2016/05/13

EL MAILING ELECTORAL

Es curioso cómo se forman las opiniones antes los nuevos problemas. O viejos, pero mientras están dormidos nadie repara en ellos hasta que alguien los menea y empiezan a oler. Ahora que se avecina una nueva campaña electoral los simpatizantes de cada partido tocan a rebato, algunos con más ruido que otros. Nunca te habías parado a pensar en el gasto de las campañas, más allá de los lugares comunes en los que coincides con todo el mundo: que se gasta demasiado en anuncios en televisión, en vallas, en papeletas, en mítines.

Vuelves al principio. Ante un nuevo problema, caben dos situaciones: a) la radicalmente democrática sería montar asambleas de militantes y simpatizantes, preguntar y votar ¿en qué propaganda gastamos el remanente para campañas? lo que salga lo asume el partido; b) el partido decide, y el simpatizante, sin pensar, lo asume porque para eso simpatiza o milita en el partido.

El ruido en las redes estos días está en contra del mailing. ¿Cómo habrán llegado a esa conclusión? Un veterano factor de circulación de Soto de Rey, curtido en las estepas rusas, contaba que primero se disparaba y luego se apuntaba.

Tal cual.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Las técnicas publicitarias son muy viejas y están muy depuradas. Hay que promocionarse, hay que venderse, hay que dar imagen, nadie se lee los programas. El dinero delas campañas puede ir a ciertos profesionales, unos imprimen las papeletas, otros transportan las urnas, otros hacen otras cosas. Luego, los dirigentes, pueden recibir sobres, el gasto del mailing es lo de menos. En las campañas se debe mentir y desacreditar al adversario, o rival, todo es lícito políticamente para llegar al poder. Javier Fernández llegó a la política activa a los 43 años, apadrinado por Villa y desde una aparente falta de ambición por el poder. Es decir, Javier Fernández es el pelele, la marioneta y Villa quien maneja los hilos. ¿A cuántos alcaldes ha apadrinado Villa? ¿Cuántos altos cargos en empresas públicas están apadrinados por Villa? ¿quién manda entonces? ¿Democracia?

ANgazu dijo...

El perfil del usuario de las redes sociales no es el del votante que prefiere el mailing y llevar la papeleta desde su casa para no perderse en el montón del colegio electoral y poder ir a votar sin las gafas de leer.

Cada uno protege sus intereses y nadie los de todos.
País.


Saludos.

Anónimo dijo...

Me sorpende que los partidos políticos tengan mis datos y me buzoneen. No se si saben tanto de mí como Hacienda. En cualquier otro momento me ignoran. Para hacer cualquier gestión siempre me piden más datos. Tengo el buzón de correos lleno de propaganda todos los días, a pesar de haber un buzón en el soportal, antes de cruzar la puerta, para que vaya a comprar a determinadas tiendas, para que vaya de viaje con determinadas agencias, para que consuma pizza de determinadas marcas. Toda termina en el fondo del cubo de la basura. Siempre he creído que ese dinero que se gastan estos empresarios se podían permitir dar mejor servicio, si no bajar el precio de los productos y servicios. La propaganda de 'Colgate' hizo que se disparase el consumo de dentífricos también de otros fabricantes y la propaganda de 'Rexona' hizo que se disparase el consumo de desodorantes de otras marcas. Mejoró mucho el cuidado de la boca y el olor corporal pero tenemos miles de marcas de 'similares' en el mercado. Con los fanatismos no pasa lo mismo: el que es merengue está muy orgulloso aunque el Madrid no gane la copa, así como el que es culé está muy orgulloso a pesar de la política que se gastan en el país catalá. El votante de Podemos se sentirá muy orgulloso y no le dará cosa elegir su papeleta en el colegio electoral y si quiere, tiene cabinas para proteger su privacidad. Creo que con estos gasto de propaganda no corre sólo el partido, sino también reciben subvención del Estado en función de ciertos baremos, pero creo que es un dinero que vendría muy bien para fines sociales, más que para los bolsillos particulares.

Anónimo dijo...

Oíga, no se podría emplear ese dinero que se gastan en los mailing en terminar la variante del Payares, que se encuentra entre las tres obras con más sobrecostes de España y entre las cinco de la Unión Europea. Los ministros socialistas José Blanco y Magdalena Álvarez, así como la actual ministra en funciones del PP, Ana Pastor, son corresponsables por continuar la obra sin realizar las modificaciones necesarias y sin decirles la verdad a los asturianos. Es una obra necesaria para la vertebración del territorio, pero la han convertido en una chapuza.