Mala suerte de nombre y mala suerte de esta maldita memoria, que bien podía seleccionar solamente lo bueno y olvidar lo malo. La obligatoria visita a internet confirma los presagios.
A Machala llegaron los restos de Diego Armando Estacio, asesinado por ETA por coche bomba en la T4 de Madrid.
De Machala era también Gilberto Antonio Chamba Jaramillo, el monstruo de Machala ¿por qué me acordaré de esos nombres asociados a desgracias, como me acuerdo de Alberto Muñagorri, que perdió una pierna y un ojo hará más de veinte años por dar una patada tonta a una bolsa-bomba cuando tenía ocho años? De Machala, machete; de Muñagorri, muñón. Lo siento, las ideas afluyen así.
No aprovecharán este viaje los enviados especiales para investigar vida y desgracias del monstruo de la ciudad. Quizá no lo recuerden. Será mejor así. Toca ahora retratar otra desgracia, la mala suerte, la dureza de la emigración.
Gilberto era un vigilante de seguridad que violó y asesinó a una estudiante de Derecho en el campus de Lleida en noviembre de 2004. El Tal Gilberto había cometido crímenes similares en su país y consiguió la libertad.
Hay nombres que son como escudos contra el olvido.
Machala.
2007/01/08
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