2009/12/22

TOROS, ARTE, ÉTICA Y NACIONALISMO

Para rellenar dos minutos mientras sales a la calle, abres al azar las CARTAS MARRUECAS de Cadalso (1741-1782), y coincides en la carta LXXII

“Hoy he asistido por mañana y tarde a una diversión propiamente nacional de los españoles, que es lo que ellos llaman fiesta o corrida de toros. Ha sido este día asunto de tanta especulación para mí, y tanto el tropel de ideas que me asaltaron a un tiempo, que no sé por cuál empezar a hacerte la relación de ellas. Nuño aumenta más mi confusión sobre este particular, asegurándome que no hay un autor extranjero que hable de este espectáculo, que no llame bárbara a la nación que aún se complace en asistir a él. Cuando esté mi mente más en su equilibrio, sin la agitación que ahora experimento, te escribiré largamente sobre este asunto; sólo te diré que ya no me parecen extrañas las mortandades que sus historias dicen de abuelos nuestros en la batalla de Clavijo, Salado, Navas y otras, si las excitaron hombres ajenos de todo el lujo moderno, austeros en sus costumbres, y que pagan dinero por ver derramar sangre, teniendo esto por diversión dignísima de los primeros nobles. Esta especie de barbaridad los hacía sin duda feroces, pues desde niños se divertían con lo que suelen causar desmayos a hombres de mucho valor la primera vez que asisten a este espectáculo.”

Hay escritores, pintores, pensadores, artistas, que son capaces de sustraerse al entorno y ver más allá de sus narices. Cadalso está entre ellos. Lo normal en cualquiera es aquietarse a las costumbres y asumirlas como norma sin cuestionarse su racionalidad interna, su lógica, a veces ni siquiera su utilidad. En su siglo XVIII su voz habrá sido discordante.

No muy lejanos en el tiempo son los grabados de Goya sobre el toreo, que pasan por obras maestras. Técnicamente puede ser compatible la belleza de una obra artística que refleje un acto repugnante. En teoría la sede central de la mafia, si existiera, podía ser obra de un arquitecto de relumbrón y ganar el premio Nobel oficioso de Arquitectura. Cabe en pura teoría concebir un poema magnifico que glose las glorias de un dictador. También hay quien adivinará algún gramo de belleza en un crimen. Hay quien ve arte en las películas de sangre y gritos.

Cabe pensar también que el Parlamento catalán apruebe una norma contra los toros y ante ella los no nacionalistas tendemos a pensar en caliente “pues si los catalanes prohíben la fiesta, a partir de ahora estoy con los toros”.

Alguna mente cerril se apuntará a ese bando.

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