LECTURA DE LA PRENSA. (MUY LARGO SALIÓ ESTO HOY, PERO BUENO…)
Es prácticamente imposible estar informado de lo que ocurre si uno prescinde de los medios clásicos de información. Repetir lo de estar informado y hablar de los medios de información es una perogrullada escrita a propio intento. Con enorme esfuerzo sería posible conseguir saber algo al margen de los medios, pero exigiría un tiempo del que nadie dispone. Por eso es tan importante que sean rigurosos en lo que nos transmiten. Por ejemplo, uno lee un trabajado artículo en El Comercio que da a conocer lo más notorio de un informe de Foessa y de la Cáritas Diocesana sobre la pobreza en Asturias a base de unos cuadros que entran por los ojos. Ahí lee uno que el 23 % de los asturianos sufren de salud mental. Uno hace sus cálculos de las personas que conoce en diferentes ambientes (familiares, vecinos, antiguos compañeros de trabajo o de otras batallas, parroquianos de otros ambientes) y le parece una cifra exagerada salvo que uno forme parte de ese porcentaje. ¿Por ejemplo, si uno está obsesionado con determinado objetivo cae dentro de ese saco? Pasaríamos a la siguiente etapa, es decir, el concepto de salud mental y normalidad mental, si fuera posible tan encuadramiento. Como LNE también se hace eco del mismo informe, aunque con nulo alarde infográfico, ve que un 23 % de las familias cuenta con un familiar que padece alguna enfermedad mental. No es lo mismo. Están bien las informaciones vistosas, pero están mejor las rigurosas.
Informan también todos los medios del desgraciado accidente ferroviario en el que un maquinista resultó arrollado por un tren en la estación de Oviedo y perdió un brazo. Los medios incluyen alguna foto de la zona del accidente. El Comercio titula así: “·El hombre cruzaba por el paso entre andenes cuando se produjo el terrible accidente…”. Por las fotos se ve que es imposible que cruzara entre andenes. Peor todavía en las redes sociales, donde alguno apuntó que no habría tenido lugar el accidente si hubiera utilizado las escaleras mecánicas o los ascensores. Mala suerte tuvo.
Encuentra uno una noticia curiosa sobre el sobrepeso. El titular dice lo que dice y el texto dice lo que dice, pero lo normal es que a partir de la noticia el comentario de calle sea este: “¿Viste que según el periódico cuando tienes más de ochenta años no importa pasarse con el peso?”. Pasen y vean la noticia.
¿Alguien recuerda en qué quedó la acusación presentada contra 442 controladores aéreos por su comportamiento en la huelga -o lo que fuera- que protagonizaron en el año 2010, que provocó el primer estado de alarma de la democracia? Uno lo había olvidado, aparte de que es imposible acordarse de todo, pero resulta que el asunto se acaba de resolver y la Justicia absolvió a los controladores, según columna firmada en El Mundo por Fernando Gragera, presidente de un Sindicato de Controladores. Si los absolvió los absolvió, a cada uno le puede parecer bien o mal. Uno no tuvo oportunidad de leer la sentencia, así que mejor no entrar en el fondo del asunto, pero que un asunto del año 2010 se resuelva a estas alturas no tiene un pase. Cuando la sentencia se aleja tanto en el tiempo, cualquier condena parece excesiva.
Otra sentencia llamó la atención a uno. El Mundo y El País dan cuenta de ella. Más completa la noticia de este último periódico. Se trata de una sentencia que rompe la línea jurisprudencial anterior y vuelve a los orígenes: en el caso de las parejas de hecho, para tener derecho a pensión de viudedad no es suficiente con estar empadronado en el miso domicilio, sino que hay que estar asentado en alguno de los registros municipales o autonómicos establecidos. A veces los jueces, deseosos de resolver (por justicia, vamos a suponer) un asunto en un determinado sentido, retuercen la interpretación de la ley pero con ese precedente obligan a seguirse ateniendo a su propia doctrina aunque ni ellos mismos la vean adecuada fuera del supuesto que dio lugar a la sentencia de marras. Arrojo mostró el abogado que, pese a los precedentes en contra, intentó y consiguió que el Tribunal rompiera sus propios precedentes. En general, uno está por el sistema continental de interpretación del derecho: atenerse a las leyes y que las cambie el poder legislativo, que es el titular del poder normativo; y no por el sistema anglosajón de guiarse por los precedentes.
En la empresa en la que uno trabajó, a veces descarrilaban los trenes y se armaban algunas trapisondas, pero esas noticias nunca ocupaban ningún espacio en las revistas de comunicación interna. Durante unos años uno se encargó de esa sección edulcorada y se las veía y deseaba para encontrar siempre la vaselina. Al final, aparecía algo. Quiere uno decir que no se publicaban noticias de descarrilos (descarrilamientos en la vida civil) pero sí de lo magníficos que eran los trenes taller destinados a cuando hipotéticamente fuera necesario echar mano de ellos. Al fin y al cabo era una manera de decir que alguna calamidad se registraba alguna vez. El País quedó confesado por el Defensor del Lector (y defensor del periódico, claro) que deseaban la derrota de Putin y que apoyaban las tesis de Ucrania. Como El País quiere transmitir que Rusia tiene también quien la apoya, inserta alguna noticia pro rusa alguna vez, pero dejando bien claro que se trata de una herejía. Así más o menos considera las opiniones de Schröder, que las pone, pero dando a entender que sus razones son interesadas y que es un estómago agradecido de Putin, puertas giratorias incluidas (también en la recta Alemania).
Analizado el voto de la segunda vuelta de las elecciones francesas, resulta que el voto de los más desfavorecidos de la sociedad fue para la extrema derecha. Será egoísta pero está dentro de lo razonable: el francés pobre teme que si siguen llegando inmigrantes, les quiten las migajas con las que ellos se alimentan.
Va a seguir dando que hablar el caso del médico muerto en la mesa de operaciones y cómo transmitieron la noticia a su viuda. LNE vuelve sobre el caso con esta descripción: “Tras recibir la noticia de la muerte de su esposo y ver frustrado su deseo de ver su cuerpo por última vez, telefoneó a su cuñado. Este es su relato de esa espera: –Estaba sola. Salí al atrio [del HUCA] para esperarlo, para ir a su encuentro. Oscuridad, vacío, nadie que me sujetara, que me diera una mano, que me abrazara... Me apoyé en la pared, no tenía fuerza. Me había roto y mi cuerpo no me sostenía. Me dejé resbalar hasta sentarme en el suelo, hasta que llegó”. FIN. ¿Qué quieren que les diga de un relato así? Demasiado teatral dentro de la tragedia, estaría bien para otras latitudes, no para el Septentrión. En cuando a la falta de protocolo sobre la transmisión de las muertes, estaba en la idea de que existía, por lo siguiente. Uno se dedicó durante años a no dar la razón y a denegar peticiones, y en las jornadas de formación se explicaba que esa técnica estaba muy desarrollada en los protocolos médicos, y los departamentos de postventa de las empresas se guiaban en aquellas pautas médicas. Contaban que cuando había que transmitir una mala noticia no se podía decir directamente: “Su padre murió en la mesa de operaciones”, porque la familia no escucha más. Había que decir: Comenzó la intervención a las 22:45, a lo largo de la misma se le aplicaron X bolsas de sangre, el anestesista estabilizó al paciente utilizando los equipos XXX, se le extrajo (lo que fuera). Lamentablemente no pudo resistir y se nos quedó”. Transmitido a la jerga ferroviaria no se podía comenzar una carta diciendo: “No podemos acceder a su petición”, porque acto seguido el paisano rompe la carta, sino “Hemos analizado…; según consta en los registros de….; pedidas aclaraciones a ….; en base a lo anterior, no podemos…”, con lo que le obligamos a leer los argumentos. La carta la rompe igual después.
Belén Esteban se fractura la tibia y el peroné en pleno directo. Que se mejore, pero los platós tendrán difícil sustituir a una petarda así. Queda uno pasmado de cómo es posible llenar horas y horas de televisión con historias absolutamente anodinas, que no representan ningún valor digno de emulación. Bueno, matizando lo anterior, uno puede hasta pensar en tesis doctorales de frases como ‘Por mi hija ma-to’, que, bromas aparte, ya pasaron a la posteridad.
Al buscar una viñeta en El Correo, uno echó una ojeada al resto del periódico y encontró estas declaraciones: “Vamos a ser menos, mayores y puede que la población activa sea insuficiente”. Quien tal proclama es un ente denominado Bilbao Metrópoli 30, integrado por el Gobierno Vasco, la Diputación de Bizcaia y el Ayuntamiento de Bilbao. Dice la noticia que BM30 cumple tres décadas en las que ha pasado de buscar soluciones para la crisis industrial a afrontar el reto demográfico. Por decir más o menos eso mismo en la Junta General del Principado el Comisionado para el Reto Demográfico del Principado -órgano unipersonal dependiente de Presidencia- pidieron su cabeza unas cuantas formaciones políticas. ¡Y los asturianos que nos creíamos los más originales, los únicos sufridores de la despoblación, los que más derecho a llorar teníamos! BM30 chafó a uno.
Lee uno una sesuda columna con este título: “Cuando faltan razones y sobran las etiquetas” y esta entradilla: “Escribamos juntos, fuera de las trincheras, pues los retos que tenemos por delante y las amenazas que nos acechan exigen todas las energías, todos los brazos y todos los alientos”. ¿Quién puede escribir tal que así, alguien en El País quejándose de las trincheras populares o alguien de ABC refiriéndose a la cerrazón de la izquierda? Podría ser cualquiera.
Los vecinos de Congostinas posan orgullosos con el Padre Valdés.
Al espionaje catalán no le dedicó uno res, suficiente con la viñeta.
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LECTURA DE LA PRENSA. UN JARRO DE AGUA FRÍA.
Lee uno en la Vanguardia que la jarra de agua gratis en la mesa de los restaurantes no cuaja pese a que la reciente Ley de Residuos así lo prevé. En realidad, es cuestión de cara, es decir, de quién tiene más cara, si el cliente que la exige, si el restaurador que se hace el loco. Podría parecer que es el cliente, ya que el restaurador se limita a no ofrecerla, no muestra ninguna actitud activa, simplemente está a la espera. El cliente tiene que descararse para que le reconozcan su derecho, pero uno cree que cara la tiene mayor el restaurador. Cuestión pareja es la de si Sanidad recomienda prescindir del vino en los menús del día. No le quedó claro a uno si se trataba de un bulo ya que alguna de las páginas web dedicadas a desmontar bulos la incluyeron entre las trolas del día. Sea cierto o no, el Ministerio proponente nos caerá todo lo mal que queramos y más, pero hace lo que procede desde el punto de vista sanitario. Otros ministerios, encargados del fomento de la producción vitivinícola, harán lo contrario, pero así es el juego de equilibrios políticos incluso dentro del mismo ejecutivo.
Lee uno en El País que las autoridades ucranianas (ucranias tercamente para El País) prohíben canciones rusas, derriban monumentos históricos y renombran calles. Por ejemplo borran del mapa a Pushkin. Que los ciudadanos occidentales la tomen con la cultura rusa dejando de comprar sus libros, asistir a sus conciertos o a sus ballets, es fuertemente criticado. Si lo hacen los propios ucranianos somos más comprensivos ya que están en guerra.
Otra noticia ferroviaria, absurda en este caso, es que cierran tres vías de la estación de Oviedo (en la que ocurrió la desgraciada amputación y dos contiguas) para investigar lo sucedido. Un mecanismo psicológico de corto recorrido. Lo ocurrido se sabe de sobra. Otra cosa es que alguien se atreva a publicarlo por reservas de todo tipo porque molesta que se averigüen y difundan los entresijos de la actividad de uno, pero se pretenden deseables para el resto de actividades.
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LECTURA DE LA PRENSA. EL REY DA CUENTAS
A veces nos llegan noticias novedosas, valga la redundancia, como esta del rey dando cuenta de sus ahorros desde el inicio del reinado. ¿Cómo lo interpreta cada uno? Hay únicamente dos posibilidades: una abstraerse y meditar unos días respecto de qué es lo que nos parece; dos, leer opiniones de unos y otros, gente de la calle, editoriales de periódicos, columnas de opinión o comentarios de analistas radiofónicos o televisivos, y decidir en consecuencia. ¿Qué es lo más apropiado? Uno cree que lo más honesto es el ejercicio de pensamiento en bruto, sin limitaciones, sin cortapisas, sin predisposiciones previas. En base a ello uno puede pensar que el ejercicio de transparencia se queda corto, que ya tenía que haberlo hecho antes; también puede creer que es escaso, que el jefe del Estado tiene derecho a unas retribuciones que le permitan un nivel de vida equivalente al del ejecutivo número uno del IBEX 35; o bien puede entender que cobra demasiado, que sería suficiente con estar mantenido, ya que tienen asegurada una digna supervivencia de por vida. Lo más cómodo, sin embargo, es acudir directamente a la opinión de los nuestros: el editorial de nuestro periódico de confianza o la columna del tertuliano de nuestra cuerda.
La Vanguardia titula así uno de sus editoriales: “Escasa rehabilitación de viviendas. La mejora de la eficiencia energética de los edificios necesita planes ambiciosos”. Uno está por esa labor. Al caminar por la ciudad uno ve edificios de tres plantas sin ascensor y cree que las administraciones algo tienen que hacer. Ahí detecta uno indicios de desigualdad, unas vidas incómodas subiendo y bajando escaleras cargados diariamente con las compras, con los bártulos, y piensa en esas personas mayores que ven tristemente limitada su expansión. Las empresas constructoras estarán muy interesadas en levantar viviendas nuevas, pero al conjunto de los ciudadanos interesa aprovechar (optimizar, Dios mío, qué palabro, pero está uno de acuerdo en este caso) lo que hay, acometiendo las obras necesarias para mejorar la climatización, cediendo espacios públicos si no hay otra alternativa para instalar ascensores externos. Hay dinero europeo. Puede parecer cuestionable que se ayude a mejorar su vivienda al que ya tiene una en vez de fomentar una primera vivienda para el que no tiene nada, pero uno cree que al conjunto de la sociedad le interesa aprovechar todos los inmuebles disponibles.
Pregunta y respuesta para espatarrar. LNE dedica una página a entrevistar al candidato a la presidencia del Colegio de Farmacéuticos de Asturias. ¿Debe haber una relación más abierta entre las farmacias y la sociedad? Eso le preguntan. ¿Qué se puede responder a eso? ¿Qué es una relación abierta entre farmacias y sociedad? ¿Qué es una relación cerrada? ¿No es una absoluta patochada?
Adjunta uno (reminiscencias del lenguaje administrativo) el particular sondeo semanal de las mascarillas. Además, una observación. La muy noble ciudad de Oviedo, con su ayuntamiento a la cabeza, decidió una señalización puntera para advertir a los ciudadanos de la necesidad de mantener una distancia social de dos metros. Las circunstancias son ahora muy otras, pero en el semáforo para los peatones entre el teatro Campoamor y la plaza de la Escandalera sigue la indicación cadenciada de los dos metros. Eso, que en algún momento pudo ser una regular idea, porque a buena no llegaba, ahora significa un peligro, porque cada pocos segundos cambia la indicación del semáforo para recordar lo de los dos metros y un peatón poco atento, que ve una luz moverse al fondo, puede creer que el semáforo se acaba de poner en verde y se dispone a cruzar, cuando simplemente está con el recordatorio de los dos metros. Ojalá nadie resulte atropellado por pensar que el semáforo se acaba de abrir para el peatón.
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