2022/03/05

DE FECEBOOK (DÍA 28)

LECTURA DE LA PRENSA. ¿POR QUÉ SE DECANTA UNO POR LO QUE SE DECANTA? (CUANDO SE DECANTE, SI SE DECANTA ALGUNA VEZ)

La guerra de Ucrania durará mucho o poco, eso uno no lo sabe. La Segunda Guerra Mundial duró seis años. Uno cree que no es posible mantener la tensión ni la preocupación de los ciudadanos, de los ciudadanos no directamente concernidos, durante todos los días durante tan largo período de tiempo. Uno dijo que creía, pero si es posible conviene eliminar las creencias, es decir, las suposiciones si hay manera de confrontarlas con la realidad. ¿Cómo? Uno hizo el experimento de entrar en la hemeroteca de El Comercio para comprobar cómo eran los titulares del periódico durante cada uno de los días 28 de febrero, tal día como hoy, de los seis años que duró el conflicto. En contra de lo que uno habría supuesto, las noticias más importantes de cada portada se dedicaron a episodios de la Gran Guerra. Uno no esperaba que la realidad desmintiera las propias suposiciones. Uno no es tan tenaz como la prensa histórica, que mantuvo la tensión y la preocupación de los ciudadanos en consonancia con la gravedad de la guerra que se estaba viviendo, aunque por suerte no afectara directamente a España. Un día uno se aburrirá de la guerra de Ucrania y comentará como primera noticia si acertó el VAR en el penalty del Sporting.

En realidad el párrafo anterior es consecuencia de un artículo leído en La Vanguardia, de Francesc-Mar Álvaro, que lleva por título ‘El carnaval de Putin’, del que uno destaca esta frase: “Será muy difícil no pensar en el sufrimiento de las gentes de Kíev mientras uno se disfraza”. El caso es que muchos se disfrazarán, y pensarán o no en la guerra, pero se disfrazarán.
¿Cómo y por qué se decanta cada uno por uno u otro de los contendientes, porque llegados a este punto ‘quién no está conmigo está contra mí’? La nueva secretaria genera de las Juventudes Socialistas de Asturias, Olaya Rossell, concede una entrevista a LNE. Uno se queda con una frase. Cuando le preguntan por qué alguien joven (tiene 25 años y se afilió a los 19) se adentró en la política, que no tiene buena fama, responde: “A medida que me fui adentrando en la situación de las mujeres, al investigar legislativamente me di cuenta de que las leyes en defensa de las mujeres fueron impulsadas por gobiernos socialistas. Por eso me acerqué a la casa del pueblo”. Uno duda de que haya pesado en su decisión una operación tan racional como la que describe, pero podría ser. ¿Qué mueve a cada uno a afiliarse o a simpatizar con un partido, con un sindicato, con un equipo de fútbol, con un estado en guerra y no con otro? Es posible que los ciudadanos operen con tanta racionalidad como Olaya Rossell, pero para ser rigurosos del todo, ese joven ciudadano buscador de la verdad, debería intentar eliminar la hojarasca y la porquería de la información que envuelve a un partido, a un sindicato, a un equipo de fútbol o a un estado en guerra. Difícil me lo ponéis. Sí, difícil. ¿Actúa de alguna forma la inteligencia emocional? Uno no ve que tal sintagma y tal idea sean adecuados para decantarse por una u otra opción, tan difícil es el equilibrio entre la inteligencia y la emoción. Ahora bien, una vez decidido hacia qué lado se decanta uno, interesa tirar algo de las emociones y de las verdades creídas para no cuestionar todas y cada una de las medidas y de las creencias de la organización a la que uno se apunta, o de la idea que uno apoya.

La importancia de informarse. Cita uno aquí de pasada a Araceli Mangas, y volverá a ella después. De momento, una frase de su artículo en El Mundo: “Esos acuerdos constan en numerosos documentos diplomáticas desclasificados por EEUU en 2017 y son accesibles por internet. Claro, hay que leerlos y reflexionar; pero los medios españoles prefieren hablar de oídas y llenos de bilis ideológica”.
Llegamos al nudo de la cuestión. ¿Por qué está uno con Rusia? ¿Por qué está uno con Ucrania? Al comienzo de la Liga, puede uno estar con cada uno de los veinte equipos contendientes, pero en la final de la Copa, uno solamente puede ser de dos equipos, y en esas estamos, en período de ilustración mientras se llevan varios días de muertos y de combates.
En la ilustración de hoy intervinieron:
-Pedro de Silva y su suelto diario.
- Juan Tapia detalla en qué laureles se durmió Occidente a partir de 2014: cada país procurando guardar sus ropas internas.

- Araceli Mangas Martín, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y Catedrática de Derecho internacional de la Universidad Complutense, escribe un largo artículo en El Mundo: “¿Se pudo evitar la guerra?”. Dice que sí, pero se remonta al año 2014 y siguientes, en cuyo momento Europa debió asumir la necesidad de negociar con Rusia y no delegar en Estados Unidos las cuestiones de la seguridad europea. Entiende que la imposición de determinadas sanciones a Rusia obligó a este a echarse en manos comercialmente de China, y ahora Rusia y China nos tienen cogidos por el cogote. Por cierto, Araceli Mangas reconoce apoyarse en la tesis de Timothy Garton Ash, que precisamente publica en El País en ese sentido. La autora descalifica crudamente en comportamiento de Putin, aunque aclara que también el mundo occidental y sus instituciones vulneraron en un pasado no lejano el Derecho Internacional. No obstante, se decanta por parar los pies a Putin.

- Timothy Garton Ash en El País que recuerda cómo las dos guerras mundiales, y otras, comenzaron por incidentes que parecían tan puntuales y aislados, que los estados y los ciudadanos alejados del legar de aquellos no podían concebir que les acabara no salpicando sino implicándolos de lleno en una guerra.
- José María Faraldo, historiador, en El País sobre la conflictiva historia de Ucrania y sus fronteras. Un artículo complejo y completo en el que se habla de la convivencia de razas e idiomas. Ante realidades tan complejas uno tiende a simplificar para encuadrar esas realidades en algo que uno pueda manejar, comparándolo con Cataluña o con Asturias, con nuestras cuitas lingüísticas, religiosas o sociales. Lógicamente en esa comparación uno corre el riesgo de que la brocha gorda impida distinguir imprescindibles matices.
- Oscar R. Buznego, profesor y comentarista político en LNE. Habla de lo prematuro que es pensar que en la política internacional se puede prescindir de la fuerza. También plantea el dilema nada original de qué hacer ante quien usa ilegítimamente de la fuerza. No plantea soluciones, porque ¿quien tiene las cosas tan claras que diga: una bomba sobre el Kremlin y punto?

- En El Mundo un reportaje sobre cómo actuaron los presidentes de la democracia ante la tesitura de enviar tropas nacionales a los conflictos internacionales. Lo titula. “De los Balcanes a Afganistán: el dilema español ante las guerras”.
- Una notica breve de La Vanguardia de cómo respondieron en Finlandia y Suecia a las amenazas de Putin.
- Maite Rico, periodista de El Mundo, dice que ya que Europa se equivocó en el pasado, rectifique a partir de ahora rompiendo amarras comerciales con Rusia y China.
- La viñeta de El Roto. Evidente.













1 comentario:

ANgazu dijo...

Hola Luis Simón.
No voy a entrar a valorar las opiniones de los periodistas, que siguen siendo imprecisas y favorables a los gobernantes en detrimento de los gobernados. ¿Mencionan a Hugo Black en las clases de periodismo?.
Solo quiero hacerte notar el cacareo de tantos que dicen que las sanciones económicas van a ser la repera.
Putin se crio en la KGB y conoce sus servicios de inteligencia y los de occidente. Por tanto, esta capacitado para tomar decisiones sin tener que esperar a informes filtrados por una pléyade de asesores, palmeros y... que no siempre informan adecuadamente, como ya quedo demostrado antaño en EEUU.
Te recomiendo que te documentes sobre “la ruta ártica” (Northern Sea Route ). Rusia lleva años implementando la infraestructura necesaria para hacerla viable y controlarla. Europa reza para que no se cierre el canal de Suez. Estas son las diferencias que hay entre estados previsores y estados cortoplacistas.
Pero bueno, la electricidad, el gas y la comida no dependen de las ideas políticas sino de la realidad. Y salir a la calle a cacarear no soluciona el problema, aunque acalla conciencias. Y solo aprendemos por las malas, a lo que parece.