LECTURA DE LA PRENSA. DISIDENCIAS
Sigue uno sin gracia para hablar de las mozas de Cazu (Ponga) que no se animan a romper la tradición masculina de montar a caballo en esta época precarnavalesca, o de los divulgadores que pidieron perdón a Otín por desacreditar su trabajo científico, o del primer nadador español en cruzar a nado el canal de la Mancha, al que le dieron la Cruz al Mérito Civil en el Pazo de Meirás pero ahora reniega.
De hecho estos días dedica más tiempo a informarse de los antecedentes de la guerra que de la guerra en sí, y no digamos de esas otras cuitas menores que le entretienen los días y las noches a uno.
Uno tiende a una discreta disidencia, de ahí que busque las informaciones y las opiniones que se salen del riego grande. Que las busque no significa que le satisfagan y que esté de acuerdo con ellas. En este caso no le satisfacen (es más, le revuelven las tripas), pero no está totalmente seguro de optar por la opinión más correcta. Es el caso del artículo de Juan Manuel de Prada en el ABC, el artículo más pro-invasión que encontró uno estos días en toda la prensa escrita convencional.
Del editorial de El País, dedicado un día más a la guerra de Ucrania, se queda uno con la terrible justificación de la aplicación de la censura en nuestra Europa bloqueando las emisiones de los medios de comunicación rusos como Sputnik o Russia Today. Lo argumenta así: “Limitar la difusión de medios siempre provoca inquietud, pero el debate no gira en torno a impedir o no la difusión en Europa de medios de información que defiendan una línea editorial de apoyo al Kremlin. La UE propone tomar medidas en plena guerra contra las terminales del aparato de desinformación y propaganda sostenido por una potencia agresora, que ha invadido ya ilegalmente un país y que amenaza la democracia y la paz en todo el continente y en el mundo”. Bien, sea como fuera se está justificando la censura, con muy parecidas palabras a las que el invasor ruso utilizará para limitar las libertades de expresión e información puertas fronterizas adentro. Pero es la guerra, que todo lo subvierte y todo los justifica.
Por último, ilustrativo y preocupante el articulo del historiador Xosé M. Núñez Seixas en El País “Putin y su nueva Gran Guerra Patriótica”. Al leerlo, además de otras consideraciones sobre Ucrania y el nazismo, quizá nos suene de algo el uso torticero de los libros de texto, de la historia e iba a decir uno ‘de la memoria histórica’, pero mejor decir ‘de las memorias históricas’.
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LECTURA DE LA PRENSA. PARÉNTESIS
Vuelve uno a las andadas, sin olvidar la guerra de Ucrania.
Cuelga uno el muestreo semanal de mascarillas en asfalto y al aire libre. Los datos, en consonancia con la no lejana retirada de la protección en interiores, según indicó el presidente. Ya tenía uno olvidadas la vieja guerra de guerrillas entre algunas Comunidades Autónomas y el Gobierno Central en los lejanos tiempos del inicio de la pandemia, cuando lee uno en el ABC que Cataluña desata una ofensiva contra las mascarillas en interiores. Realmente no le interesa a uno esa batalla y no entra a fondo, pero sí se queda con lo que el periódico monárquico indica de Madrid: “Más conservadora, la Comunidad de Madrid cree que aún no es el momento para esta medida”. ¿Quién lo diría? En Madrid, que se rebelaron autonómicamente contra lo que creían medidas exageradas del Gobierno del Estado, ahora se muestran más conservadores. ¿Será solo por llevar la contraria?
Uno cree a Javier Cremades, presidente del despacho de abogados que auditará la pederastia en la Iglesia, cuando indica a El País que no se imagina presentando una chapuza o una cosa ridícula. Además del interés económico por el trabajo, un profesional del nombre de Cremades no querrá presentar lo que expresa en román tan paladino: una chapuza. Añade Cremades que no duda de que los obispos abrirán sus archivos. Lo que uno no concibe es cómo se registraban los abusos. Veremos.
El científico López Otín respira. No obstante, uno cree que sigue habiendo mucho misterio en lo ocurrido y por lo que se va sabiendo, se tardará tiempo en conocer toda la verdad porque, por diferentes motivos, siguen existiendo muchas reservas. Interesa leer la disculpa original de los blogs en los que descalificaron al científico aragonés afincado en Asturias, y los comentarios de los diferentes participantes. Aprovecha uno para hacer examen de conciencia y de letra impresa. Uno no es nadie, pero pese a no ser nadie, podría difundir opiniones o informaciones que perjudican injustamente a quien no lo merece. Uno revisó lo que había escrito al respecto, y solamente apuntó en una ocasión, al hilo de una propuesta para dedicarle alguna calle, que uno prefiere no dar nombres a los vivos por si, al descubrírseles algo inapropiado pasado al tiempo, tienen que pasar las corporaciones y los homenajeados por el mal trago de retirar las placas. También apuntaba uno que fuera de Asturias se le cuestionaban algunos trabajos.
Se fijó uno en el acertado comentario de Carles Francino en LNE en relación con el etiquetado de las bebidas alcohólicas.
En relación con la tractorada de Panes, en protesta por las denuncias que tres vecinos del pueblo de Suarías presentaron contra ganaderos del pueblo que molestan a dichos residentes con los ruidos o los olores campesinos, uno cree que cuando se legisla hay que pensar en las consecuencias. Por lo que uno patea, los cucheros se fueron eliminando de los pueblos y, en general, se conjugan bastante bien los intereses de los ganaderos con las costumbres más higiénicas del mundo rural. Uno cree que es necesario un período transitorio de adaptación. El argumento de que siempre fue así no sirve, como no le exime al ferrocarril de las quejas por ruido con la disculpa de que el ferrocarril estaba antes, tal como se pronunció alguna vez el Defensor del Pueblo. El alcalde, por muy flexible que quiera ser, si los denunciantes le presentan una querella por prevaricación, se tendrá que pronunciar con claridad. Ojalá se encuentre un punto de equilibrio, pero en los pueblos eso es imposible porque la visceralidad de la tierra se impone a la racionalidad urbanita.
Ahora unas líneas para la guerra, empezando, de refilón, por la columna de Carrascal en la mítica tercera página del ABC. Por aquello de la concordia y para evitar palabras gruesas, uno mutiló el artículo de Carrascal y cuelga aquí únicamente los retazos más literarios. Por cierto, que le entran a uno ganas de acometer la lectura de ‘Crimen y castigo’.
Ignacio Camacho en el ABC comenta el lema de ‘No a la guerra’, y uno está con él en que sería más nítido el mensaje ‘No a la invasión’, porque en este caso decir ‘No a la guerra’ sitúa a uno en la cómoda ambigüedad.
Se quedó uno también con un reportaje de ABC que señala cómo la maquinaria de propaganda rusa tiene como objetivo a España y pone como ejemplo las campañas para revelar las simpatías neonazis del futbolista checheno Zozulia, figura de la selección de Ucrania, que jugó en varios equipos españolas de segunda fila. En algunos de ellos fue rechazado por las respectivas aficiones precisamente por sus simpatías. Uno no prestó atención al caso en su momento, pero ahora al recopilar la información, cree que el futbolista no despertaría tantas simpatías. Bueno, según de qué parte se mire. https://es.wikipedia.org/wiki/Roman_Zozulia
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