No es una muerta, ni siquiera una muerta política, pero se acuerda uno de la rima de Bécquer al contemplar la soledad de la ministra de Defensa Margarita Robles, de visita en el cuartel asturiano de Cabo Noval. https://www.poemas-del-alma.com/rima-lxxiii.htm
No hay visita de ministro ni de subsecretario de Estado que no cuente con el acompañamiento de la Delegada del Gobierno Delia Losa ni del presidente Adrián Barbón, pero ante el escándalo de las escuchas, los próceres asturianos alegaron problemas de agenda falsos o pésimas disculpas de que la visita era de estricto carácter castrense. ¡Cuántas veces acuden los civiles a los actos militares y militares a los actos civiles! Al menos hasta hoy. En cualquier caso, es
buen momento
para leer y, si es posible declamar en voz alta, el poema de Bécquer, que cuenta poéticamente la antigua experiencia desusada de la muerte. Cuando el vértigo del tiempo arrincona costumbres seculares, uno, si las conoció, siente el placer de haber vivido otros tiempos y ponerse un poco en situación de cómo fue la vida durante muchos siglos. En situación de otras épocas se pone uno al escuchar las canciones rescatadas por el gran folklorista Joaquín Díaz, que recibió un merecido homenaje en Oviedo. Uno se siente muy próximo a ese mundo de canciones de Castilla y de León (uno no quiere ofender hablando de castellanoleoneses).
El psicoesteta Ramiro Fernández pronunció una conferencia en el Centro Asturiano de Oviedo. Los medios asturianos destacan estos titulares: “La imagen es decisiva para tener éxito”. Declara también que hoy la moda ha arrinconado a la estética. Que la imagen es decisiva para el éxito, uno cree que es cierto, pero sin pasarse. Uno desconfía del excesivo manierismo, del atildamiento artificioso, que oculta trampas, una actualización de los bíblicos sepulcros blanqueados. En cuanto a que la moda arrinconó a la estética, uno no es capaz de distinguir una y otra, seguramente porque uno no es el más indicado para opinar de estas materias.
Hablando de opinar, atinada la no-opinión de Pedro de Silva sobre el permiso menstrual, extensible a cuantos charcos en los que uno se mete o los que salta por encima discretamente.
Uno ve una entrevista de El País al ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania y en la misma página una chica muy mona en bañador ¿y qué quieren que les diga de esta maquetación tan desacertada? Claro que si la agencia de publicidad había contratado la página 7, en la 7 tenía que ir haga frío o calor, calor mayormente. Uno recuerda desacertadas páginas publicitarias de Renfe en la misma página de un arrollamiento.
Siguiendo con trenes, los vecinos de Xivares reclaman el cambio de ubicación de su apeadero. Uno lo apoya también, de ese y de otros, pero que no cambien de petición con el tiempo, es decir, que se atengan a pedir un cambio de ubicación, de manera que el actual desaparezca y se sustituya por el nuevo, pero que no quieran mantener además el antiguo. La ubicación de muchas estaciones y apeaderos del ferrocarril es rehén de tiempos pasados, de épocas en las que se abrió allí un cargadero de carbón o de cualquier otra mercancía y de paso se habilitó un apeadero para viajeros. El cargadero murió pero el apeadero sigue sin un alma. En muchos casos sería mucho más útil desmontarlo y reubicarlo junto a poblaciones emergentes, pero nadie se atreve a quitar nada de lo existente. Son una especie de derechos históricos.
¿Y la noticia de los gatos de Llanera, qué? Con la cantidad de necesidades que hay sin salir del municipio…
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LECTURA DE LA PRENSA. LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Es uno de un atrevimiento descarado por hablar de lo que sigue. A los cuarenta años tiene ya los esquemas mentales formados y le cuesta encajar conceptos novedosos. Si, por ejemplo, uno se introdujo alguna vez en la Psicología académica y de aquella ni rastro había de la inteligencia emocional, la primera vez que oye hablar de tal cosa le suena a pura y vacía milonga puesta de moda por las empresas de consultoría y formaciones de relleno, pero que marcan el paso y arrastran a todo el mundo. Consulta uno la web para cerciorarse del dato de cuándo empezó Daniel Goleman con la turra de la inteligencia emocional. El libro, best seller mundial, se publicó en 1995, así que uno habrá oído hablar de él por primera vez un par de años después: lo dicho antes, cuando tiene los esquemas mentales formados y desconfía de aprendizajes revolucionarios. Uno se quedó con la idea de la inteligencia emocional, siquiera sea cogida con pinzas. De lo que no está tan seguro es de que la inteligencia emocional sea inteligencia. Uno cree que pesa más lo emocional. ¿La gente que, mediante el voto popular, se decantó por Ucrania en el festival de Eurovisión utilizó más la inteligencia o las emociones? Ahora descubre por qué hablaba del atrevimiento a la hora de opinar: porque ni leyó el libro de Daniel Goleman (le suena solo el concepto oído miles de veces en cursillos de relleno de cuando las vacas gordas) ni estuvo atento al desarrollo del festival de Eurovisión, así que opina absolutamente al sabor de la boca, y, sin embargo, se atreve. En resumen, uno cree que la inteligencia emocional es una patraña, pero, así y todo, en absoluto duda de su efectividad y de su potencia activadora: las emociones mueven también el mundo aunque no tengan una pizca de inteligencia. Véase el festival de Eurovisión de este año.
Lee uno un quejumbroso reportaje en La Nueva España sobre la selva legislativa que acogota el desarrollo del campo asturiano, y las limitaciones que se encuentran las industrias si pretenden intervenir cerca de un río, o en las proximidades de la costa, o en el entorno de un Bien de Interés Cultural o en una zona medioambientalmente protegible. También es atronador el clamor contra la maraña burocrática que hay que salvar si se pretenden obtener fondos europeos, en realidad solo accesibles a las grandes corporaciones, acostumbrados a moverse como pez en el agua en el proceloso mundo de las subvenciones. Mismamente el alcalde socialista de Siero insiste nuevamente en la necesidad de cambiar leyes, procedimientos y la estructura de la Administración. “Lo que no puede ser es que a veces sea casi imposible hacer cosas por el laberinto, el camino intransitable en el que la hemos convertido”. En estos casos uno suele preguntarse en voz alta si esos que tanto se quejan no contribuyen con la aprobación de bandos a aumentar la maraña normativa. A lo mejor en su caso no, pero uno lo duda. Dicho lo anterior, da la impresión de que esas normas limitantes son absurdas porque no hay voces que se atrevan a salir a la palestra a defenderlas, y debería haberlas porque a lo mejor tienen razón los proteccionistas y no los quejumbrosos diarios, por mucho que vendan mejor la protesta y el ruido. Esa valentía también es capaz de obtener votos.
LNE dedica un reportaje a indicar que Asturias está próxima a bajar del millón de habitantes atendiendo la evolución de los últimos datos. El ABC también comenta el caso asturiano, y, añade un dato más: la elevada tasa de abortos en la región, que independientemente de la consideración moral, no cree uno que tenga trascendencia demográfica.
La publicidad también es fuente de información, por ejemplo, el anuncio de la próxima apertura de un macro Tierra Astur en el Vasco reclama escanciadores/as, camareros/as, cocineros/a, ayudantes de camarero/a y ayudantes de cocina (¿no debería aludir también a ayudantas?). Coña aparte, lo que destaca de la oferta de empleo es que ofrece dos días de descanso. Estos días de atrás la empresa anunció que la inauguración del establecimiento supondría la creación de cien puestos de trabajo. Dos días de descanso en la hostelería es algo novedosos y, sin duda, implicará un efecto arrastre para todo el sector. En consecuencia, es posible que suba la sidra, pero uno lo dará por bueno si es por respetar los derechos del personal.
El País incluye una tabla con el precio del gin-tonic en distintos establecimientos de la Gran Vía Madrileña y distingue los premium de los más económicos. En cualquier caso, oscilan entre un caso de 9 euros y varios de 26. En Oviedo los encuentra uno más moderados. Hay vida fuera de las grandes capitales.
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