LECTURA DE LA PRENSA. COMENTARIOS POCO EUFÓRICOS
Una vez que uno seleccionó la materia prima para este comentario, cae en la idea de que es de los días que se coge el rábano por las hojas. Si no se rompe al cogerlo…
Cristina Coto, el jefe (a ella seguramente le gustará que la citen así, en masculino) de Vox en el Ayuntamiento de Oviedo, pide explicaciones a Barbón por unas sedes judiciales tercermundistas. Razón suficiente para no seguir leyendo porque es imposible que la sede más cochambrosa de la justicia asturiana sea tercermundista. Si alguna vez uno utiliza ese adjetivo, se le puede lanzar un ladrillo virtual.
Por ejemplo, lee uno el articulo de Juan Soto Ivars, que trata del asunto recurrente del dominio del mando a distancia de la tele como símbolo de mando en la casa. Cuenta que en su familia mandaba el yayo, motivo suficiente para abandonar ahí mismo el artículo. Uno entiende que Juan Soto escribe para toda la cadena, no solo para un periódico asturiano, pero lo del yayo es superior a uno.
Después lee uno un artículo sobre la pesca del salmón, cuya campaña acaba de terminar con cifras menguantes, aunque en el Narcea están contentos porque ofrecen los mejores números para los pescadores. El asunto le interesa a uno más bien poco, pero bucea bajo el agua y entre las letras en busca de los motivos de esas cifras. Como es natural, no hay acuerdo. El periodista interpreta que al presidente de los pescadores de Narcea le invade una euforia muy controlada. Uno cree que una euforia muy controlada es una contradictio in terminis, es decir, no puede existir una euforia así. Dentro de lo malo, viene bien para buscar la etimología de la palabra. Dicen algunas páginas que significa originariamente ‘que soporta fácilmente, paciente’. Uno humildemente lo ve más claro si en vez de al sustantivo acude al verbo: eu-foreo: bien conducir, es decir, lo que siente ‘el que le va la marcha’, la conducción de su cuerpo. Podía derivar aquí en elucubraciones no sobre la eu-foria, sino sobre la tan de moda dis-foria. Podía, pero lo deja para otra ocasión, con el pretexto de que en la prensa del día no encontró nada sobre la disforia, sí otros muchos días. ¿Dis-foria sería algo así como el que no sabe adónde va o el que avanza dando tumbos? Puede colar como traducción libre.
En La Voz de Lena publican una fotografía de una valla eterna. Uno está seguro de que esa valla se retirará antes de que se adecúe un trozo de acera de la carretera general. No entiende que en unos tramos de las calles luzcan unos adoquines en condiciones y, sin solución de continuidad, los siguientes metros sean de rugoso cemento, con la disculpa de que no se pavimenta hasta que un constructor levante un nuevo edificio frente a la acera cochambrosa. Será así la normativa municipal, pero uno no le ve el sentido. Y ojalá no haya que acometer la obra después de las lesiones de alguien.
Ahora toca otro periódico local. En El Tapín de Llanera encuentra uno una carta al director que se queja del estado del paso inferior del ferrocarril y zona aledaña. Propone varias soluciones. Algunas no las ve uno del todo factibles, pero como no hace ni dos días que pasó por allí como peatón, puede decir que aquello es tercermundista (ah, no , el ladrillazo); bueno, es ligeramente molesto por la polvareda que genera la industria de arcillas colindante. Alude el firmante a que se echan la culpa unas administraciones a otras. Ya verás cómo lo acaba pagando el ferrocarril por algún tipo de deuda histórica con el municipio.
Las luchas partidistas le interesan a uno muy poco, sea la renuncia o lo que sea de Adriana Lastra o las cuitas de Podemos. Enrique López, que fue Portavoz de Podemos en la Junta General y que cayó en desgracia firma una columna en LNE con el título “Podemos caníbal”, que finaliza así: “Sólo el diálogo y el respeto a las reglas y a la diferencia, contar con todas y con todos, pueden evitar que Podemos Asturies caiga en la insignificancia, la misma a la que llegó en otros territorios”. Enrique López, et alii, mejor evitaban hablar de respeto a las reglas y a la diferencia.
Pasmado queda uno de la frialdad descriptiva de un reportaje de El País con estos titulares: “Cadáveres de la Complutense para entrenar a perros policía. Los animales de la Unidad de Guías Caninos son adiestrados desde hace años con cuerpos donados a la universidad”. ¿Puede sospechar en vida un hombre que dona su cuerpo a la universidad para la investigación que acabe sirviendo para adiestrar a los perros policía?
La navidad está muy lejana todavía pero uno la recuerda al hilo de un reportaje sobre los Minions, que nacieron hace doce años. A uno le encanta esta animación y el papel del o la líder.
La noticia seria la encuentra uno en El Mundo: De transición energética a soberanía energética. La guerra en Ucrania y el control que ejerce Putin sobre el gas ruso han hecho que el sector afronte un nuevo horizonte en el que busca la independencia. Eólica, fotovoltaica e hidrógeno verde acuden al rescate de un sistema energético que depende del gas, aunque en menor medida que Alemania. En parecida línea, el billete de Pedro de Silva, al que no se puede calificar de oportunista con esta opinión, porque le recuerda erre que erre desde mucho antes de la guerra de Ucrania.
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LECTURA DE LA PRENSA. LA DIMISIÓN DE ADRIANA LASTRA
Un análisis ecuánime de la dimisión de Adriana Lastra sería plantear una pregunta a ciegas sin saber de qué país estamos hablando. ¿Cómo se valora la dimisión de una vicesecretaria del partido en el gobierno de un país europeo, si está embarazada a la edad de 43 años y su embarazo es de riesgo?
Leyó uno algunos comentarios de sesudos analistas políticos sobre los motivos reales de la renuncia de Adriana Lastra a seguir como vicepresidenta del PSOE. Las más de las veces uno lee determinadas noticias o determinadas firmas o determinados medios con desconfianza, de ahí que uno tienda a estar de acuerdo con las ideas preconcebidas que mantenga en relación con este o cualquier asunto. La Nueva España, por ejemplo, dedica cuatro páginas y pico al caso, pero uno las pasó por alto y se fijó en la curiosidad de que en una página se inserta un anuncio de unos scooters, con lo que publicidad e información quedan debidamente alineadas: dimite en base al legítimo ejercicio de opción, coincidente con el artículo del Jordi Juan, el director de La Vanguardia: “Que cada cual escoja la mejor forma de enfocar su vida. Dicho lo cual, se debería de respetar a todos, desde los que pueden permitirse tener una familia numerosa hasta las parejas sin hijos o las madres de familias monoparentales. Pero existe una propensión a criticar de forma gratuita a las mujeres y hombres, que, bien por obligación o bien por decisión propia, dan un paso atrás y valoran más estar con su familia. La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, escuchó ayer de todo por dimitir de su cargo a causa de un embarazo complicado que presenta un claro riesgo de aborto. Lastra ha hecho lo que tenía que hacer y, desde la distancia, solo cabe respetar su decisión y desearle lo mejor”.
Dicho lo anterior, para el ABC Adriana Lastra fue la efigie de la crispación. Uno está de acuerdo con esa apreciación, aunque hay más efigies, por lo menos una por cada grupo parlamentario. Y si algún grupo no cuenta con crispador oficial, otros tienen dos o más.
Hace calor. Es cierto, pero hay gente que anecia y se comporta como si no hiciera porque tienen una hoja de ruta y la tienen que seguir para que el cuaderno de bitácora se ajuste a la planificación previa. Algunas noticias sobre el calor uno las oye como quien oye llover, refrán que no viene nada a cuento por cierto estos días. Una de las noticias es la portada de La Vanguardia: “La ola de calor causa 510 muertos y decenas de incendios en España”. Lo de las decenas de incendios será. Lo de los muertos, por lo visto son unos datos del Instituto Carlos III, pero más bien basados en proyecciones y estimaciones. Uno es un osado al desconfiar de esas cifras porque la parece imposible que ya estén cerradas las estadísticas a día de hoy y definidas las causas de las muertes.
Otra noticia del calor le produce a uno tristeza y se refiere a las quejas por el calor en las oficinas del Principado: “A treinta grados y sin aire acondicionado”, haciendo trabajar a los servicios de prevención de riesgos, e incluso a la Inspección de Trabajo (que a lo mejor también era kafkianamente denunciante). Un exceso. Uno cree que la Inspección de Trabajo y los servicios de prevención deberían valorar estas incomodidades con mesura, a sabiendas de que no hay manera de poner de acuerdo al personal en asunto tan sensible como la temperatura.
Por cierto, ¿sería posible un pacto o, en su defecto una decisión, que alterara el horario de trabajo para escapar en lo posible del calor en las horas centrales del día si las características del trabajo lo permiten? ¿O la jornada es un derecho absolutamente intocable así caigan chuzos de fuego de punta?
Hoy encontró uno dos asuntos judiciales controvertidos:
• Uno es el requerimiento a su club del futbolista del Celta de Vigo Santi Mina en el ejercicio de su derecho laboral a la ocupación efectiva. Asunto peliagudo ya que Mina había sido apartado por su equipo después de una condena por abuso sexual. En este caso colisionan entre sí algunos principios jurídicos y la respuesta ha de ser la que más se ajuste a la ley, en cuya interpretación los jueces tienen la última palabra. La noticia más completa la leyó uno en La Voz de Galicia, y se reproduce aquí.
• El otro es la sentencia condenatoria para el Principado por haberse extralimitado en las medidas adoptadas durante la pandemia en el protocolo de actuación con los trabajadores y usuarios de los geriátricos: cribados, ingresos, salidas del centro, aislamientos. Entiende el tribunal que se trataba de medidas restrictivas de derechos fundamentales que debieran ser aprobadas judicialmente. Será así, pero uno suscribe las palabras de la Consejera Melania Álvarez: “Tendríamos que preguntarnos qué hubiese pasado con un colectivo de personas tan vulnerable si no se hubieran tomado estas medidas”.
Uno es un forofo del Estado de Derecho pero no siempre ve claro cuál es el Derecho aplicable al Estado o por el Estado.
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