LECTURA DE LA PRENSA. EL CARRITO DEL SUPERMERCADO
Imagínese uno que vive en un pueblo pequeño (por cierto, pueblo pequeño, infierno grande), que está cómodamente tumbado en una hamaca, sin trabajos agrícolas acuciantes, tumbado en una hamaca y escuchando la canción de Víctor Manuel “El cobarde”, que comienza “Vivo en mi pueblo pequeño…”. Pensemos que en ese pueblo pequeño y menguante permanecen el último tendero y el cuartel de la guardia civil y que, no habiendo recursos para dos, uno tiene que echar el cierre. ¿Qué votaría ese pueblo pequeño si le preguntan, por el cierre del cuartel o por el cierre del colmado? Viene esto a cuenta de la magistral viñeta de La Nueva España (Pablo y Román, grandes) de la gresca entre Margarita Robles y Yolanda Díaz, que no es una gresca personal sino social.
Le llama uno la atención la dimisión de dos ministros británicos, dos pesos pesados a mayor abundamiento. Normalmente es el jefe el que pierde la confianza en sus subordinados y los destituye, pero en este británico y extraño caso ocurre al revés: son los ministros quienes perdieron la confianza en su jefe y dimiten. Añaden falta de seriedad y competencia. Aquí muestra uno sus temores. Boris Johnson pinta de serio no tiene, pero decir esto igual no es políticamente correcto, o no lo es, dependiendo de a qué caretos nos estemos refiriendo. Está mal visto (y puede ser hasta ilegal) denigrar a alguien por su raza, o por depende de qué deficiencia física, pero hay fisonomías no encuadrables en ninguna patología que son ocasión de rechifla general. A este respecto a uno siempre le llamó la atención que hay una comprensión y hasta conmiseración social ante las personas con alguna discapacidad, pero no de manera directamente proporcional a su particularidad ya que ante una limitación profunda de las capacidades mentales, la gente expresa su pena, pero si la limitación es mínima puede ser motivo de guasa. Prefiere uno no poner ejemplos a costa de no ser entendido del todo. Valga expresar que ante los primeros casos uno dice “Probe”, y ante los segundos “Faltosu”.
El país anuncia un reportaje en la portada. ¿Qué más se puede decir? Casada a los ocho años: “Al menos comeré dos veces al día”. La pobreza, que incentiva los matrimonios infantiles en Afganistán.
Leyó uno con interés la promesa de Pedro Sánchez de hacer fijos a 67.000 sanitarios. Lo de leer con interés requiere una explicación. Uno dedicó un motón de años de su vida a responder escritos de queja, que previamente investigaba dentro de lo razonablemente posible. Durante muchos años el manual de estilo aconsejaba iniciar así las respuestas. “Hemos leído con interés el escrito que…”. Si no con interés, ¿qué menos que leer con atención? El interés es un plus. ¿Se diferencia en algo de la atención? Parece que el interés toca algo el alma a uno. Algunas lecciones aprendidas profesionalmente son válidas para la vida. Hablando de aprender, uno se pierde por los cerros de Úbeda, uno tomó hoy unos vinos con un antiguo responsable policial que confesó cuánto le había servido haber trabajado de camarero un año para saber por el aspecto físico de la gente cómo iba a responder. Aquello le sirvió para el desempeño policial. Javier Marías desarrolla la teoría en su imprescindible novela “Tu rostro mañana”. Volviendo de los cerros de Úbeda, uno leyó con interés, o con atención al menos, la oferta de Pedro Sánchez. La prensa canallesca sostiene que Sánchez no tiene competencias para contratar sanitarios porque es competencia autonómica. Jurídicamente es cierto, pero por lo visto previamente Sánchez arrancó el acuerdo político de que las autonomías se comprometan a esas contrataciones. Ojalá llegue la propuesta a buen puerto porque lo lógico es que las necesidades fijas se cubran con puestos indefinidos.
A uno le parece que esto no es noticia sino que es la normalidad, pero si El País lo destaca, ellos sabrán: “El Supremo dicta que la falta de relación no es causa para desheredar a un descendiente. El tribunal concluye que la indiferencia no es maltrato psicológico”. A uno le alegran estas noticias de sentido común y teme la jurisprudencia creativa. Si hay que cambiar algo, que sea a instancias del legislador, depositario de la voluntad popular, y no del juez, su intérprete y aplicador.
¿La economía es cuestión de fe? Sí. Según El Mundo (portada) la catarata de malos indicadores económicos desborda al Ejecutivo. Según El País, este editorial: “La fortaleza del empleo. El mercado de trabajo aguanta la difícil situación económica con menos paro y el aumento de los contratos indefinidos.
Ahora otra comparación o contraste entre El País y El Mundo, en este caso, por cómo los caricaturistas de referencia de los respectivos periódicos dibujan a Pedro Sánchez, Peridis en El País, Gallego & Rey en El Mundo. No trae uno aquí el hecho caricaturizado sino la caricatura en sí del Presidente. ¿Qué expresan esas caricaturas, estructuralmente iguales? Uno se acerca con más interés a las caricaturas cambiantes de El País. En El Mundo pintan siempre a Sánchez como indefectiblemente malo y con esa cara histriónica no se sabe bien de qué. Gallego & Rey, excelentes viñetistas, pero previsiblemente escorados al enfado.
El suelto de Pedro de Silva, absolutamente matizado y sin una palabra de más. Contra sí mismo, seguramente contra su pasado, contra sus (nuestros) prejuicios.
***
LECTURA DE LA PRENSA. EL COVID QUE NO ACABA
Aporta uno hoy el sondeo semanal de mascarillas. Con todo lo chapucero que se quiera, visto en conjunto describe una tendencia. Esta semana se oyó que estábamos en la séptima ola, y el personal se dio por enterado. Uno observó más gente con mascarillas por la calle, que necesariamente tienen que provenir de dos orígenes: los positivos a los que no les dan la baja o no son tan temerosos de Dios, y los que se la colocan pensando que algo les protegerá. A esta observación del uso de las mascarillas le falta una pata, que es la frecuentación de mascarillas en espacios interiores. No se computan porque uno no anda por tantos interiores y cuando anda no está para contar gente y sumar palotes sino atento a en qué pasillo se encuentra el aceite de oliva o las pechugas de pavo sin sal.
No encontró uno nada sustancioso del covid en la prensa regional en el día de hoy que sirviera para ilustrar el sondeo semanal de uso de mascarillas, únicamente que Marcos López Hoyos, Presidente de los Inmunólogos asturianos, indica que deberíamos usar mascarillas en interiores y comer en terrazas.
En El Mundo da uno con la noticia de que se dispara la venta de antígenos. Y que encuentran una ómicron que escapa de las vacunas.
El PSOE pide a González que se lea la Ley de Memoria antes de criticarla. Mucho le piden a González y a cualquiera. Si antes de abrir la boca uno tuviera que documentarse a fondo antes de hablar, el mundo estaría lleno de mudos y uno no podría desahogarse en este muro de Facebook.
En LNE encuentra uno algo chocante, al antichauvinismo culinario en una noticia con este titular: “La competencia está en el este de Europa: bajo coste y buen producto”. Se refiere a los arándanos. Grave pecado considerar que haya algo en alguna parte del mundo, no ya más barato, sino mejor que lo de aquí. Uno consume unas manzanas de la tierra de aspecto impresentable, pero las más ricas del mundo por el cariño con el que están trabajadas. Lo mismo cabe decir de los piescos, si se dan, las ciruelas o las lechugas. En lo culinario, y en todo, uno es poco nacionalista y se niega a reconocer que lo mejor sea lo de la tierra propia. Uno está con Baroja: el nacionalismo se cura viajando.
A la viñeta de La Nueva España poco se puede añadir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario