Une uno dos sucesos de estos días: la erupción del volcán de La Palma y el repunte psicótico de la doctora de Mingo. La doctora de Mingo en el año 2003 acuchilló a ocho personas en un hospital, logrando matar a tres, por lo que fue condenada a 25 años de internamiento psiquiátrico dado que padecía esquizofrenia paranoide crónica. Después de once años de internamiento el equipo forense emitió un informe absolutamente favorable a su puesta en libertad. Eso fue hace cinco años. Lo cierto es que en estos cinco años no trascendió ningún amago de recaída (no obstante, estará uno atento a Sálvame, que tendrán noticia de algo). Por otra parte, es sabido que hay regiones o comarcas con más probabilidad de seísmos y erupciones volcánicas que otras. En las zonas potencialmente sísmicas o proclives a fenómenos volcánicos, a pesar de todo las autoridades emiten licencias paralas actividades más variadas. Uno piensa también en esas construcciones o instalaciones industriales ubicadas en zonas con riesgo de inundaciones o riadas o con ruidos o emisiones molestas. En estos casos, y en otros muchos ejemplos que se pudieran buscar, el riesgo cero no existe. ¿Deben prohibirse las actividades que impliquen un cierto peligro, no ya de vidas, sino de pérdidas económicas si la naturaleza se desboca y no hay tiempo material de replegarse? No, la cuestión es determinar los metros o la lista de actividades o la tabla de requisitos necesarios para que siga la producción. Lo mismo con estos casos de brotes psicóticos u otros muchos que se puedan aducir. ¿Cuántos/as de Mingo reinciden en sus acciones? Habrá estadísticas, seguro. La cuestión es dónde se pone la barrera, qué porcentaje de riesgo es asumible. Confiemos en la suerte, tóquenos en una u otra parte, y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga.
Reseña LNE que Canteli, el alcalde de Oviedo, entiende que la gran afluencia de público a las casetas supuso un respaldo tremendo al equipo de gobierno. Uno repasó las opiniones que los internautas cuelgan en la web del periódico. Pocas opiniones son reproducibles, por lo que uno destaca esta: "Yo recuerdo fiestas de San Mateo de no poder andar por la calle de la cantidad de gente que había. Este año al limitar la consumición a mesa y sillas, parecía que había mucha gente, pero realmente lo que había son muchas mesas y sillas, gente creo que había mucha menos. No creo que haya sido un éxito despopularizar los festejos...siempre se pierde apego a la celebración de los mismos. Los chiringuitos me parecieron espacios más artificiales e impersonales". Uno no tiene elementos para comparar números. Podría una Policía Local independiente. ¿Quién le impide contar imparcialmente? A falta de ese dato, por los días que uno anduvo por la calle, la impresión es que había mucha gente, el menos alrededor del anochecer. Aunque uno hubiera querido sentarse, no habría encontrado sitio en ninguna de las zonas del centro o del Parque San Francisco habilitadas. Desde luego, sí habría podido adquirir una consumición en barra y tomarla de pie. De hecho mucha gente lo hizo. En cuanto a si la afluencia implica un apoyo rotundo al equipo de gobierno, algo sí. Los contrarios al modelo, por principio, pudieron asomarse para fisgar, pero sin contaminarse. A los indiferentes le da igual el chiringuito que la caseta. Quieren juntarse, tomar algo y pasarlo bien. La suma de adictos e indiferentes fue notable.
Declaración de la que se arrepentirá el alcalde, la de quitar importancia a los botellones al manifestar que son pequeños reductos. Más tarde se supo que el doctor Rosón, concejal del Somos en la oposición, pero en el gobierno en el tripartito anterior, había sido identificado y denunciado por hacer botellón. ¿Qué dirá a esta minucia el Sr. Canteli? Nada, porque quedó sin argumentos inopinadamente. Supongamos que denuncian por botellón a un concejal de Arévalo. Desconocemos de qué partido es. ¿Qué opinamos de ese comportamiento? ¿Qué opinamos después según de qué partido sea y con qué partido simpatizamos nosotros? Procede encadenar ahora la respuesta con el suelto de Pedro de Silva, titulado "No sé". Pues eso, no sé, es decir, uno no sabe.
Siguiendo con féminas que llaman la atención por su físico, una asturiana quedó segunda en un certamen de culturismo. Para gustos hay colores, pero uno prefiere el estilo musguina de Toñi Moreno, su sonrisa dulce y su tipo más convencional, pero el gusto no es recíproco. Además de química, es físicamente imposible.
Le llovieron las críticas a la ministra de Comercio, Industria y Turismo Reyes Maroto por aventurar un futuro turístico a la isla de La Palma. Sí. Hay que cuidar las palabras, pero uno anota ahora mismo en el calendario del 22 de septiembre de 2022: comprobar datos de turismo en La Palma.
La ministra Raquel Sánchez recibió en mano un documento contra los túneles del Naranco, que le entregó en Oviedo la representante de una plataforma. Podía haber rechazado el encuentro alegando problemas de agenda o de protocolo o de seguridad, pero escuchó. Un detalle positivo.
En principio parece interesante, a juzgar por el título, un artículo en El País de Ignacio Sánchez Cuenca, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Carlos III: "Asimetría política (y testicular)", que, leyendo subtítulo, versa sobre la comparación entre Vox y Podemos. Su argumento final es realmente de peso. El firmante es catedrático de Ciencia Política, pero merecería serlo de Anatomía, o incluso de Anatomía Veterinaria.
¿Qué estaría diciendo Loli la de Campomanes para captar la atención del presidente Barbón, de la ministra y de la alcaldesa? Se sabrá. Un acto de justicia, su presencia en la foto, como dijo JFL por ahí arriba.
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Duda uno por dónde empezar hoy de entre la selección de fotos y noticias en las que se fijó hoy, que son unas cuantas. Si uno se extiende demasiado en algún comentario, alguna quedará en la reserva o en el olvido. Despejada la duda, comienza por la viñeta imposible de El Roto. Imposible porque cuando uno lee, escucha o mira una noticia, sabe a qué periódico, a que emisora de radio o a qué canal de televisión pertenece. Es posible una excepción si anda uno por España y sintoniza al tuntún una emisora de radio, la primera que resulte audible. En ese caso puede uno oír sin conocer cómo respira o de qué pie cojea la emisora. Cuando se da esta circunstancia, está uno en guardia, como desconfiando de lo que va a escuchar, por si la emisora no es de su agrado. Salvando este raro supuesto, son previsibles las opiniones y hasta las noticias.
A veces se sorprende uno y juega a sorprender a otros, por ejemplo con un artículo que alguien de un partido, cuyo nombre se oculta intencionadamente, escribe en El Comercio sobre las pasadas fiestas de Oviedo.
Por seguir con las fiestas, la Corporación -sección gobernante- de Oviedo brindó consigo misma en el reparto del bollu mateín. ¿No invitaron a la oposición? ¿Renunció ésta? No hay tregua en el fango.
Un parlamentario llamó bruja a una diputada del Congreso. Seguramente quien lea esto sabe de qué partido son uno y otra, pero ¿qué pensaríamos así, en abstracto, si desconocemos la identidad de insultante e insultada, suponiendo que sea un insulto, que también depende de cómo nos caigan?
Inconcebible que se arrastre todavía el juicio al diputado de Podemos Alberto Rodríguez, acusado de agredir a un policía en el año 2014. Por mucho que la causa se haya demorado al tener que ser juzgado en el Tribunal Supremo una vez elegido diputado Rodríguez, no es razonable un retraso en una minucia así. De momento, el fiscal rebajó la petición inicial por las dilaciones judiciales indebidas.
Las familias afectadas por los ríos de lava de La Palma tuvieron una hora para elegir qué salvaban de la quema. ¿Qué salvaría uno? Echa una ojeada a los objetos que tiene a la vista o localizados: la memoria externa del ordenador, la taza y el plato de café de la abuela de León...poco más. Un desconsuelo volver la vista atrás.
Lee uno en La Vanguardia que el volcán dividió la isla en dos y que, al cortar la carretera, para rodear la lengua de fuego hay que dar un rodeo de dos horas.
El forense del caso de Mingo determina que la señora "no padece una descompensación psicótica". Uno aspira a entender un poco de muchas cosas, pero se encuentra con barreras infranqueables. Una limitación.
Otra. Uno no valdría para Delegado del Gobierno e ir de foto en foto, como la Delegada del de Asturias, que no tuvo más remedio que acudir -obligada, sin duda- a arropar a los suyos en la inauguración de la estación leonesa. Si uno fuera Delegado estaría abrumado por la cantidad de papeles que le ponen a la firma todos los días sin tiempo material para leerlos. Un día sin inauguraciones ni fotos, lo tomaría este Delegado imposible para documentarse, ver de qué va el expediente, etc... Nada. Renuncia uno a la expectativa del cargo.
Niega uno categóricamente haber invertido quince millones ni para doblar la producción ni para nada parecido. Es un infundio.
La estación de Valgrande-Pajares lleva un verano frenético de actividades. Falta tiene de ideas la comarca, ideas y alguna perruca, pero lo primero son las ideas. ¿Vetamos alguna actividad por ruidosa y/o contaminante? Si nos ponemos absolutamente puristas nos comen la tostada los laxos.
Comenta Camilo J. Cela Conde la pretensión del presidente portugués de evitar los problemas que la Lisboa turística está originando en el ciudadano autóctono, como el encarecimiento de la vivienda, al alza como consecuencia de que el turista siempre tira un poco de largo. Se une así a Barcelona y a Venecia, que antes de la pandemia habían levantado la voz contra las consecuencias negativas de los excesos turísticos. Difícil equilibrio. Por una parte, se pretende captar turistas, pero no tantos que nos trastornen la vida y encarezcan la bolsa.
Lee uno en LNE que Asturias lleva a la Ministra Ribera al juzgado por proteger ésta al lobo en toda España. En la letra pequeña se concreta que lo que hacen Asturias, y otros gobiernos de la Cornisa, es impugnar la orden ministerial que lo regula. No es lo mismo ni parecido.
Como noticias curiosas y contradictorias encuentro uno una: un feligrés se lía a paraguazos en la catedral de Oviedo, según LNE porque pidió que le dieran la comunión en la boca y se lo denegaron por las medidas sanitarias; según El Comercio, en desacuerdo con la homilía. ¿Llegaremos a saber la verdad?
Pese a esas pequeñas discrepancias, o grandes en otras materias, uno seguirá leyendo la prensa, pero con la idea de que cuando uno lee una noticia es que algo ocurrió, pero no significa que sea exactamente eso lo sucedido
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