Cuelga uno aquí el sondeo semanal de mascarillas después de los entretenidos conteos callejeros. Más o menos se sigue la línea. A partir del día 20 de este mes, la mascarilla ya no será obligatoria en interiores, con algunas excepciones pendientes de detalle. Se supone que ya no es obligatoria en los supermercados ni en la hostelería. Es posible que, al menos en las primeras semanas, la gente la siga utilizando en los supermercados, como mínimo al acercarse a las colas. En los bares, donde prácticamente no se utilizaba en interiores, se dejará de hacer el papelón de poner la mascarilla para acceder al local, quitarla nada más llegar, ponerla durante los cinco o seis seguros que se tardan en ir al servicio -si se va- y volver a ponerla en la mínima caminata entre la mesa o la barra y la calle. Se transfiere a las empresas la patata caliente de que su servicio de prevención decida qué mandar hacer a sus trabajadores. Uno cree que será fuente de conflictos, al menos en una primera fase. La autonomía colectiva está muy bien en teoría porque permite adaptarse a la realidad de cada empresa, pero uno cree que tanto empresa como trabajadores agradecerían que les mandaran algo concreto, sí o no, para evitar los conflictos entre los propios trabajadores, sus mandos, el servicio de prevención, etc. Podría darse la circunstancia de que tanto en la hostelería como en el comercio, el público permaneciera sin mascarilla, pero los trabajadores siguieran con ella. En esta materia, uno se guiará por el refranero castizo: “A donde fueres haz lo que vieres”.
En varias ciudades del mundo se diseñaron y colocaron bancos en forma de libros para sentarse. Los hay en varias ciudades del mundo y guardan un formato muy parecido. Uno desconoce qué signo político tenía el municipio búlgaro donde se instauraron. A uno le gustan o no le gustan, y no piensa en el político que decidió la gracia ni le importa lo más mínimo. Por el contrario, si esos bancos se ponen en Oviedo ya la tenemos armada: o no se seleccionó a los poetas más significativos que prestaron sus versos para reclinatorio del personal, o no se eligió el mejor poema, o se encargó la obra bajo manga a un amigo o falta alguna sensibilidad por representar.
Ignacio Camacho titula así su comentario en el ABC “Guernica, el dedo y la luna”. “Anda una cierta derecha rebrincada porque Zelenski citó a Guernica como comparación referencial entre España y Ucrania. Se refería al bombardeo, no al cuadro, aunque es obvio que la fama internacional, mítica, de aquel raid letal se debe sobre todo a Picasso. Hombre, está claro que la resistencia contrala invasión encajaría mejor en la analogía con el Dos de Mayo – o ya puestos, con la Reconquista- pero tampoco le vamos a pedir a un ucraniano la precisión histórica que nosotros mismos negamos a nuestros estudiantes contemporáneos (…) En todo caso no parece muy respetuoso ni apropiado que cuando un dirigente extranjero nos está pidiendo solidaridad con el sufrimiento de su pueblo nos dediquemos a objetar si estaba bien o mal traído un simple ejemplo, si el inmisericorde aplastamiento de Járkov se parece al de cabra o la masacre de Bucha a la de Paracuellos. En materia de matanzas nos sobran por desgracia episodios para componer un catálogo completo de nuestra pasión por el exterminio”.
Estamos contra la guerra y nos parece muy bien todo lo que Zelenski anda pronunciando a lo largo y ancho del mundo, pero ¡vaya por Dios!, dijo algo que no nos interesa porque resulta que una empresa tiene implantación en Trubia y salió retratada en el discurso del líder ucraniano.
Se reunieron Pedro Sánchez y Núñez Feijóo. Cuando se publicó la noticia, como es lógico, el resultado se desconocía, porque no se habían reunido todavía. Uno cree que la viñeta de Vanguardia no anda nada descaminada de lo que ocurriría.
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LECTURA DE LAPRENSA. CENTRO DE CRISIS
De entre todas las noticias descorazonadoras de cómo pudo el moldavo asesinar a la ovetense de catorce años pese a haber sido denunciado en varias ocasiones, hay una instrucción práctica que sugiere la Directora de Igualdad del Principado Nuria Varela. “Muchos son asesinatos anunciados porque los agresores sexuales nunca agreden solo una vez. Hay que acabar con la impunidad”. Aunque está por demostrar la agresión sexual, es interesante la alusión a un llamado Centro de Crisis abierto hace dos años en Oviedo. “Mi recomendación a cualquier mujer que sufre un abuso o agresión es que antes de ir a comisaría vaya al Centro de Crisis. La diferencia entre una buena denuncia, articulada por abogadas especializadas en el tema, o una mala denuncia, es determinante en el proceso que se quiera contra un agresor. Y solo poniendo una base buena se va a acabar con la impunidad de muchos agresores sexuales”. El teléfono es el 677985985. Por supuesto, nunca había oído hablar uno de tal Centro de Crisis e ignora si es conocido por el género femenino. A lo mejor es mucho pedir a la Policía que cuando alguna mujer se presente a denunciar un hecho así, le sugieran que se ponga en contacto con tal Centro de Crisis. Sin duda, una denuncia presentada por expertos da más trabajo a la policía y no sabe uno si prefieren trabajar más o trabajar menos. Piensa uno con la malicia del funcionario. Dios me lo perdone. Olvidando esta frivolidad (seria), una buena denuncia, como un buen atestado son fundamentales. Recuerda uno las enseñanzas de un veterano abogado en unas clases de práctica jurídica. Anunciaba con empaque: “Las sentencias del Tribunal Supremo las pone el cabo de la Guardia Civil”. Como los alumnos pusieran la cara que se supone ante tal frase, añadía el letrado: “Sí, no pongan esa cara. La sentencia de Primera Instancia vendrá redactada en estos términos: ‘Conforme al atestado de la Guardia Civil de fecha…’ Y cuando la parte perjudicada recurra a la Audiencia Provincial, la sentencia comenzará así: ‘Visto el atestado de la Guardia Civil de fecha…’. Y si el perdedor, recurre al Tribunal Supremo, así comenzará la sentencia de casación: ‘De acuerdo con los indubitados términos del atestado de la Guardia Civil de referencia…’
Hoy está uno por lo jurídico. La fiscalía retira las acusaciones contra el anterior alcalde socialista ovetense y varios concejales del tripartito de izquierdas como consecuencia de la licencia para celebrar un mercado en la sidrera calle Gascona. Declararon los acusados, declararon los funcionarios municipales y diose la Fiscalía por conforme. ¿Dijeron de palabra algo diferente de lo que ya constaba en los legajos de instrucción? ¿Era necesario que tuvieran que pasar la pena de banquillo? Que las acusaciones particulares apuren las argucias procesales, pase, pero uno espera un comportamiento más serio de la fiscalía.
Anxel Vence, uno de los columnistas habituales de LNE se refiere a la irrupción de Núñez Feijóo en la política nacional en un artículo titulado “Políticos que hablan bajito”. Destaca uno algún párrafo de su artículo: “Feijóo aboga al menos por los buenos modales, cosa siempre de agradecer en estos tiempos de intemperancia. Una de las más incómodas secuelas de la caída del bipartidismo en España, fue, en efecto, la pérdida de la urbanidad. Los insultos han sustituido a los argumentos, a la vez que la irrupción de los extremistas traía de vuelta el espíritu de la guerra civil, por anacrónico que eso parezca a estas alturas del tercer milenio. El resultado es que la Corte se ha convertido en un gallinero: y ahí acaba de aterrizar el todavía presidente de Galicia”. Destaca también Ánxel Vence cómo el PSOE y el PP están de acuerdo en los asuntos que llama serios, como su postura común ante la invasión de Ucrania por Rusia. Por el contrario, los partidos a la izquierda y derecha de ambos están contra la globalización de los mercados, miran con desconfianza la Unión Europea, echan pestes contra el sistema y se muestran tibios, por lo menos, con la invasión rusa. A pesar de todo, PP y PSOE no son capaces de llegar a acuerdos de gobierno. Que se lo pregunten a Javier Fernández.
Mal lo ve el Director de la Escuela de Minas de Oviedo que ahora declara: “La solución es compartir espacios, no llevar Minas a Mieres”. Ver las orejas al lobo le hace a uno rebajar las expectativas, no ser tan exigente en el tamaño de los despachos. Compartir. Duro para el gremio que defiende que entre Dios y los hombres solo se interpone un Ingeniero de Minas.
Ahora un texto en asturiano con adivinanza, que se resolverá mañana: “Esnudábamonos en metá’l fríu. Un fríu que diba desfaciéndose mentantu medraben les caricies. Fríu. Desaniciada sensación mentres nes boques enceses se mos amestaben los aliendos”. Eso que parece prosa resulta que es poesía. Ahora bien, ¿dónde corta uno los versos? La solución, mañana.
(Seguimos con algo de literatura. Lo de Susana es superior a uno)
Dos fotos militares tan distintas: la de los despachos de la OTAN de sonrisas casi pornográficas y la desolación de la guerra, y colgó uno una foto cualquiera de la guerra, no de las más truculentas.
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