LECTURA DE LA PRENSA. ESQUELA
Publica LNE que Alimerka abre una nueva tienda en Oviedo, concretamente en la calle Instituto Alfonso II. En Oviedo el instituto por antonomasia es el Instituto Alfonso II. Es un instituto tan ovetense que incluso mereció que una calle llevara su nombre, pero resulta que no es la calle del Instituto, que está en Santa Susana cruce con Calvo Sotelo (o García Lorca o…), sino una calle situada en el barrio de Prado de la Vega, muy próximo a La Corredoria, si no es ya La Corredoria. Supone uno que llamar así a esa calle será una fuente continua de malentendidos perfectamente evitables, porque ¿qué prisa hay por llamar así a una calle que no es la del instituto que le da nombre?
Aprovechando la apertura, la cadena incluye unas ofertas de lanzamiento de actividad. A uno le gusta Alimerka. Tiene uno cerca de casa, los empleados son amables, en cuando la cola o las colas amenazan con crecer se acercan rápidamente cajeros de refuerzo (cajeras en realidad), la tienda es luminosa y uno la valora con espíritu positivo, salvo que al observar la publicidad con motivo de la apertura de ese nuevo centro le dé por pensar que ese filete de ternera asturiana que anuncian a lo mejor es de la única macrogranja asturiana; que el solomillo de cerdo provendrá de unos gorrinos que a saber en qué condiciones pasaron su vida y su muerte; que el fresón o la naranja o las aceitunas que, pisadas, se convierten en el aceite, se habrá recogido por trabajadores marroquíes que duermen en tendejones al sereno; que la merluza igual tiene el anisakis; que el mejillón para no ser asturiano lo dejo pasar; que el croissant
es una bollería industrial deleznable; que la chapata tampoco me la llevo porque antes te la servía un empleado y ahora la recoges en plan autoservicio; que los Danones y la Coca Cola son marcas de multinacionales sin escrúpulos; que comprando el papel higiénico colaboramos con las plantaciones de eucalipto; nos negamos también a comprar la leche de la Central Lechera Asturiana porque no nos cae bien Bertino Velasco; el Fairy tampoco porque contamina las aguas; descartamos los corazones de merluza de Pescanova porque los barcos congeladores emiten una cantidad desmesurada de CO2. Le perdonamos la vida, y por los pelos, al chorizo del Ezequiel, por los buenos lazos que mantenemos con esos cazurros que son casi asturianos. Quiere uno decir que o cierra los ojos o se muere de hambre. Una vez más apela uno a su lema: lo mejor es enemigo de lo bueno.
es una bollería industrial deleznable; que la chapata tampoco me la llevo porque antes te la servía un empleado y ahora la recoges en plan autoservicio; que los Danones y la Coca Cola son marcas de multinacionales sin escrúpulos; que comprando el papel higiénico colaboramos con las plantaciones de eucalipto; nos negamos también a comprar la leche de la Central Lechera Asturiana porque no nos cae bien Bertino Velasco; el Fairy tampoco porque contamina las aguas; descartamos los corazones de merluza de Pescanova porque los barcos congeladores emiten una cantidad desmesurada de CO2. Le perdonamos la vida, y por los pelos, al chorizo del Ezequiel, por los buenos lazos que mantenemos con esos cazurros que son casi asturianos. Quiere uno decir que o cierra los ojos o se muere de hambre. Una vez más apela uno a su lema: lo mejor es enemigo de lo bueno.
La familia del historiador reguerano José Manuel González cede al Museo Arqueológico más de tres mil piezas de su colección particular. José Manuel González, conocido por Piedriquina porque andaba escarbando por las piedras, documentó, entre otros cientos, un castro en el Picu Castichu, en Cabezón, destruido para construir una minicentral que da, de momento un puesto de trabajo y pico. En el año 2002, el diputado Francisco García Valledor formuló dos preguntas al ejecutivo para responder por escrito: “¿Por qué la Consejería de Cultura no impidió la realización de la obra de una minicentral en el Naveo, concejo de L.lena, que ha destrozado el castro Castil.lu, catalogado por el profesor don José Manuel González?¿Qué actuaciones ha desarrollado la Consejería de Cultura ante el arrasamiento del castro El Castil.lu, en el pueblo de Naveo, en el concejo de L.lena? Palacio de la Junta, 30 de abril de 2002. Francisco Javier García Valledor”. La pregunta estaba encuadrada entre las de respuesta escrita. Unos días después se convirtió en pregunta oral. Uno jamás encontró la respuesta, ni entonces, que estuvo atento, ni ahora en una búsqueda por palabras en la web de la Junta.
Por seguir con Lena, la fábrica de humo y sinergias tiene depositadas grandes esperanzas en que los trenes de alta velocidad no solo paren en Pola de Lena, sino que la estación pase a llamarse La Pola L.lena-Término (o Términu, nun sé). Si el operador por entonces es el operador público, a lo mejor se aventura con algún experimento intermodal, pero como el operador sea privado, no se conformará con darse unos abrazos y firmar un protocolo de intenciones, sino que habrá que compensarle por las expectativas no satisfechas. Los operadores privados no se andan con chiquitas.
El Académico Álvarez de Miranda dicta una conferencia con motivo del centenario del nacimiento del lingüista Emilio Alarcos. Muchos se atreven a anticipar la opinión que Alarcos tendría de la oficialidad del asturiano o de otros asuntos. Como conversación de café, pase, pero es una temeridad atreverse a esa prospectiva. ¿Alguien se atreve a aventurar qué opinaría Gustavo Bueno de cualquier materia?
La oposición reprueba unánimemente al Consejero de Industria por la política industrial, en particular por las pésimas perspectivas de Alcoa/Alu Ibérica, con el despido masivo de sus trabajadores. La oposición le pasó esa arena por las narices y el consejero mostró sus raciones de cal: la llegada de Amazon a Siero o las gestiones realizadas para la salvación de Duro Felguera. Es pronto para saber si la gestión del consejero merecía una medida política tan dura. A uno -y al consejero supone uno que también- no le vale ni que cuando pasen diez años se reconozca que su gestión no fue tan reprobable y que, pelillos a la mar, son cosas de la política, ni tampoco le vale que los políticos de la oposición, en los pasillos, chalaneen con el Consejero cogiéndole cariñosamente por el brazo: “Bueno, hombre, estamos obligados a decir eso, ya sabemos que poco puedes hacer, que es cosa de Madrid o de Minnesota”. No y no. Uno no admitiría esos abrazos de oso.
Por tercer día el colectivo lavianés La Pegarata consigue que La Nueva España recoja la petición de reconocimiento de SU camino de Santiago. ¡Quién pudiera contar con una puerta abierta así en las redacciones de los periódicos!
El Comercio publica una columna de Pío García titulada “Esquelas”. Uno la suscribe íntegramente. Una de las esquelas de estos días, y noticia, porque era persona notable, es la del fallecimiento de Dª Maruja Díaz González de Lena. Uno no conoció a Maruja, pero sí a su hermano Vicente, también fallecido. Y aquí va la anécdota prometida ayer.
Vicente vivía en El Entrego y tenía derecho a sacar la tarjeta dorada, pero el hombre tenía mala suerte y encontraba siempre cerrada la ventanilla donde debía realizar la gestión. Después de varios días de intentos vanos, el hombre descuelga el teléfono para quejarse. Después de que un compañero, pacientemente, escuchara el chorreo, le pasaron a uno la llamada por imposible.
- Llevo cuatro días seguidos y allí nunca hay nadie. Dicen que está, pero nunca coincide y ni siquiera hay un horario.
- Es posible que en ese momento esté haciendo la entrega del metálico en el banco.
- ¿Pero todos los días?
- Sí, depende un poco de la recaudación o de otros cometidos. No le niego que a lo mejor algún día tome un café aprovechando que no hay trenes.
- No, si un café puede tomar, faltaría más, yo también salía a tomar café, pero brevemente.
- ¿Dónde trabajó Vd.?
- Fui Abogado de Sindicatos.
- Hombre, yo también soy abogado.
- Bueno, entonces nos podemos tutear.
- Pero estuve a punto de ser cura.
- ¡Coño, yo también estuve en el Seminario, en el Donlebún y en el de Valdediós!
- Entonces conocerías a… y a…. No te preocupes, mañana resolvemos esto de la tarjeta. Por cierto, ¿el apellido tuyo González de Lena será originario de Pajares o de Lena, por lo menos? Te lo digo porque soy aficionado a la genealogía y tengo varios González de Lena fichados.
- Los González de Lena nos reunimos una vez al año, y tenemos un libro publicado con la historia de la familia y el árbol genealógico.
- ¡Vaya interesante!
- Precisamente mañana tengo que ir a Oviedo y te dejo el libro.
- Estupendo. Y resolvemos directamente lo de la tarjeta…
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LECTURA DE LA PRENSA. JAQUE MATE
Juan José Millás tiene la virtud de conseguir un tránsito dulce entre la imaginación y la realidad. Cuando cuenta que estuvo tumbado en el diván de su psicoanalista, lo describe de una forma tan creíble, que uno cree que habla de sí mismo. Igual cuando detalla cualquier pensamiento o experiencia mientras dice tomarse un gin tonic de media tarde. Así, cuando en la columna de hoy habla de qué hacía y dónde estaba cuando le comunicaron la muerte de su padre, uno da por (bastante) bueno que habla de veras de su caso. Uno recuerda perfectamente dónde estaba cuando murió el suyo y cómo se lo dijeron. Millás plasma perfectamente esa sensación.
De la muerte de un fotógrafo que debió ser notable en su día se hacen eco varios periódicos. Uno se queda con la escueta noticia publicada en LNE, que no dista de la que otros medios ofrecen con algún adorno accesorio más. A uno le cuesta creer que los hechos hayan ocurrido exactamente así, en plena calle, en una calle concurrida o concurrible, es decir, concurrida de día, aunque por la noche el tránsito sea limitado.
La muerte del rey es el objetivo del ajedrez y esto le da motivo a uno para divagar alrededor de este juego aprovechando una noticia leída estos días en la prensa, que hacía referencia a la vida de Alekhine, uno de los grandes del tablero. Hace unos días publicó uno aquí una foto de un minitablero de ajedrez olvidado en la pista finlandesa de Oviedo. Al día siguiente ya no estaba. ¿Qué haría ese tablero allí? Ni idea, pero le sirvió a uno para meditar sobre la democracia deportiva. Todo aficionado al fútbol -y será igual en otros deportes de equipo- tiene sus preferencias por uno u otro jugador. Cada aficionado es un entrenador en potencia. Un club que se rigiera por principios asamblearios debería permitir que los viernes o los sábados se realizara una votación virtual entre sus socios cotizantes para decidir la alineación. Decidir la táctica estaría también dentro de lo posible, dentro de lo votable. Aplicarla sería más difícil. Una vez comenzado el partido, poco más se podría someter a votación, si acaso quién sería el encargado de lanzar un penalti. No sería difícil con un App y el programa adecuado. Por el contrario, el ajedrez es el único deporte que se le ocurre a uno que puede someterse estrictamente a votación. Salen blancas. Votación. Por mayoría sale P4R. Juegan negras. Votación. Por mayoría P4AD. Blancas. Votación. P3D. Y así sucesivamente hasta el jaque mate final. Estaría entretenido, como lo estarían las declaraciones de los portavoces al final del partido. “En la jugada 25 se votó el enroque cuando lo más acertado sería seguir con la variante siciliana. Perdimos por hacer caso a los demagogos de la democracia directa”. Llegados aquí, uno se acuerda de Goya: El sueño de la razón produce monstruos.
Ni los monstruos goyescos ni los del Carnaval podrán salir de la plaza de la Losa de Oviedo, pero sí lo harán de otras zonas para cumplir la sentencia judicial que prohíbe meter ruido en la noble zona de la Losa. El Ayuntamiento hace muy bien en seguir con la programación festiva aunque con otro itinerario, obligación impepinable para atenerse al dictamen del juzgado. Los vecinos y los comerciantes de la zona sufrirán o disfrutarán el silencio. Si otros barrios de la ciudad y otras organizaciones cívicas impugnan el nuevo recorrido o sus excesos ruidosos, se acabará con el actual formato del carnaval. Uno se decanta por la actividad festivalera, pero también reconoce que los organizadores, en el pecado llevan la penitencia cuando aplican más decibelios de los estrictamente necesarios para el disfrute festivo. Esa misma sensación la tiene uno cuando entra (entraba) en un pub con la música al alto la lleva. Nunca entendió uno, ni de joven ni ahora, que la música tuviera que difundirse a ese volumen. Ni siquiera en las fiestas de prau, que atronican a los alrededores con la disculpa de atraer a la gente a la fiesta. La gente sabe de sobre dónde está la fiesta.
Estos días se quejan los transportistas y sus patronales de la escasez de mano de obra por la dureza del trabajo y -sobre todo- por la imposibilidad de conciliar la vida laboral y familiar. Hace unos días se publicaba un reportaje, con foto incluida, de una cabina, que le recordó a uno sus experiencias de autoestopista. Uno, de militar, hizo muchas veces autostop, desde León, desde Valladolid, desde Zaragoza. En alguna ocasión, en viaje nocturno el camionero le invitó a descansar en la litera que llevaba el camión entre el respaldo y la caja, y uno lo admitió de buen grado. No obstante, el viaje más largo de una tacada fue en un 600 desde Zaragoza a Pola de Lena. ¿Qué habrá sido de aquel generoso conductor? No todas las experiencias fueron buenas. Los viajes desde Valladolid no solían darse nada bien.
Seguimos con la vida militar. Otra noticia que le retrotrae a uno a otros tiempos es la celebración del 25 aniversario del Centro Asturiano de Tres Cantos. Le llama a uno la atención la presencia, inusitada hoy, de un militar en la foto. En otros tiempos no faltarían un cura o un obispo. ¿Qué hacía ahí ese militar? Ni idea.
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