De las inundaciones ya dijo uno todo lo que tenía que decir, de momento, así que pasamos página y repasamos las páginas de algunos periódicos.
Tenía uno interés hoy por dos conferencias anunciadas en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), una para las 18:30 y otra para las 19:00. En principio era creíble que la primera pudiera durar treinta minutos porque se trataba de una conferencia introductoria a unas jornadas. Lo cierto es que la interesantísima charla del historiador Moradiellos se prolongó hasta más allá de las 20 horas, y lo de la toponimia pasó a mejor vida. Espera uno que los programadores del RIDEA no se atrevan a criticar la programación de los horarios de los ferrocarriles.
En los programas y en las tripas del ordenador del teléfono móvil del fiscal general del Estado entra a saco la Guardia Civil por orden de un juez del Tribunal Supremo. Gráficamente señala El Mundo “García Ortiz abre en canal al Estado y lleva al límite a la Fiscalía”. En esta controversia, que veremos en qué termina, uno solamente tiene que decir que los poderes del Estado (y ahora piensa en la fiscalía) tienen que alcanzar los fines previstos respetando la legalidad. Los delincuentes (vamos a pensar que el novio de Ayuso lo es, porque admitió delitos) pueden utilizar cualquier artimaña, pero los poderes públicos están obligados a jugar limpio, aunque estén en inferioridad de condiciones a corto plazo.
Otro que está siempre al límite es Jorge el de Ilegales, que anuncia videoclip y nuevo álbum. ¡Mira qué buena ocasión para que uno cuelgue aquí la peculiar felicitación que el histriónico Jorge mandó a Serrat por su galardón asturiano! Jorge ye así, o asina. https://x.com/IlegalesRock/status/1849352345349497010...
Uno está entre los 600 millones de personas que en el mundo hablan español (uno tiende a decir castellano, pero en este caso pone ‘español’ porque así lo indica el dato del Instituto Cervantes). La noticia es que otro informe con algún criterio distinto rebaja la cifra a 591 millones. La diferencia, en términos relativos, es escasa. No sería ni noticia. Se trata de una diferencia de un 1,5 %. Si se computaran los hablantes que en el mundo parlan asturiano, ¿cuántos saldrían con un criterio A o con un criterio B? Es posible que para unos lo hablen un millón de personas, y para otros, dos mil quinientos. Está claro el porqué: cuando se habla de castellano o español uno sabe a qué se refiere, pero cuando se habla del asturiano o bable, los contornos están dibujados con la técnica del sfumato. Sigue dándole uno vueltas a esto del asturiano. Continúa el suspense.
Ojalá la noticia de que Hezbolá rebaja su dialéctica y aboga por alcanzar un acuerdo con Israel, después del tiempo de suspense que haga falta, cristalice en una paz duradera.
En suspense sigue uno pensando qué estrategia de defensa seguirá Íñigo Errejón para defenderse (legítimamente) de las acusaciones formuladas contra él e indiciariamente reconocidas. ¿Reconocerá su culpa como un corderín? ¿Alegará, como suele ocurrir con los agresores sexuales, que las relaciones, o lo que hubiere, fueron consentidas? ¿Lo dejará todo en manos (lavándose las suyas) de un (perverso) abogado, ¡y ya se sabe cómo son los abogados!? Está uno realmente intrigado. Tan estudioso Errejón de la dialéctica hegeliana y de la terminología marxista, uno espera que de resultas de ese pleito salga un avance aplicando la tesis, la antítesis y la síntesis. La tesis sería el viejo derecho que reconocía la presunción de inocencia a todos los acusados de un delito, incluidos los que atentan contra la libertad sexual. La antítesis sería la atmósfera creada alrededor del “solo sí es sí”, abreviando, algo así como la presunción de culpabilidad del agresor, o al menos, la aplicación de la inversión de la carga de la prueba, es decir, que no tiene que probar el delito quien acusa, sino que tiene que probar su inocencia el que se defiende (del delito, no de la agresión). La síntesis sería una nueva tesis, a saber, una teoría más equilibrada que promedie entre las tesis iniciales y las exageradas antítesis.
En este entretenido juicio de Errejón no se hablará seguramente de tesis, antítesis y síntesis, pero sí de los usos y abusos del anonimato. Ya está saliendo esto muy largo, pero uno se fijó hoy en dos noticias de El País, una se refiere al atractivo de relatar la violencia sexual en las redes en lugar de denunciar, lo que responde a distintas necesidades de las víctimas. En otro orden de cosas, Alex Grijelmo llama la atención contra los abusos del anonimato, aunque no se refiere en exclusiva al caso Errejón. Por cierto, que tratando de ilustrarse para otra noticia de la que iba a hablar dentro de unas líneas (que se suspende, como la segunda conferencia de hoy, por el exceso de longitud de lo visto hasta ahora) visitó uno el gabinete de prensa de la Guardia Civil y se encontró con la posibilidad de presentar denuncias anónimas. ¿Por qué, entonces, crear un anónimo o una identidad ficticia en las redes, y no utilizar ese canal de la Guardia Civil? ¿Por desconfianza? ¿Porque no les resultará difícil saber quién soy? Seguramente. https://www.guardiacivil.es/es/colaboracion/index.html
No sabe uno si son anónimos o tienen nombre y apellidos los homenajeados de una noticia/anuncio que uno encuentre en el ABC, y son “los actos conmemorativos del 88 aniversario del gran holocausto de Paracuellos de Jarama. Caídos por Dios y por España ¡Presentes!”. Varias misas incluidas, claro. No se refirió expresamente a ellos el historiador Moradiellos en su conferencia, pero sí habló del nacionalcatolicismo, como un rasgo diferenciador del régimen franquista, en relación con otras dictaduras fascistas.
Sobre lo que se sabe y no se dice, un interesante artículo en El País de Eva Güimil. Uno destacó con una elipse la moraleja, pero todo el merece una lectura.
En otro orden de cosas, encuentra uno una idea interesante en El Comercio, concretamente un artículo de Francisco de Borja, profesor de Filosofía, en un artículo titulado “Defensa de la burocracia”. Suele creerse, con razón, que cuando se habla de calidad, se habla de burocracia, y es cierto, pero advierte sobre un aspecto a considerar y es que no se puede traslocar (sic) la calidad en formalismos, y no hay que confundir calidad con objetividad. Señala cómo los protocolos y los formalismos pueden aumentar la objetividad, pero no la calidad. Para reflexionar.
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LECTURA DE LA PRENSA. CONTRADECIRSE
Contra lo medio prometido y medio pensado, vuelve uno a hablar de la DANA caída sobre España. Sobre España, dice uno, pese a que la prensa nacional concreta y se refiere a Valencia o al Mediterráneo. Sobre España cayó la DANA si se lee la prensa internacional. Sobre España cayó la DANA de la controversia política también, pero posterga uno esto, para fijarse en otras noticias, inconexas entre sí, que le llamaron a uno la atención al leer la prensa del día.
Es el día de Todos los Santos y de visitar cementerios. Se hizo lo propio. Como uno echó una ojeada a primera hora a El Comercio, se fijó en una columna firmada por la escritora, periodista y socióloga Verónica García-Peña, que se refiere a los tocones y babosos, si es que no son lo mismo a juzgar por el artículo. En el cementerio hay tiempo para corrillos y saludos y uno se fijó en los tocones, pero también en las toconas. Como uno no conoce a todo el mundo, en ocasiones tuvo que preguntar a la legítima: “Oye, ¿aquella de verde tiene algo con el de la camisa de cuadros?” “Sí, son primos”. “Es que le tocó”. Ah, bueno, entonces es legítimo el toque. Pendiente de posibles tocones, toconas, babosos y babosas, no se percató uno de qué trataron las lecturas.
Hablando de tocar, toca una noticia referente a los Estados Unidos pero seguramente trasladable a nuestro caso, de que quienes crecieron con las restricciones de azúcar de la Segunda Guerra Mundial tuvieron menos diabetes y menos hipertensión. Titula gráficamente: Los niños del racionamiento fueron adultos más sanos.
Otra noticia curiosa la encuentra uno en la prensa económica, que se refiere al boom de los trasteros: ¿solución o parche a la falta de espacio en casa? Un trastero es un anexo muy necesario, pero algunas viviendas no cuentan con él. Es posible que, si las características de la vivienda, en los demás aspectos, se ajustan a las pretensiones del comprador, se obvie la falta de trastero, pero es un elemento que debería ser obligatorio y las autoridades competentes en la materia debería regularlo en ese sentido. Hay otros elementos innegociables que decide el constructor, y el comprador no tiene más remedio que tomarlo o dejarlo. Además del trastero, una regulación de las características de los espacios comunes es imprescindible porque cuando vas a comprar no puedes negociar que en el rellano de los pisos se indique en qué piso está el ascensor (si hay dos) para llamar al más próximo. O la obligatoriedad de que sean exteriores al menos la mitad de los huecos de las viviendas.
Pasmado se queda uno ante la noticia publicada en ABC que indica que se cobran hasta cincuenta euros a los acompañantes por dormir en la butaca de algún hospital público catalán. Concreta que en Hospital Clínic pasar la noche en un sillón articulado cuesta cincuenta y cuatro euros y el Espíritu Santo cobra cincuenta euros por cama.
Curiosa apreciación la de La Vanguardia en relación con las elecciones en USA. Dice que si las mujeres mienten, ganará Harris, y concreta que muchas estadounidenses ocultan su intención de voto al marido trumpista, lo que genera sondeos equívocos.
A esas elecciones se refiere, uno cree que equívocamente desde el punto de vista gramatical, la portada de El País cuando afirma tal que esto: “El discurso contra la inmigración de Trump permea a los demócratas”. Permear es un verbo transitivo cuando se refiere a líquidos, e intransitivo cundo habla de ideas, aunque sean ideas líquidas. Pero dejando de lado esa tontería lingüística, la redacción está más clara en las páginas interiores: “La línea dura de Trump en inmigración contagia a los demócratas. La llegada de decenas de miles de inmigrantes de extranjeros de forma irregular a ciudades como Nueva York o Chicago endurece el discurso de Harris y sus colaboradores”. Por casualidad, buscando otra cosa, leyó uno Cinco Días, del mismo grupo editorial de El País, que da este titular: “La línea dura contra la inmigración irregular de los republicanos en EEUU arrastra a los demócratas. La llegada de decenas de miles de extranjeros a grandes ciudades ‘azules’ como Nueva York, Denver, Chicago o Boston ha acercado el discurso de los dos partidos”. El paralelismo es evidente, lógico si se comprueba que ambas noticias las firma el mismo corresponsal, María Antonia Sánchez-Vallejo, pero lo más sorprendente de todo es que el contenido del artículo no es ni el mismo ni parecido, es decir, que de una materia prima muy diferente salió un titular similar claramente decidido por el grupo.
De cómo una noticia se puede concretar o difuminar territorialmente es un ejemplo el observado hace unos días, que uno no comentó en su momento por la urgencia de otras noticias, y es que gracias a la colaboración ciudadana (entiéndase chivatazo) la Guardia Civil desmanteló una notable plantación de marihuana en Llanera. La noticia detallaba el impecable trabajo de la benemérita, pero por más que uno miró arriba y abajo, no encontró ni por aproximación dónde se podía ubicar tal finca. ¿Aportaba algo a la noticia? Sí, claro. Y si no lo aporta, que tampoco se publiquen datos concretos de intervenciones similares. Por cierto, la noticia la firmaba Paula Tamargo, recientemente ascendida en el periódico, o sea que es un modelo de noticia a seguir. No debe ser, en consecuencia, motivo de imitación otra noticia publicada en el mismo medio a los pocos días que detallaba el no menos brillante trabajo de la Guardia Civil que descubrió cómo en una zona del concejo de Lena el arrendatario de un bar era el autor de un incendio provocado para cobrar un seguro. En este caso, no hablaba genéricamente de Lena, sino que detallaba que era en Pajares. Está claro que se refería al Ruchu, aunque no lo mencionara. Todo el mundo ve las ventanas quemadas cuando baja el puerto. El redactor lenense, Manu Ibáñez, no mereció ascenso. Por informar. Tiende uno a pensar que se premia al des-informador.
El historiador Julius Ruiz, con motivo de la publicación de un libro sobre nuestra guerra, publica en la Vanguardia que la España en guerra civil era muy violenta por ser muy joven. Ahora, como somos más viejos, somos menos guerreros. La vejez tiene su cara positiva.
Entre positivo y paradójico es que el viejo cascarrabias Felipe González reciba dentro de unos días en el auditorio ovetense un premio nacional de hostelería que le reconoce la patronal del sector por la proyección internacional del país durante su mandato. ¡Quién tuviera tiempo y medios para consultar las hemerotecas de aquellos días presidenciales para comprobar qué decían de Felipe y de sus gobiernos!
Gran fiesta se monta todos los años por estas fechas en la Fresneda y en otros puntos con motivo del Halloween, y la prensa regional informa profusamente del evento. Puede no gustarte el Halloween ese y a lo mejor al comerciante tampoco, pero llenará los escaparates de sus tiendas de calabazas, vampiros y disfraces. Y los colegios y guarderías invitarán a disfrazarse a los infantes, ¿quién alegará objeción de conciencia? Incluso la abuela reirá las gracias a su nieto disfrazado de murciélago o vampiro. Así cambian las modas y así se escribe la historia.
Llegamos al fango. Como introducción a la DANA política sirve un artículo de opinión suscrito por el jurista conservador Javier Junceda que titula ‘Estorbos’ y habla de lo que con ese mismo término se refería Jovellanos cuando indicaba que para el progreso del país (y se refería así a Asturias) no se necesitaban nuevas leyes sino eliminar las que estorbaban. ¿Estorban algunas leyes a la hora de abordar emergencias como la de los aguaceros? Para algunos medios, sí.
Lo dicho al principio, uno no tenía intención de volver al fango nacional y al barro valenciano, pero tuvo la mala decisión de leer el editorial de El País en el que ponen a caldo a Feijóo, como en tantas ocasiones. Esta vez a uno le parece que merecidamente por el aprovechamiento partidista de la tragedia haciendo descargar las culpas exclusivamente sobre organismos dependientes del gobierno central y obviando las de la comunidad valenciana, cuyo presidente es de su partido. La lectura del editorial le animó a uno a una ojeada a los editoriales de los otros periódicos nacionales por ver si alguno se atrevía a criticar, aunque fuera con suavidad exquisita, al líder de la oposición. Solamente al grupo Correo le parece exagerada la diatriba de Feijóo. Digan lo que digan los diferentes editoriales, a uno le resultó patético el papelón de Feijóo criticando al gobierno delante de Mazón, presidente de la comunidad valenciana, que había agradecido la cercanía de Sánchez. Mazón, si no fuera político, estaría perplejo.
Por su parte El Mundo opina que la magnitud de la tragedia debería haber llevado al gobierno a decidir el estado de alarma y a asumir las competencias en materia de protección civil. Por cierto, Feijóo no lo sugirió, que uno sepa. El Mundo aprovecha para insertar una noticia destacando lo bien que lo hicieron en Madrid Ayuso y el alcalde Almeida hace un año con motivo de otra emergencia climática, aunque mucho menor. El ABC es el más beligerante contra el gobierno central y sigue una línea de El Mundo de echar en falta la declaración del estado de alarma porque del gobierno central dependen la Policía, la Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias, y de su titularidad son las grandes infraestructuras afectadas. No desecha uno los argumentos de esta prensa conservadora. La Razón no dedica editorial al caso.
La Vanguardia, además de un editorial equidistante, como el artículo de su director, pone el acento en la necesidad de unidad política y de dejar para más adelante la discusión de las responsabilidades. Enric Juliá sigue la misma línea, pero apunta la torpeza política del PSOE y de Feijóo, además de realizar otras consideraciones de interés.
De lo leído hasta ahora uno cree que la Comunidad Valenciana se retrasó en el envío de los SMS de advertencia. Un aviso en cuanto se produjeron los primeros desbordamientos no habría evitado la destrucción de coches, edificios e infraestructuras, pero sí la destrucción de bastantes vidas, de aquellos que bajaron a última hora a las plazas de garaje cuando la riada estaba a punto de inundarlos. Expansión se apunta a esa idea, y la prensa salmón no suele ser sanchista.
(Ahora descansar uno unos días, probablemente dedicado a pelar castañas)
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LECTURA DE LA PRENSA. PESIMISMO JURÍDICO Y OTRAS NOTAS DISCORDANTES
Las primeras noticias de la tragedia valenciana las siguió uno por la televisión y, en esas primeras horas, no leyó ningún periódico, entre otras cosas porque no se habían publicado. Uno desconocía los entresijos y detalles que se fueron sabiendo a no tardar. Sin embargo, uno, en ese primer momento, no recibió la impresión de que hubiera discrepancias o enfrentamientos entre el gobierno central y el valenciano. De hecho presenció alguna declaración conjunta en la que se notaba prudencia y colaboración. ¿Sería esa la impresión general del ciudadano si no hubiera intérpretes especializados en destacar las diferencias?
La paz no duró nada y no ve uno posibilidad de acuerdo en la desgracia de la comunidad valenciana, como no lo hubo en la pandemia ni en el lejano Prestige. Si uno mira una prensa determinada, se pone el acento en la desidia (como mínimo) del presidente de la comunidad autónoma, del PP, concretamente en el retraso en dar la orden de emitir los SMS de alerta a la población, lo que se hizo cuando ya habían muerto ahogados o por los golpes recibidos la mayor parte de los que resultaron fallecidos. Si uno mira la otra prensa, se hace hincapié en otros aspectos: por ejemplo, en las notificaciones de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que, en un momento de la tarde, comunicaron un descenso del nivel de agua (lo que debió ser cierto).
Una prensa pregunta a los juristas que apoyan sus tesis, la otra a los contrarios. ¿A quien preguntamos quienes simplemente queremos saber la verdad? Para El País está más que claro que la norma aplicable es la de la de la comunidad valenciana, es decir, esta https://www.boe.es/.../2010/BOE-A-2010-19046-consolidado.pdf
Por el contrario, para el resto sería aplicable la Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil. Estaría bien leer los artículos 28 y 29. Esta:
Para oscurecer más el asunto, el artículo 29 ha de entenderse de acuerdo con una sentencia interpretativa del Tribunal Constitucional que se refiere precisamente a la no exquisita claridad de ese artículo. Para los interesados, aquí la breve sentencia del Constitucional. Una sentencia dictada a raíz de la impugnación de la Generalitat de Cataluña, que entendía que la norma nacional vulneraba las competencias autonómicas https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2017-6854
Un grupo de catedráticos consultados por ABC se inclinan por la tesis de que es el gobierno central quien debería haber asumido las competencias aprobando un estado de alarma (de libro, previsto para inundaciones) y aplicando la normativa nacional de protección civil.
Sería atrevida que un aficionado se decantase por una u otra alternativa. La razón jurídica se sabrá dentro de años. La razón política, en las siguientes elecciones, si no dimite alguien antes.
Por cierto, que se dice estos días que el gobierno no se atrevió a decretar el estado de alarma porque este había sido declarado inconstitucional. Cierto, pero por defecto, no por exceso, es decir, porque el Constitucional entendió en su día que el estado de alarma no era suficiente para limitar determinados derechos, ya que para eso se necesitaba decretar el estado de excepción. Ahora resulta, paradojas de la política y del derecho, que una nueva sentencia rectifica la doctrina anterior y entiende que el estado de alarma era suficiente. Lo curioso es que una sentencia no anula a la otra. La primera versó sobre una norma nacional, mientras que la segunda se inició de resultas de una norma de la comunidad gallega, aunque se entiende que se extienden sus efectos para todo el estado. Una última curiosidad es que esta última sentencia nace de resultas de una demanda de Vox, por la tirria que le tiene a cualquier norma autonómica.
Ya durante la pandemia se vivieron constantes rifirrafes entre el gobierno central y las comunidades autónomas que no eran de su color, no así cuando coincidían gobiernos del mismo partido. Esto mismo se vuelve a reproducir ahora y, por lo que se ve, estamos condenados a que en el futuro ocurra siempre lo mismo. Se oye echar culpas a la mala costura del estado autonómico y tiende uno a pensar que es cierto, pero en Alemania y en otros estados, rige el sistema federal y también existe distribución de competencias entre el gobierno central y los gobiernos periféricos. Es posible que también se arme ruido por esos lares, pero no llega a la península, como posiblemente no llegará este ruido nuestro más allá de nuestras fronteras, donde se hablará de la debacle en España sin detallar nuestras trifulcas.
Un apunte a la actuación del jefe del Estado. Visto lo que ocurrió, es fácil decir que no debió de haber acudido nunca, pero para predecir el pasado ya están los economistas. Al jefe del Estado le salió bien la apuesta y puede conseguir una prórroga monárquica mientras viva, si no arma alguna.
En cuanto a las comprensibles declaraciones de queja, con las que los reporteros se solidarizan poniendo el micro a quienes no recibieron ninguna ayuda todavía, decir que siempre llegarán antes un micrófono y una cámara a un lugar con escombros que una batería de palas y camiones. Un poco de visión de conjunto no estaría de más. Desde la experiencia ferroviaria de haber vivido unas cuantas incidencias (no comparables, por supuesto), el profesional (de los descarrilos, de las emergencias y de la comunicación) debe saber distinguir si se ha de acudir a la zona más necesitada o a la zona donde más se grita. Esa misma cautela le anima uno a no criticar el mucho o poco despliegue que se está realizando.
Se están volcando muchas personas e instituciones en el acopio de alimentos y artículos de primera necesidad. Encomiable, pero el Estado llegará pese a quienes ponen el grito en el cielo, y llegará cuando se agote la solidaridad individual. En relación con las ayudas ‘fotografiadas’, recordar el Evangelio de San Mateo, capítulo 6, 2-4: “Cuando des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.”
En cuanto a los bulos, a los que aludió el rey, La Vanguardia titula “Fin al bulo del aparcamiento del Bonaire”. Se refiere a que, pese a lo que se apuntó profusamente, no apareció ningún cadáver en ese macroaparcamiento. ¿Bulo es lo que resultó ser falso? Si es así, es un bulo, pero uno cree que un bulo es otra cosa.
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