas en un municipio determinado y qué porcentaje obtuvo ese mismo partido en las elecciones locales se ve por qué muchos ciudadanos decidieron su voto. No obstante, en las elecciones locales también se registró un voto de castigo al PSOE y a Podemos (aunque no formaran parte del gobierno municipal) más acusado en las grandes ciudades y un premio a Vox por entender que su presencia en los gobiernos municipales supondría un recorte de determinadas partidas presupuestarias consideradas superfluas.
En las elecciones locales la disparidad de porcentaje de votos al mismo partido en diferentes municipios es considerable. Sin embargo, la diferencia es menor en las elecciones autonómicas. Aquí se votó más en clave nacional, uno cree que por dos motivos: 1/ por considerar que el líder territorial (que suele ser el secretario general del partido en la demarcación) forma parte de la estructura jerárquica del partido y se hace copartícipe de premios y castigos (castigos en este caso) 2/ Por considerar que las elecciones autonómicas son poco importantes, ya que el cotarro se decide en Madrid, y es una forma de trasladar el aplauso o el descontento con el poder central. De hecho, comparando los porcentajes de voto de un mismo partido en las diferentes autonomías, las diferencias no son disparatadas entre unos y otros, si exceptuamos las autonomías con partidos regionalistas o nacionalistas (Cantabria, Navarra, Canarias) y el caso de Madrid por la figura de Ayuso, que arrastra al alcalde. Por hablar de números, el porcentaje de votos del PP oscila entre el 31 % (de Asturias si sumamos Foro) y el 42 % (Murcia).
Además de lo anterior, uno se quedó con otra noticia electoral: el despliegue de medios, finalmente innecesario, por si un vocal suplente de una mesa (que tenía una discapacidad auditiva, el vocal, no la mesa) tenía que pasar a titular. Lo único que cabe considerar es que, en reciprocidad por el esfuerzo estatal en posibilitar el ejercicio de la obligación de formar parte de las mesas (aunque en este caso más parece un derecho que una obligación por la trascendencia que pudiera llegar a tener si el Estado no hubiera puesto los medios), que no les tiemble la mano a los poderes públicos a la hora de exigirles todas las responsabilidades posibles a los ciudadanos que se escaquean de sus obligaciones electorales con disculpas de poca monta o sin disculpa alguna.

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