2015/10/27

PERSONAJES DE LOS BAÑOS PÚBLICOS

Embutido en sus pantalones blancos, que tiran a ajustados, pasa largos ratos en la estación central sin moverse demasiado de una zona acotada, muy próxima a los servicios públicos. Muchas veces permanece estático mirando la pantalla verdosa que anuncia puntualmente la hora de salida de los trenes y la vía de estacionamiento. Crees que tendrá ya los horarios en la cabeza, salvo que esta habite realmente en otro sitio. Pensándolo bien, su edad será parecida a la tuya, aunque a bote pronto te parezca algo mayor porque tiendes a ser benevolente con la edad propia y la de los tuyos. Un cabello pobremente engominado corona su tez morena, surcada por profundas arrugas que mantienen vivo el recuerdo de las viruelas.

¿Quién será ese personaje? Nada mejor que preguntar a esa limpiadora de confianza, que todo controla.    

Al leer la ración diaria de Vargas Llosa, El sueño del celta, te acuerdas del personaje de los pantalones blancos.


Esa tarde, volvió a los baños públicos. Tuvo mejor suerte que el día anterior. Un moreno forzudo y risueño, al que había visto levantando pesas en la sala de ejercicios, le sonrió. Cogiéndolo del brazo, lo llevó a una salita donde vendían bebidas. Mientras tomaban un jugo de piña y plátano y le decía su nombre, Stanley Weeks, se acercaba mucho a él, hasta rozar una de sus piernas con la suya. Luego, con una sonrisita llena de intenciones, lo llevó siempre del brazo a un pequeño camarín, cuya puerta cerró con pestillo apenas entraron. Se besaron, se mordisquearon las orejas y el cuello, mientras se quitaban los pantalones. Roger observó, ahogándose de deseo, el falo negrísimo de Stanley y el glande rojizo y húmedo, engordando bajo sus ojos. «Dos libras y me lo chupas», lo oyó decir. «Después, te enculo.» Asintió, arrodillándose. Más tarde, en su cuarto de hotel, escribió en su diario: «Baños públicos. Stanley Weeks: atleta, joven, 27 años. Enorme, durísimo, 9 pulgadas por lo menos. Besos, mordiscos, penetración con grito. Dos pounds».

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios! qué pornográfico!!!.

Anónimo dijo...

Al principio pensaba que lo estabas viendo tu en la estación de Oviedo, siembpre solía haber "mirones" en esos sitios..

Anónimo dijo...

Espresándolo así, me pones