2022/03/09

DE FACEBOOK (Día 4)

LECTURA DE LA PRENSA. DESDE LAS BROMAS A LA HISTORIA
Empieza uno por las bromas. Publica El País una noticia sobre el mercado laboral, que ilustra con la foto de un peluquero y un cliente. Uno tiene cierta manía con los parecidos, pero el cliente se da un aire a Benzema.
Otra broma, comparada con lo que se cuece por Europa, es la noticia de que los kilos ganados en el confinamiento se consolidan por el teletrabajo y el estrés. Queda uno muy ufano diciendo que es un ser excepcional. Será bastante con afirmar que uno puede ponerse como ejemplo de excepción porque durante la pandemia bajó unos cuantos kilos. Algo de ejercicio casero y no poder andar de güevu por ahí se tradujeron en varios kilos de menos, así que da uno por bueno el confinamiento. Con la libertad (de Ayuso) lo está teniendo uno algo más difícil para mantenerse.
La exoneración de los delitos fiscales que rondan o rondaron a Juan Carlos I da para mucho. Uno se queda con la información escueta y rigurosa de El País. El resto de los grandes medios escritos nacionales destacan que queda limpio de polvo y paja y vienen a decir que si queda así de limpio es porque no hubo nada, y no es eso. No es lo mismo quedar libre porque el delito haya prescrito, que por la inviolabilidad del cargo, que por falta de pruebas concluyentes. Un delito que aparentemente prescribió no debería dar lugar a mayores averiguaciones. No se iniciarían investigaciones de cualquier delito y de cualquier otro acusado si claramente pasó el tiempo previsto por las leyes para la exoneración por ese motivo. Tampoco procede investigar a fondo a una persona inviolable. Por el contrario, sí es correcto investigar si se cometieron delitos no prescritos y cometidos por persona que no goce del paraguas de la inviolabilidad. También al rey Juan Carlos cabe aplicarle la presunción de inocencia. Cosa distinta es su catadura moral, que quedó con toda justicia por los suelos. Si hizo algo bien, se le aplaude; si hizo algo mal, se le recrimina.
Yendo ya a la inevitable guerra, se fija uno en un comentario de Juan Carlos Laviana, que indica que los nacidos en la segunda mitad del siglo XX nunca habían vivido un conflicto bélico que les afectara tanto. Uno recibió un mensaje como suscriptor de La Nueva España, que se reproduce parcialmente, indicando que había caído el servidor informático que permitía la lectura de la prensa. ¿Acción de guerra?
Realmente enjundioso y contundente el editorial de El País: “La legitimidad de las armas”, que establece un claro paralelismo entre el abstencionismo padecido por el gobierno legítimo de la II República Española y los reparos morales a apoyar con las armas al pueblo de Ucrania. Toca la fibra sensible tan cara a la izquierda. Y tan presente pese a que trascurrieron más de ochenta años, y lo que te rondaré, morena. Una apelación a la historia.
En cierta forma, opina lo contrario David Jiménez en El Mundo: “Historias que matan”. Cuestiona si se debe apelar a la historia para explicar el presente conflicto. Uno cree que sí. Otra cosa es que la historia no se cuenta igual desde una óptica que desde otra.




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