2017/12/20

ARMAR LOS BELENES, Cuento de Navidad

Haría por lo menos seis horas que había anochecido y los últimos trenes dormían en las cocheras, en las respectivas cocheras, pero no todos porque alguno quedaba en la vía general, eso sí, con el freno debidamente asegurado. Siempre se hizo así para no perder tiempo al reanudar el servicio a primera hora de la mañana y por si surgía algún inconveniente en las agujas.

Los caminantes de la noche, que habían partido con sus linternas de Fresneo, de Llanos, de La Romía, de Naveo, de la Muela, de Güelles, de Parana, se iban acercando, con sus mochilas de peso y tamaños dispares a la espalda, a la estación de Puente de los Fierros, que lucía –es un decir- exiguos puntos de luz.

El tren de la vía general subió el pantógrafo, se oyó un chasquido y el cielo se iluminó de unas ráfagas azulinas y metalizadas. No tardaron el abrirse las puertas, y los caminantes –quizá peregrinos- se fueron acomodando en los asientos, embozados en sus prendas de abrigo porque la calefacción tardaba en surtir efecto.

En sus mochilas cargaban con distintas piezas y adornos –cada uno a su leal saber y entender porque nadie había distribuido el trabajo - para armar un belén en un punto que no les habían revelado.

Contra las últimas costumbres, y a riesgo de despertar a alguno de los pocos pobladores –tan habituados en otros tiempos a los ruidos ferroviarios- el tren pitó y después de un tiempo prudencial, por si algún despistado permanecía en los andenes,  inició la marcha hacia La Frecha, donde subieron los de Malveo, Casorvía, Renueva, Eros, Erías, Bendueños, de similar guisa que los que partieron de Fierros.

El tren siguió avanzando y en todas las paradas se repetía el mismo ceremonial.

Hablábamos antes de las respectivas cocheras porque en la estación de Laviana se estaba viviendo una experiencia paralela, solo que aquí los caminantes venían de Soto de Agues, de Villoria, de Llorío, pero el atuendo, similar. Al paso por  Barredos, Blimea, La Felguera,… el tren se fue llenando, claro que era algo más pequeño. La luna llena permitía distinguir su chapeado azul y amarillo.

Tampoco los que subieron más tarde en Tuilla o en Carbayín conocían el destino final del tren porque en el Berrón podía pasar cualquier cosa. La misma duda asaltó a los del tren grande ¿En Villabona tirarían para la izquierda o para la derecha? Quizá ni los maquinistas lo sabían porque también esos protagonistas ignoraban su destino.

Pasajeros de uno y otro tren preguntaban a los compañeros de viaje qué llevaban en sus mochilas. Los del tren grande, unos dijeron que pastores, otros que más pastores de todas las razas y tamaños, y también pastorcillas, y las correspondientes ovejas y corderos y cabritinos. Hubo quien colaboró con un portal, vacío –precisó- pero con ángel y un arbolín al que encaramarse. Tampoco faltó un pozo y abundante papel de plata para el río. Estaban comenzando a manifestar su preocupación por alguna falta esencial cuando alguien abrió su saco y mostró los tres reyes. ¡Uf, un alivio!  ¡A ver si con tanta improvisación faltaban los magos!

Pasando Oviedo, la calefacción comenzó a tirar en condiciones y el sopor se adueñó de los viajeros antes de llegar a Villabona. Solo el maquinista permanecía despierto y atento, y solo él pudo ver hacia donde estaba hecha la aguja.

La escena se repetía en el tren pequeño. Al pasar por Valdesoto y Bendición los misteriosos viajeros mostraban sus piezas. Hubo quien aportó una ganadería completa –incluidos una mula y un buey- o una piara o el imprescindible musgo (eso lo puso uno de Villoria). No todos enseñaron sus cartas, o sea sus piezas, así que los noctámbulos no mostraron su preocupación porque estaban seguros de que en otras mochilas habría más variedad. Con esa tranquilidad, antes de llegar a El Berrón  se durmieron todos –menos el maquinista, claro- mientras el tren seguía su camino.

Cuando despertaron los viajeros de los dos trenes, ya tendría que ser de día a juzgar por la hora. Los trenes habían llegado a la estación de destino, se apagaron las luces y  quedaron en paralelo separados por un andén común. Los viajeros fueron despertando con los avisos de la megafonía:

-         Señores pasajeros, han llegado a su destino, vayan colocando el Belén, pero rápido, que está llegando la Navidad.

Era un túnel desconocido para todos y ni rastro quedaba de los maquinistas para preguntarles qué estación era aquella.

Las brigadas provenientes de las cuencas del Nalón y del Caudal fueron derramando las figuras en lugares próximos pero sin mezclarse y todos se miraban de reojo.

Los del Nalón ya lo habían sacado todo: el montón de pastores, la abundante ganadería, el portal –que seguía vacío-, los Tres Reyes, pero los nervios empezaron a dispararse y alguna palabra  alta se oyó –y más alta sería si no fuera Navidad- porque no había rastro de los protagonistas del portal.

También los del Caudal habían vaciado sus mochilas y echaban en falta los Reyes, pero fisgaron en el otro nacimiento y los del tren azul y amarillo sí se habían acordado. Unos y otros pensaron en realizar algún trueque si había piezas duplicadas, pero no se decidían a tomar la iniciativa.. La empresa estaba a punto de fracasar porque nadie se había acordado de San José, de la Virgen y del Niño, pero faltaba una mochila por abrir, de uno de Parana.

-         ¿Quién diba traelos si nun ye unu de Parana, que pa eso tuvimos un Obispo?

Era absurdo mantener dos belenes incompletos y no fue difícil armar un único belén con las piezas descargadas de uno y otro tren, el de vía ancha y el de vía estrecha.

Se respiraba mucha humedad en el túnel. El Niño tendría frío si fuera de carne y hueso, de ahí que un alma caritativa dejara caer algo a través del tubo vertical de ventilación: una bufanda rojiblanca del Sporting de Gijón. Sin saberlo acaban de inaugurar el ansiado Metrotrén.

Lo que faltó al nacimiento fue el caganer porque todos habían escapado para Bélgica.

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Oviedo, 20 de diciembre de 2017
Luis Simón Albalá Álvarez






8 comentarios:

Anónimo dijo...

Armar un belén es una frase hecha. El autor se pasea por la geografía ferroviaria y parece que critica la mala organización de la empresa de trenes y de la mal gestión política. La Navidad, como tradición religiosa se ha perdido, los que la mantienen viva son los grandes almacenes, que nos suministran Navidad en cada compra. Las comidas de empresa no dejan de ser meras reuniones de compañeros, porque la empresa no contribuye con un detalle a sus empleados. Antes la empresa premiaba con la 'Zanahoria' a ciertas categoría de empleados. Ahora, según el cargo que ostentes, puedes disfrutar de una 'zanahoria', de unas botellas de vinos, de un jamón, de unos regalos en 'B' para agradecer otros favores. Si tú no tienes un padrino que te haya colocado en un puesto estratégico, no tendrás tu discreto regalo. Y muchas veces el mejor regalo es el cargo con que premian a algunos que no tienen la formación adecuada para asumir responsabilidades. ¿A qué se debe el enorme déficit que acarrea la empresa pública ferroviaria? ¿Cuántos trenes se suspenden diariamente, cuántos servicios hay que hacer con taxi, cuántos autobuses transportan a los clientes de Renfe? Da igual el déficit, siempre paga el contribuyente y siempre gana el beneficiado con un cargo, sea de técnico, sea de jefe, sea de directivo... para no asumir responsabilidades cuando las cosas van mal, como los políticos. Incluso han saltado a las noticias empleados de Renfe que tienen sus empresas privadas que se llevan las contratas de Renfe, en la más absoluta clandestinidad. ¿O son cuentos y no precisamente por la Navidad?

Anónimo dijo...

Llegamos en el tren de la vida a la estación de la realidad. Ahora el belén está en las elecciones catalanas. El Caganer y el Caga Tió serán los que decidan el futuro de todos los catalanes. Se nos pueden contar todos los cuentos como si fuesen nanas. A ver como se desarrolla la república catalana y luego la república valenciana y luego la gallega y luego la aragonesa y al final la extremeña. ¿España será republicana? ¿Jugará el Barça la Copa del Rey cuando esté instaurada su república? Vaya vodevil!. Cuentos, cuentos, cuent, cuen

Alberto Coe dijo...

¡Se armó un belen ! ...Dicha epresión alude a siempre a algún suceso social donde impera el caos ,el barullo...es curioso ,porque las postales navideñas inspiran a quien las observa sentimientos de paz ,simpatía y "buenas vibraciones"(que diría un coach) . Así tambien ,como cada año por estas fechas ,el cuento de Navidad que nos regala Luis trae un mensaje que dice que el mundo va siempre a mejor: que el sporting está de momento muy comodo en "segunda" y el ferrocarril en España es de "primera". O era al revés?
FELICES PASCUAS.

Anónimo dijo...

Te felicito Sipi-luchi, aparte de por tu facilidad para contar cuentos, por esa costumbre que existe en estas latitudes de desearse una Feliz Noche de Paz en compañía de tus seres más queridos, creas o no en el misterio. Una noche buena es tan buena en junio como en diciembre, pero en junio las noches son mas cortas y los días más largos, pero igualmente se puede disfrutar de una buena compañía y de una buena mesa.

Anónimo dijo...

Si has jugado ala lotería y te ha tocado, no olvides contribuir para que los políticos puedan seguir viviendo del papo, que en Asturias la tasa de contribución es bastante alta.

Anónimo dijo...

No has pensado en que esto del nacimiento del Hijo de Dios de una Virgen es un cuento para favorecer el proselitismo de una tendencia religiosa. Los buenos al cielo, los malos al infierno. ¿Es posible que la iglesia católica, apostólica y romana se apropiase de los ritos paganos para incorporarlos a sus creencias religiosas? El adorno de los árboles de navidad, Papá Noël, Sta. Claus, estrellas de oriente, renos, reyes magos conviven todos juntos y en la misma casa amalgamando ritos paganos con Xtianos. En fin, dejamos el folclore y la herejía y aceptamos de buen grado los días de fiesta, comemos copiosamente y trasnochamos, como lo hacemos el día de fin de año. ¿Es la biblia un libro de revelación de Historia sagrada, o es una obra de Literatura universal de numerosos autores. Este año no he oído ni un sólo villancico, ni en los centros comerciales, pero la gente sigue comprando el besugo, el cordero, los langostinos, el turrón. Me da tristeza que se pierdan los bailes regionales, los cantos, las recetas gastronómicas y en general todas las costumbres en las que se apoya nuestra cultura, difuminadas hoy con todas las mitificaciones foráneas de la cultura norteamericana. Al final aceptamos todas las fiestas, vengan de donde vengan, se llame halloween, o con cualquier otro nombre. Pronto incorporaremos a nuestras costumbres los ritos de la cultura china y festejaremos el año del gato, o el año del dragón. Muchas felicidades.

Anónimo dijo...

¿No hay un cuento para reyes magos? Pues sería bonito saber cómo sus majestades acercan los regalos por ferrocarril a los niños. Aquí no hay camellos ni en el zoo, que tampoco hay zoo y en cambio sí hay tren hasta casi todos los grandes pueblos de nuestra geografía. Las estaciones podrían ser esos lugares de entrega, donde los vagones de sus majestades entreguen a los niños sus ilusiones materializadas en... Las cartas a los reyes antes viajaban en el vagón de correos, ahora se enviarán por mail. Podemos seguir alimentando la imaginación de nuestros hijos hasta que dejen de vivir de la sopa boba y en este propósito de seguir ocultándoles la verdad de la vida: muchos/as no saben cómo se hacen los hijos, creen que los trae la cigüeña y cuando la chica queda embarazada no se los explican, creen que fue por obra y gracia del espíritu santo en forma de...

Anónimo dijo...

Esta es la noche más esperada por muchos esperando a los reyes magos. Muchos no creen en el Nacimiento, no creen en Jesucristo, no creen en Dios ni en su Iglesia, pero mantienen vivo el rito de los Reyes Magos, y también el de San Nicolás, y el de San Valentín, por el día de los enamorados... Los comercios lo celebran haciendo caja. Fomentamos una sociedad hipócrita, llevamos a los hijos a colegios de religiosos sin interesarnos una mierda la religión, y luego los llevamos a hacer la primera comunión y lo celebramos como si fuese una boda, de la boda religiosa ni digo nada y en el funeral, una misa para que Dios acoja el alma de nuestro querido progenitor. Hacienda no necesita tantos cuentos para sacarnos nuestro dinero por múltiples conceptos sin hacernos ningún juego de magia.