2013/09/28

LA SUERTE ESTÁ ECHADA

Como casi todos los sábados por la mañana te acercas hasta el Fontán, esta vez con temor, por si se había ejecutado la orden de retirar las últimas mesas que desde hace lustros permanecen bajo los soportales de la plaza porticada para disfrute de maniáticos (sin despreciar el lucro empresarial).

No las retiraron, quedará algún trámite procesal. Cuando deseas suerte a Ramón contesta que la suerte está echada.

No obstante, tus mesas preferidas están ocupadas así que te ubicas en el interior de la plaza. Como la lluvia, en el peor de los casos, amenaza solamente fina y no chaparrón, se puede permanecer bajo un entoldado mientras lees La Nueva España y despachas el pincho de picadillo, que tarda un poco, “porque lo bajan de la cocina para que esté reciente”. Así es, aunque lo del pincho es cuestión de principios (llámese mejor manías) y comerías sin rechistar aunque fuera carne de perro recalentada, siempre que no te lo dijeran.

Lees la magnífica viñeta sobre Quico, el ex alcalde de Cudillero, las escabrosas noticias sobre la muerte de la chinita adoptada, el copago de los fármacos hospitalarios a enfermos crónicos (te sorprende: a enfermos crónicos no ingresados, esta noche te verás, no a solas, con una enfermera del hospital y podrás aclarar qué casos son esos), a Messi jaleado por los suyos a la puerta de los juzgados pese a su comportamiento fiscal.

A estas horas ya se había sentado tu mujer a la mesa cuando veis a un antiguo compañero suyo y concretáis una cita pendiente desde hace años. Será en Salas el próximo sábado.

Todavía te espera otra muy agradable sorpresa para ti pero no tanto para él porque estaba casi seguro de encontrarte allí, tu primo Víctor, de Villa Obispo, León, con quien habláis un rato de la familia y de aquella guapísima Marga de Carrizal de Almanza (mejorando lo presente, apuntilla tu señora: por supuesto, mejorando lo presente), con quienes coincidisteis hace un tiempo callejeando por Oviedo cuando vino, como ahora, en viaje de trabajo como responsable de Zara. Repasando en este blog, que hace las veces de diario, fue a mediados de febrero del año pasado.

Te encuentras todavía con otra compañera de tu mujer, ubicada en un ala astur, que tiene una hija de veinte años, excelente estudiante hasta hace dos cuando se enamoró, y desde entonces están todos de cabeza.

Antes de marchar pasas por tu zona preferida, hoy ocupada, y ves allí a Ramón, otro Ramón, abogado en este caso, mas al tanto de los entresijos del pleito y para él la suerte todavía no está echada. Queda mucho todavía. A ver.

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