LECTURA DE LA PRENSA. BARULLU
Si las ofertas electorales son un barullu de la leche, estas ocurrencias no van a ser menos.
Anguañu, ablucar, caltener, entrugar, surdir, altor, cartelu, anguañu, ablucar, caltener, entrugar, surdir, altor, cartelu, anguañu, ablucar, caltener, entrugar, surdir, altor, cartelu, anguañu, ablucar, caltener, entrugar, surdir, altor, cartelu, anguañu, ablucar, caltener, entrugar, surdir, altor, cartelu. La repetición anterior forma parte de los deberes autoimpuestos para familiarizarse con algunos términos que no suele uno utilizar en su idioma amestáu. A decir verdad, puede que uno no los haya pronunciado nunca en un contexto serio. Mea culpa. Promete uno fijarse en lo sucesivo en la colaboración semanal ‘Escolinos’ que publica La Nueva España con la ayuda (tal se anuncia literalmente) de la Conseyería de Cultura, Política Llingüística y Turismo del Principáu d’Asturies. La ayuda consistirá no solo en el asesoramiento lingüístico. Lo normal en una ayuda es que pague quien la recibe, es decir, el periódico, pero uno teme que en este caso paga el que la da. Ayuda polisémica y poliédrica. Por cierto, para El Comercio, la oficialidad del asturiano pasa de puntillas en la campaña electoral, pese a que el asunto nos trajo de cabeza durante casi toda la legislatura saliente.
Caso Vinícius. Al ser uno un poco merengón, la opinión nace necesariamente sesgada. Habría que preguntar a un aficionado al béisbol del estado de Nebraska, que desconozca las reglas del fútbol y hasta la existencia del Real Madrid y del Barcelona. El hecho no ocurrió en el Nou Camp ni contra el Barcelona pero los aficionados culés tienden a posicionarse en bloque, como los del Real Madrid. Menos mal que Xavi, el entrenador del Barcelona, se pronunció con claridad contra los insultos racistas, con el indudable efecto arrastre de la opinión del entrenador para el forofo.
Lee uno en El País que la condena a un exministro por criticar a Mohamed VI reaviva el debate sobre sus ausencias, es decir, las del monarca, que pasó una larga temporada en Gabón. No sigue uno las peripecias marroquíes pese a ser país fronterizo si quitamos el Estrecho y nos olvidamos de Ceuta y Melilla. De las ausencias del rey marroquí se enteró uno en una interesante conferencia-coloquio que tuvo como invitado al periodista Ignacio Cembrero, que pasó la mayor parte de su vida como corresponsal de El País en Luxemburgo y más tarde en El Magreb, de donde fue invitado a salir en 2014 por su propio periódico accediendo a las presiones que la casa real marroquí trasladó al gobierno español y este al rotativo madrileño. En esa charla salió la cuestión de los viajes del rey Mohamed. Cuando Pedro Sánchez visitó Marruecos y no fue recibido por el rey se vivió aquí como un desprecio a España y a su gobierno, cuando lo cierto es que el rey marroquí sirvió similares desplantes a otros líderes mundiales. Un alivio patriótico. De todo lo indicado por Cembrero, se queda uno con que la libertad de prensa en España está amenazada por el sectarismo de la prensa madrileña, no solo por su línea editorial, sino porque únicamente investiga escándalos del contrario y no de los afines.
En La Vanguardia lee uno que una ley contra la pederastia en línea amenaza la privacidad de los europeos. Se trata de una propuesta de la Comisión que recibe críticas por invasiva. Así es. En principio nadie quiere que le controlen su espacio ni su móvil. Ahora bien, si uno es víctima de un delito o de un acto contra los propios intereses mira al cielo. Y lo de mirar al cielo, literal. Esta tarde cruzaba uno una calle próxima después de realizar unas compras, cuando ve a una pareja fijarse en su vehículo mirando alternativamente al cielo. ¿Por qué para el cielo? Por si había alguna cámara de seguridad en las inmediaciones, ya que al acercarse a su coche comprobaron que el espejo retrovisor había sufrido unos daños. Quizá sean unos ciudadanos celosos de su intimidad…salvo que una cámara les pueda sacar de un apuro.
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LECTURA DE LA PRENSA. EL CUMPLIMIENTO DE LAS PROMESAS ELECTORALES
Lee uno que Canga, el candidato autonómico del Partido Popular, reprocha al PSOE reprometer lo que incumplió. Esto le da pie a uno para expresar su opinión en relación con el cumplimiento o incumplimiento de los programas electorales. Entiende uno que cuando se hace público un programa electoral, habrá medidas con las que estarán de acuerdo buena parte de los electores (a lo mejor no en el método, pero sí en el objetivo) y habrá otras en las que será imposible estar de acuerdo por motivos ideológicos. Si se incumplieron puntos que apostaban por el aumento de la gestión pública ¿a qué viene la crítica de la derecha por tal incumplimiento? Tendrían que darse con un canto en los dientes por el fracaso.
La duda la tienen los votantes del partido gobernante cuando estiman que su partido no cumplió el programa. ¿Qué hacen ante tal incumplimiento? ¿Votar otra vez al mismo a ver si a la segunda consigue cumplir el programa o votar a otro partido que se anuncia como más cumplidor aunque lo que promete no esté en línea con la ideología del votante?
Uno cree que la mayor parte de los votantes no entra en tan sibilinas disquisiciones sino que vota a cuartas. Las más de las veces cuando quita el voto al partido del gobierno es por flagrantes errores, estén o no en el programa electoral.
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