2006/10/29

HOMENAJES, DESPEDIDAS, PÉSAMES Y FUNERALES

Coinciden esta temporada homenajes y despedidas a varios compañeros de la empresa que se prejubilan. Los homenajes y los funerales se parecen en un dato: son despedidas. Los homenajes pueden ser a vivos o a muertos, pero estoy pensando ahora en los homenajes y despedidas a vivos.
Otro día, cuando me acuerdo por tener un motivo directo, me acordaré de por qué se invita a una boda o por que se acude o se declina la invitación.
Aquí va una diferencia: el tiempo que tenemos para decidir si acudimos. En los pésames y funerales el tiempo es breve, veinticuatro horas como máximo. Ahí se decide si vamos o no vamos. En los homenajes de despedida hay más tiempo. A veces se anuncia con un mes de antelación, normalmente con quince días. Al menos tenemos una semana para pensarlo y tres o cuatro días más para dar una última respuesta.
¿Por qué vamos o no vamos? Una nueva diferencia, a pésames y funerales podemos ir no en función del muerto, sino de los vivos que quedan, de su familia, de sus compañeros de trabajo, de tertulia, de aficiones, o en razón de que nos vean. Puede ocurrir algo de esto en el homenaje al jubilado, pero en este caso se examina sobre todo al vivo.
Un nuevo parecido: en uno y otro caso prácticamente acudimos en función de la última relación que hayamos tenido, de tal manera que si fuimos amigos o vecinos o compañeros treinta años y estuvimos separados diez, si la jubilación/fallecimiento trascurre al cabo de estos diez años, las razones para acudir se enfrían. No se examina la vida en su conjunto, se examinan los últimos tiempos.
La economía mueve el mundo. En el caso de los homenajes, hay una razón poderosa que nos decantará para ir o no, y es que la asistencia no es gratis. Razón de más para pensárselo bien.
Ante la muerte de alguien de quien fuimos muy cercanos nos envuelve una cierta nostalgia de lo que hubo y ya no es, algo de pena, quizá algo de culpa ¿por qué se enfrió la relación? A veces hubo una distancia física, un traslado necesario, una causa de fuerza mayor. En otros simplemente un enfriamiento, un alejamiento paulatino, o de golpe pero que no se rehizo, y ese es el que produce un inevitable sentimiento de pena, de tristeza, de nostalgia.

1 comentario:

Angel Sergio Villalba Atondo dijo...

ecxelente hermano.... son una importante inspiracion para dar aliento a un ser que sufre la irreparable perdida de un ser querido...