2022/03/10

DE FACEBOOK (Días 5 y 6)

LECTURA DE LA PRENSA. HAZAÑAS BÉLICAS
Hoy encontró uno tan poca cosa en la prensa del día que echó una ojeada a esas revistas semanales, de artículos muchas veces intemporales, que van quedando para mejor ocasión. En estas revistas los articulistas, si hablan de asuntos de actualidad, corren el riesgo de quedar desfasados por la antelación con la que han de mandar sus originales a la imprenta. Si a ello se une que el artículo se lee no recién llegado, sino cuando pinta, el desfase puede ser más notable. Así y todo, uno observa que a veces las grandes firmas tienen el mérito de adivinar el futuro. Por ejemplo, en un País Semanal, Javier Cercas se pregunta qué es la guerra (ese es precisamente el título del artículo), y ahí encuentra uno estos párrafos: “Como cualquiera medianamente cuerdo, no estoy a favor de ninguna guerra, pero creo que, una vez desencadenadas, hay guerras que no queda más remedio que pelear; también creo que la Guerra Civil fue una de ellas. No soy equidistante: como George Orwell, que luchó por la República sin dejar de denunciar los desmanes perpetrados por los republicanos, creo que la República tenía razón”.
Muchos periódicos se hicieron eco del vestido ucraniano que lució la reina Letizia en un acto oficial. Es un gesto llamado a dar la vuelta al mundo, aunque aquí haya aparecido prácticamente en las páginas rosas de la prensa diaria. Uno no se imagina a la reina preguntando al Presidente del Gobierno ni a la Ministra de Defensa, a través del protocolo de la Zarzuela, que vestido poner para la Pascual Militar, pero este en concreto habría pasado por el tamiz del ejecutivo. ¿De quién fue la idea? Uno apunta directamente a la reina; se dejaría utilizar en asuntos de mayor enjundia, pero no en el vestuario.
Si, después de todas las medidas de seguridad que se supone cumplen las centrales, todavía se producen a veces escapes radiactivos trágicos, que después de un atraque ruso la mayor central nuclear de Ucrania no haya soltado nada, está cerca de un milagro. Por si al ponderar los principios y los derechos en liza -Ucrania vs. Rusia- Occidente pudiera albergar alguna duda acerca de con quién estar, el peligro nuclear tiene que inclinar la balanza occidental en favor, no ya de los principios, sino de los intereses, y en esa tesitura no se puede apoyar a la gran Rusia.
En El Mundo, Andrés Trapiello escribe un artículo que titula “Vivos o muertos”, en el que desliza algunos párrafos sobre las muertes justas: ¿Qué muerte le estará reservada a Putin? ¿La terrible justicia poética de Ceaucescu, de Sadam, de Gadafi? ¿In lecho con dosel?
Matías Vallés titula su columna en LNE así: “Los héroes van a Ucrania, no vienen”. Uno está de acuerdo con el titular, no del todo con el contenido, adornado con los exabruptos habituales del autor. Sin duda, en una guerra contendientes de los dos bandos adoptan comportamientos heroicos, pero solo una parte de ellos merecerán los laureles. Los otros serán denostados…hasta que cambie la tortilla.
Foro Gijón propone eliminar el hermanamiento de la ciudad con la rusa Novorossiysk y retirar el nombre de esa ciudad en una calle próxima al Hospital Covadonga. Alegan que el hermanamiento fue ocurrencia de cuando pintaba algo en el ayuntamiento el significado concejal Jesús Montes Estrada. Uno cree que los ayuntamientos se tienen que tentar la ropa antes de aventurarse en hermanamientos que duran lo que duran en el poder sus promotores. ¿Qué intercambios siguen manteniendo Oviedo y la cubana Santa Clara una vez que Rivi ya no es concejal? ¿Qué intercambios llevaron a cabo los últimos años los playos y los rusos hermanados? Mejor no perder el tiempo en tonterías folklóricas.
Murió el cura avilesino Ángel Garralda, el cura integrista por excelencia, hecho poco destacado en la necrológica del día.

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LECTURA DE LA PENSA. METIDOS EN LA GUERRA
Uno hace propias casi todas las palabras de Lucía Méndez, periodista de El Mundo, cuando en su artículo ‘Quiera Dios’ narra la sensación que le inunda ante un día de guerra, y otro, y otro. La impotencia ante la guerra.
También en El Mundo, noticia de portada y una entrevista a Josep Borrell. El propio periódico destaca acertadamente las ocho frases más relevantes de las manifestaciones del alto representante para la Política Exterior Europea, cuatro de ellas en la misma portada. Borrell siempre se expresó con mucha claridad y no perdió esa virtud.
Algunas voces se habían quejado estos días de que el imperio de Zara estaba agazapado. De hecho, El Mundo dedica una página para resumir la importancia de Inditex en Rusia, nada menos que con 527 tiendas. No había dicho nada. Grandes compañías con presencia en Rusa están obligadas a tomar partido. Como dice un analista, los famosos analistas, quedarse ya es posicionarse. Pues bien, en la prensa digital del día se informó de la suspensión de las actividades, aunque no indican que sea un boicot sino por no poder garantizarla la normalidad comercial.
No son occidentales los únicos boicoteos derivados de la guerra, en general a los productos y servicios rusos, porque lee uno que China no emitirá los partidos de la Premier League por el apoyo de esta a Ucrania.
Manuel Castells en su columna de La Vanguardia se refiere al mayoritario apoyo a Ucrania de todos los países en las Naciones Unidas, con algunas excepciones importantes. De todas ellas a uno le llama la atención la abstención de Argentina. Uno entró en las webs de dos periódicos argentinos, Clarín y La Nación, por si encontrara pistas de una cierta rusofilia y observa la misma tendencia que en la prensa española, que, en general, mantiene una postura próxima entre sí. Espera enterarse de las razones de ese alineamiento equidistante, que es estar con Rusia.
Ana Palacio, exministra de Asuntos Exteriores, desgrana en El Mundo la importancia del gas ruso para la economía europea. Uno quiso entender que algunos sostienen que Palacio mostraba una postura pro-rusa en otras intervenciones. La tendrá, pero no en este artículo, que se limita a exponer en qué medida dependemos del gas, lo cual no significa aceptar el statu quo ya que sugiere medidas tendentes a menguar esta dependencia. Y no menciona la energía nuclear.
De la energía eólica hablan en El País varios firmantes en un artículo que pretenden colar extrañamente como artículo de opinión, cuando es una página publicitaria de una asociación del ramo, independientemente de que pueda ser acertado lo que indican.
Ana Iris Simón, escritora difícilmente clasificable, escribe en El País y en su artículo ‘De cobardes y temerarios’ se aleja del discurso mayoritario al entender que la responsabilidad no está tanto en Putin como en Europa y la OTAN.
El escritor Fulgencio Argüelles titular su columna de los sábados en El Comercio “Legítima defensa”, con este subtítulo: Esconderse detrás de la pancarta florida del pacifismo queda bien para un domingo por la mañana, pero en Ucrania mueren inocentes que tienen derecho a protección y defensa. No cuelga uno aquí su artículo, pero en unos días estará disponible en su Facebook. Es un artículo medido y preciso hasta en los incisos, y permítase la cacofonía.
Brillante el artículo del temible Enrique del Teso en La Voz de Asturias. Uno no siempre está de acuerdo con él, pero espera su aportación sabatina. Construye unos discursos envolventes, convincentes, filosófico-deductivos del estilo de si A es mayor que B y B es mayor que C, A es mayor que C. https://www.lavozdeasturias.es/.../0003164641442817040720...
Ya en el terreno doméstico, Javier Gómez Cuesta, el párroco de San Pedro de Gijón, habitual necrólogo de los curas muertos, reseña la vida de Ángel Garralda, del que uno escribió ayer que se había pasado de puntillas por su pronunciamiento integrista político-religioso. Hoy Gómez Cuesta lo deja claro. En estas despedidas, el autor procura destacar las fortalezas del difunto, obviando las debilidades. Normal.
Barbón pone Taramundi como referente para iniciativas exitosas en el medio rural, idea del iluminado Pedro de Silva, con mérito también del ex alcalde Eduardo Lastra. ¡Qué bien hizo Pedro de Silva retirándose a tiempo de la actividad política! No tuvo tiempo de desgastarse, porque cuanto más tiempo permanezcas, más oportunidades hay de meter la pata con un discurso o con una decisión. Ahora puede presumir y pontificar lo que quiera. Por eso uno se encuentra entre sus devotos.
Los mejores números de la pandemia permiten relajar algunas disposiciones, como la de fumar en el exterior. Normalmente los hosteleros protestan, pero se fijó uno en las palabras de uno que destacaba un aspecto positivo: el hecho de que no se pudiera consumir tabaco en el exterior de su bar permitía mantener la terraza más limpia. También otro indica que lo mejor era que levantaran todas las restricciones de una vez, ya que no tiene sentido que prohibieran fumar en la terraza y luego nos juntáramos diez, a tres metros, para echar un cigarro. ¿En qué quedaron los pronósticos catastrofistas de quienes vaticinaron cierres masivos de bares por la prohibición de fumar? Otra cosa es que en el período transitorio se dictaran medidas caras y absurdas para compartimentar espacios.
Varios periódicos dedican espacio a la invasión del plástico, al que se quiere poner coto. Precisamente El País dedica uno de sus editoriales al asunto: Poner coto al plástico. Uno desconoce el consuno industrial de los plásticos. Los sectores industriales son tan diversos que será difícil generalizar. De la experiencia de uno como consumidor, a raíz de que se pasó a cobrar por las bolsas en tiendas y otros establecimientos, seguramente hay menos volumen de bolsas rodando por las casas, pero no tiene uno la idea de que hayamos ahorrado gran cosa porque las bolsas se siguen utilizando, solo que ahora se pagan, aunque miremos algo más por ellas y se reutilicen algo más. Cambiar las costumbres del consumidor se le antoja a uno harto difícil. Sería la vuelta al granel, a una menor mecanización de la distribución comercial, y en definitiva a un encarecimiento del producto, que si hay que pasar por ello en aras del medio ambiente, habrá que asumirlo, a no ser que se descubran envases más ecológicos o no agresivos.
El gobierno decidió llamar o apellidar ‘Almudena Grandes’ a la estación ferroviaria de Atocha. Uno está en contra de que las estaciones y los aeropuertos llevan nombres de personas. Tampoco estaría de acuerdo con que Valladolid se llamara Valladolid-Miguel Delibes, ni la estación abulense Ávila-Santa Teresa de Jesús (harto improbable), ni Oviedo-Leopoldo Alas Clarín, ni Santander-Juan Valera, ni Salamanca-Miguel de Unamuno, ni Valencia-Blasco Ibáñez, ni Alicante-Miguel Hernández, ni A Coruña-Camilo José Cela, ni el imposible Cádiz-José María Pemán porque le pasó su momento de gloria. Acertaron las reticencias ovetenses en no poner a la estación de Llamaquique el nombre de Clara Campoamor. Ni ningún otro. Las estaciones han de tener el nombre del barrio en el que están enclavadas, si hay más de una en población, y si solo hay una, el nombre a secas de la localidad.
Manuel Vicent nos recuerda en El País lo que alguna vez fuimos (a los que alguna vez fuimos).
Relajémonos un poco para finalizar: da gusto leer (y escuchar) a Valdano. Si uno es culé, a lo mejor el gusto no es suyo. Escribe sobre el dilema entre la efectividad y el arte futbolero, dilema imposible de resolver cuando toca elegir. Uno sintió el gusanillo de buscar el famoso caño de Pedri.
Se anuncia el grupo Beatriz en Laviana con motivo de la fiesta del cabritu. ¿Tienen falta Beatriz de enseñar tanta carne con el frío que fai?















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