LECTURA DE LA PRENSA. EL SONETO DE VIOLANTE, POR ALUSIONES
"Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tanto aprieto…"
Premios Princesa y le hace a uno remontarse hasta el célebre soneto de Lope de Vega, porque aprieto y grande es la escritura por encargo. En una ocasión, cuando uno alimentaba un blog no muy distante de este, aunque no tan volcado en la lectura de la prensa, recibió alguna propuesta para escribir en una publicación periódica minoritaria. Lo rechazó de plano en la convicción de que se le daría mal escribir por encargo además de que vería coartada su pequeña libertad de decir lo que le diera la gana, dentro de un orden. Sentado lo anterior, uno aspira a ser una persona educada y agradecida y algo dirá de los premios aunque sea traído por los pelos. Por cierto, Juan Mayorga no mencionó a Lope de Vega ni a Violante en su discurso. Como nombres propios solamente citó a sus hijas y a García Lorca, pese a que trabajó con obras de Lope.
Uno no vio la ceremonia ni en directo ni por televisión pero no debe achacarse a desprecio o desapego, porque otro año a lo mejor le da por presenciarla de cabo a rabo en directo, si recibe invitación, o por alguna pequeña pantalla. Simplemente no cuadró, así que solo puede escribir como lector u oyente de segundo grado. De lo informado por la prensa oscila uno entre un titular de El País y otro de El Mundo. El de El País reza así: "Premios a los grandes retos planetarios". Esto dice El Mundo: "La manipulación de la historia, la disidencia, la economía circular y la amistad, temas de la entrega de premios en Oviedo". Seguramente es más preciso el titular de El Mundo pero gana en contundencia y empaque el de El País, simpatías periodísticas aparte. De los cotilleos de la prensa local se queda uno con este matiz:"...y examen a fondo de la alfombra azul que conduce al Campoamor, donde casi siempre gana por goleada de estilo Victoria Cueto Felgueroso, esposa de Luis Fernández Vega, y ha quedado claro que nadie trabaja más en esta región que el peluquero de la presidenta popular Teresa Mallada". Estas alusiones le recuerdan a uno su época de estudiante universitario donde coincidió en alguna clase con Victoria Cueto, de la que no supo su nombre hasta años después, cuando comenzó a ser discretamente famosa. Uno se quedó entonces con su cara por el parecido que guardaba con la mujer de un primo, fallecido jovencísimo. En lo tocante a la victoria por goleada, uno discrepa, quizá por el estrago que van produciendo los años y las arrugas. En los peinados de Teresa Mallada nunca se había fijado uno porque le parece que mantiene el mismo estilo empericotado y pomuloso. Lo que sí le llama la atención es su impresionante vestuario, que recuerda a otra compañera de horas de biblioteca universitaria a la que jamás vio repetir ropaje. Llegó a alta y digna funcionaria del Ayuntamiento de Oviedo. Por seguir con el lado cuché de los premios, un aplauso a la prensa, que es capaz de desentrañar quién es quién de todos los desfilantes hasta identificarlos correctamente en el pie de foto. ¿Cuentan con un programa de reconocimiento facial? ¿Cómo, si no, dar con Miguel Montes, exdirector de Organización del Banco de Sabadell; con Carolina Compostizo, directora de la Fundación Cristina Masaveu; con Adriana Quiñones, esposa de Alberto Concheso; con Sabino García Vallina, presidente de TSK; con César Menéndez Claverol y su mujer Cristina Buitrago; con la empresaria Begoña Fernández Costales; con los abogados Bernardo Gutiérrez de la Roza y Pedro Rodero; con Marta Rivera de la Cruz, Viceconsejera de Cultura de Madrid; con el empresario Félix Baragaño y su mujer Mari Paz Miguel; con Ana Paula Marques, Consejera Delegada de EDP España; con Gema Llamazares, galerista; con la embajadora de Estados Unidos Julissa Reynoso; con Antonio Corripio, presidente del Grupo Covadonga?
"…contad si son catorce y está hecho".
Quedan cosas en reserva para mañana si Dios quiere, por aquello de finalizar agradando al personal comitente.
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LECTURA DE LA PRENSA. DE PUNTILLAS POR LA GASTROENTERITIS Y LA VISITA REAL
No prestó uno gran interés a la visita de la comitiva real a Cadavedo/Cadavéu, si acaso alguna polémica menor en las redes a cuenta de la toponimia. En consecuencia, tampoco se enteró uno mucho de la gastroenteritis y sus efectos y si la familia real entró en el bar de Cudillero/Cuideiru por la puerta o por lo ventana, arrebalgando, como aquella vez en Moreda a instancias de Graciano. Tampoco está uno enterado de si a estas horas en alguna tertulia se habló ya de la seguridad alimentaria de la familia real o si se propone ya una comisión de investigación.
Estos días, alrededor de los premios, se habló también de la economía circular, de la agricultura sostenible y alguien comentó en la pequeña pantalla el caso de Sri Lanka, que uno, en su ignorancia, desconocía totalmente pero intenta informarse y no hay manera de saber si el fracaso que se achaca al país, cambio de gobierno incluído, se debió a la perfidia capitalista internacional o a la contumacia por aplicar YA políticas medioambientales inviables a corto plazo cuando todavía no hay alternativas para la transición. Una vez más, uno vota por el lema que encabeza esta página: lo mejor es enemigo de lo bueno.
De la prensa local se queda uno con cuestiones menores, como la carta al director firmada por una agradecida paciente que lamenta la jubilación de la doctora Inmaculada Albuerne, que, casualmente, era la doctora asignada al que suscribe. Uno la visitó, por suerte, muy pocas veces. Era una persona correcta y no tiene queja de ella. Solo cabe contar alguna anécdota. A raíz del covid, los médicos (o algunos médicos) no querían ver a los pacientes ni en pintura, por supuesto tampoco por videoconferencia ni por WhatsApp, que no se estilan estas modernidades en la medicina pública, no vayamos a incomodar al profesional fuera de jornada. Esto último lo dice uno sin ninguna coña porque en sus lejanos tiempos de activo, procuraba no llamar nunca a un cliente desde el teléfono móvil, sino que lo hacía desde el fijo, no fuera que un viajero avispado se quedara con el número para llamar a uno a las nueve de la noche de un sábado comunicando que llevaba quince minutos parado su tren en Ferroñes, además sin ningún tipo de información. Volviendo al mas serio asunto sanitario, a uno le salen a veces unas escamas para las que le recetan una pomada, que resulta bastante eficaz ya que, debidamente aplicada hace desaparecer la sobrepiel, pero a lo mejor, como un Guadiana, pasadas unas semanas se rebela y asoma unos centímetros más arriba o más abajo. Se le vuelve a aplicar la pomada y asunto concluído hasta dentro de una temporada. Esa escama fue diagnosticada telefónicamente como dermatitis tópica. Debió acertar, así que más que ojo clínico se trata de adivinación clínica. Tambien a uno se le taponan los oídos con cera cada doce o quine meses. Se visita al médico (imprescindible), te manda a la enfermera, y solucionado, pero llegamos a la pandemia y a partir de ahí resulta, también telefónicamente, que no conviene retirar la cera porque protege el mecanismo auditivo. Uno no está al tanto de lo que se haya podido anunciar al respecto en el último congreso médico y no tiene más remedio que asumir como buenos los cambios de criterio, tengan que ver con el covid o no.
A estas horas ya se sabe el resultado de las elecciones brasileñas, pero a uno le interesa más la noticia de que la preferencia por Bolsonaro o Lula desgarra al fútbol brasileño, según publicaba El País. En letras grandes hablaba de Neymar como bolsonarista, así que uno no tuvo más remedio que enterarse de su tendencia, pero prefirió no pasar a la letra pequeña, donde podrían venir los forofos de uno u otro aspirante. No quiere cogerles manía a ninguno y prefiere disfrutar de sus malabarismos con a bola.
Lo de los tomatazos a los cuadros da para mucho. En el fondo es un episodio más de la polémica sin solución posible sobre si el fin justifica los medios o no. No hay teoría universal porque no vale decir para este caso sí, para este caso no. Como en esta materia uno no cree en ninguna teoría, cada cual puede decir lo que quiera, incluso cambiar de opinión sin reparo.
El vicepresidente Juan Cofiño acudió como muchos socialistas hacen por el esta época otoñal al homenaje a las 24 personas asesinadas hace 88 años como represalia a la Revolución de Octubre de 1934. Señala Cofiño que a veces desde la derecha se les afea que quieran resucitar el frentismo en España y él les dice que nada de eso, que quieren recuperar la dignidad de las personas que fueron injustamente masacradas y que es necesario hacerlo un día sí y otro tambén. Uno tuvo la suerte de que ninguno de sus antecesores ni sus hermanos tuvieran que luchar durante la guerra civil porque la generación de los padres era demasiado joven para alistarse, y la de los abuelos, demasiado mayor. Así pues, uno está libre de fobias imborrables y puede opinar con menor visceralidad. A uno le parece bien que los represaliados del bando perdedor reciban el homenaje de sus familias y sus simpatizantes políticos, como días atrás lo recibieron los asesinados en Valdediós, pero también le parecería bien que los del bando vencedor pudieran homenajear a los suyos aunque hayan tenido toda la vida, y varias vidas más, para rendirles tributo porque el que perdió a un padre o a un abuelo tiene derecho a recordarlo siempre. La alternativa sería una especie de contabilidad temporal del siguiente estilo: la derecha difrutó de su posición desde el año 1940 hasta 1980, o hasta ahora si se quiere: 40 años u 80 según hagamos las cuentas, porque tampoco en esto es posible el acuerdo. ¿La izquierda tendría derecho a homenajes desde 1980 hasta el año 2060? ¿Y después? Después, incluso antes, todos calvos.
Cáustica la viñeta de La Nueva España retocando el cartel electoral del PSOE de 1982.
LECTURA DE LA PRENSA. PUBLICIDAD
Hoy se fijó uno en una página de publicidad de La Vanguardia, pero seguramente se repetirá en otros muchos medios: se refiere a esos nuevos tapones de plástico, ahora indisolubles de los envases. Es un anuncio de Coca Cola ¡Vaya por Dios! Uno había leído estos días furibundas críticas en las redes contra los nuevos tapones de la Central Lechera Asturiana, cuando resulta que no hacen más que cumplir la normativa comunitaria que obliga a implantar un mecanismo que evite que los tapones acaben donde no deben. Una vez más tiene que ser la industria (y los imaginativos diseñadores) la que tome la delantera y sustituya a nuestra pobre voluntad individual evitando que sigamos convirtiendo el mundo en la pocilga universal. Uno se esmera en reciclar porque estaría incómodo con otra forma de proceder, pero a la vez está convencido de su absoouta inutilidad mientras no todo el mundo recicle. En consecuencia, tendrán que ser las máquinas, amaestradas por los ingenieros diseñadores, quienes depuren lo que nosotros no somos capaces de acometer.
Uno no tiene mascota y aspira a no suspirar por ella de aquí al final de sus días, pero toca madera porque nunca se ha de decir “De esta agua no beberé”. Deja uno aquí constancia de su pasmo por la noticia leída en el ABC: “Mascotas, los nuevos hijos cuestan 3.000 millones de euros al año. En las casas españolas viven 28 millones de mascotas. Los jóvenes cambian tener descendencia por los animales domésticos y los mas mayores recurren a su compañía. El negocio, milmillonario, está en pleno apogeo”. Así terminan las letras grandes. España, país de muchos privilegiados.
Hace unos días la Cadena Ser se anunciaba en El País (¡claro!), en particular su programa ‘Hoy por Hoy’ de Àngels Barceló y formulaba la pregunta “¿Vivimos mejor o peor que nuestros padres?”. Previamente habría que preguntarse qué es vivir mejor o vivir peor, pero si uno no entra en tantas disquisiciones, pensando solo en las mascotas, ¡evidente que se vive mejor!
Aprovechando que uno encontró poca cosa en la prensa del día que le llamara la atención, cuenta una noticia corriente y moliente de hace unos días, y es que el exceso de velocidad está detras de los ocho accidentes que se produjeron últimamente en tramos en obras en Asturias. La Nueva Españá ilustra la noticia con un tramo en obras en la autovía A-66 a la altura de Mieres. Durante unos días los cuatro carriles quedaron convertidos en dos de doble sentido y limitada la velocidad a 40 Km/h durante más o menos un kilómetro. Esa limitación, durante el día, mientras se ve a obreros y maquinaria trabajando, se comprende y se respeta a regañadientes (entendiendo por respetar circular a 70 por hora dónde hay un 40) pero al atardecer, cuando todavía es de día y ya se retiraron los obreros, el 40 se ve absurdo e innecesario. De hecho, un día de estos, circulaba uno a 46 Km/h, velocidad de regulador, (uno respeta/engaña) armando una caravana de aquí te espero pero en un momento tuvo que pegar un acelerón para evitar el alcance de un camión que circulaba detrás a gran velocidad dando las luces y pitando como un descosido, ignorando absolutamente la señalización de obra. Conclusiones. Primera: uno es un pejigueras en esto de las limitaciones de velocidad. Segunda: no estaría de más un poco de racionalidad en su colocación evitando implantaciones rutinarias que invitan al incumplimiento. Uno ve importante la señalización de las carreteras porque es un espejo en el que el ciudadano puede valorar el comportamiento racional o arbitrario de la Administración: si se comporta así en lo que vemos y podemos entender ¿cómo harán en lo que no vemos?
Para terminar, simpática viñeta la de El Mundo.
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