LECTURA DE LA PRENSA. RETROCESO
Uno cree que Suecia era años un referente no solo para el votante progresista sino para todo el mundo. Incluso desde un pensamiento conservador, un español admiraba el funcionamiento político de Suecia, gracias al peso de su sector público, conseguido -no hay otra forma- a base de una fuerte presión fiscal, muy alejada de la que se estilaba -y estila- por estos pagos. Alcanzar el progreso sueco, no solo el progreso económico sino el social, se
veía harto difícil sobre todo por la diferencia económica entre aquel país y el nuestro. Uno cree que incluso desde un pensamiento conservador no se veían mal los impuestos suecos, aunque no se pudieran trasladar al caso español más que nada porque el nivel de renta no permitía detraer los recursos necesarios de los bolsillos particulares. El formato sueco parecía bien, aunque aplicado a su economía. Aquello parecía no tener vuelta atrás. Además del modelo económico, se implantaron medidas progresistas como la estrategia de situar la igualdad de género como objetivo de la política exterior, de manera que Suecia seguiría exportando ayuda internacional, pero en países donde se implantaran políticas de género igualitarias. Parecía que no tenía vuelta atrás, pero las últimas elecciones demostraron lo contrario y el nuevo Gobierno conservador sueco abandona ese concepto pionero en las relaciones internacionales, según lee uno en El País.
A pequeña escala, el monologuista asturiano José Manuel Reguero se sincera contando las limitaciones que le imponen o que se autoimpone a la hora de tocar aspectos sensibles relacionados con la igualdad de género. No conseguiría subvención sueca.
A veces en la prensa se escapan enfoques positivos, uno esperanzador ante la próxima llegada del AVE, que suscribe Álvaro Faes; otro, firmado por Javier Morán que cuestiona el victimismo de pensar que a Asturias llegan los peores trenes de toda la península. Cuando se leen informaciones periodísticas positivas, se tiende a pensar que el plumilla está pagado por alguien. Somos así de desconfiados. Un poco de ingenuidad ayuda a una vida más feliz.
Rescata hoy uno el editorial de El País de hace unos días que implica una encendida defensa de la colaboración entre la iniciativa pública y la inversión privada en materia de investigación sanitaria. Para ser un editorial, sorprende la precisión técnica con la que ejemplifica los avances de la lucha contra el cáncer de colon.
Intercalado en una columna firmada por un médico y que generalmente trata cuestiones de su ámbito profesional, pero no este domingo, que versa sobre la contaminación, Martín Caicoya destaca que Arcelor Mittal es la industria más contaminante de toda España. Ese dato tiene enjundia suficiente para titular de portada, pero no siquiera merece ser el titular del propio artículo. Porque mete miedo.
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