2012/07/09

MATAR

MATAR

Quedó dicho entradas atrás que el título de TU ROSTRO MAÑANA venía a cuento de un cierto ejercicio de prospectiva, de adivinación del futuro; no sólo cómo va a ser el rostro de uno mañana, sino el comportamiento en general. En un punto determinado, analiza incluso quién del círculo de cada uno sería capaz de matar. Realiza Javier Marías aquí un doble ejercicio porque dedica unas líneas a cada personaje de la novela valorando quién no llegará nunca a matar y quién sí según circunstancias. El otro ejercicio lo dedica a analizar a las personas reales de su familia y otras del entorno familiar ficticio creado para la novela.

Nunca te paraste a pensar en esa tesitura radical, pero sí en otras circunstancias y en pequeños círculos te dedicaste a especular en petit comité tratando de adivinar decisiones trascendentes para el futuro. Recuerdas, por ejemplo, cómo cuando con dieciséis años estabas en el Seminario y se acercaba la fecha límite en la que había que decidir si el curso venidero te decantabas por los estudios filosóficos y teológicos, o bien se colgaban los hábitos. Desde luego, era una preocupación fundamental y decisiva, y en los corrillos que se formaban en las habitaciones se especulaba sobre quién seguía y quién no.

No muchos años más tarde, con tus amigos de León también entreteníais el tiempo valorando al personal según las dotes de idealismo de cada uno. A veces no se traspasaban las líneas del cotilleo.  

La lectura de los libros, al rescate de la memoria.

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