2014/10/08

LAS ACTIVIDADES RECREATIVAS

Hace unos días leas la noticia de la denuncia de una madre contra la Casa de Cultura de Mieres por no admitir la matricula de su hija, que padece una enfermedad rara, en un curso de teatro.

Lo primero que pensaste es ¿pero cómo la van a admitir? ¿qué papel puede representar? Al día siguiente se publicó que Andrés Presumido, un notable director teatral, abría las puertas de su compañía, Mierescena, a Rosana.

Te lleva todo ello a reflexionar una vez más sobre el contradictorio significado que para cada uno tienen las actividades recreativas, deportivas o culturales.

Cuando uno se apunta a una actividad en principio se entiende que es porque, además de gustarle (a veces tampoco) se cree con cierta predisposición para la actividad: en el caso de un coro puede ser una voz no desastrosa o un oído al menos mediocre (conoces ejemplos de lo contrario); en un deporte una destreza, una puntería y algo de resistencia física; en un taller de pintura, un poco de pulso y algo de vista. Esa es la óptica del alumno. Sin embargo, la visión del director o coordinador puede ser otra: además de la participación en sí, el jefe del grupo normalmente impulsa hacia la competición, la presentación en certámenes, la obtención de premios. En este punto cabe que surjan discrepancias entre lo que uno y otro pretenden (unos integrarse, pasar el rato, curarse; otros el galardón).

Sin pensar en Demóstenes, el orador tartamudo, conoces el caso de algún antiguo compañero que, pese a que la polio le dejó una pierna notablemente más corta que la otra, además de otras limitaciones, ejercía de portero de fútbol con pasmoso acierto. También te viene a la mente el paradójico caso del deporte paralímpico que, siendo un ejemplo de integración, no escatima la lucha por las medallas. No sabes muy bien qué criterio de selección se sigue en este caso.

Indudablemente Andrés Presumido se mostró hábil o generoso o justo, o todo a la vez. Su posición en la cúspide de su organización y su conocimiento de las tablas, le permiten buscar el papel más adecuado para Rosana o incluso crear o adaptar uno existente a sus características. Es importante que los líderes abran sendas no imaginadas a quienes no vemos más allá de nuestras narices.


Como actividad recreativa nada mejor que el teatro que permite re-crear situaciones, recrearse los actores, recrearse el público y re-creer y re-crecer todos.  Chapó.

(Cuelgas aquí, traída por los pelos, una foto tuya de actor; sentada la inolvidable Camino, que en paz descanse) 

2 comentarios:

Óscar Ronda dijo...

Claro que si! Hay que intentar que cualquiera pueda hacer lo que se proponga! Este año, en Villaquilambre, hemos iniciado la actividad con un grupo de teatro con mayores de 65 años. Muy buen ejercicio para su memoria y para ocupar 2 horas de 3 sus tardes a la semana, que en vez de estar en el parque viendo pasar a gente con sus perros o niños en patinete, estarán compartiendo aventuras, enseñanzas y vivencias que quizás hayan tenido de jóvenes, o que incluso no pudieron tener por ser de la posguerra... ;)

La_Nenina dijo...

Completamente de acuerdo con ambos.