LECTURA DE LA PRENSA. ESCEPTICISMO
¿Por dónde informarse de lo ocurrido al final del partido entre el Sporting y el Oviedo? ¿Por los periódicos regionales? ¿Por los periódicos deportivos nacionales? No, porque aunque hagan un esfuerzo por la objetividad, rascando un poco se ve la patita. Por esas redes a las que uno acude a veces en busca de informaciones, no, porque mayormente destilan opiniones. Si fuera posible, uno acudiría a un cronista surcoreano que pasara por allí, al que ni le fuera ni le viniera nada en el asunto. ¿Qué hacer? Nada, uno renuncia a esta pequeña verdad futbolera.
Lee uno una columna de un periódico cualquiera. Se titula “Mentir debería costar el cargo”. Bueno, depende de la mentira, porque si tan estrecho se pone uno, raramente resistiría nadie dos meses en ningún cargo. ¿De qué partido es el mentiroso ese que debería dimitir de inmediato? Tampoco importa, pero considerando el medio que alberga el artículo, se puede uno imaginar el abanico de candidatos a la dimisión. Otra renuncia a la objetividad.
Finlandia se acerca a la OTAN. Un veterano columnista titula así su artículo: “Nunca se sabe cómo va a reaccionar el chulo del barrio”. Efectivamente, abstenerse agoreros que en el 2024 cuando ocurra o no ocurra nada, proclamen que ya dijeron ellos que Finlandia era una temeraria con ese acercamiento.
Hay palabras que parecen premonitorias, como las que colgó en su muro Carlos Novoa, radiofonista fallecido ayer de un infarto: “Hoy cumplo 63. Me siento bien. Orgulloso de mi vida. Feliz de tener a mi mujer, a mis hijos, a mi familia, a mis amigos. Consciente de lo efímero que resulta todo y de lo importante que es disfrutar del momento, del instante, de las pequeñas cosas, del presente… Brindo por la vida”. Carlos Novoa era un asiduo de El Jardín y del Muñiz, donde era habitual verlo caminar atrás y adelante ensimismado dando sus típicos largos pasos. Descanse en paz.
Mejor noticia es que en la UCI ovetense queden únicamente cuatro pacientes de Covid. Llegó a haber ciento cincuenta.
Una compañía busca cobalto en Asturias. Otra busca oro, intentos que se ven más que con reticencias. No tiene uno nada claro cómo se puede organizar el mundo sin las dañinas industrias, pero sin hacer trampas en el solitario, es decir, no vale decir que aquí no, pero podríamos comprar lo que se produce y mancha en Alsacia o en Moldavia.
La Nueva España dedica una página a recordar que el lenense Alfredo Durán fue el maquinista que pilotó el primer AVE comercial entre Madrid y Sevilla en 1992. Se colgó la noticia en un grupo de WhatsApp donde hay unos cuantos ferroviarios (ex más bien, aunque nunca se es ex del todo de los trenes) con opiniones discordantes en relación con el proceso de selección de aquella avanzadilla. Podría servir de ejemplo para el irresoluble debate de los medios y los fines.
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LECTURA DE LA PRENSA. RITUALES
Lee uno esto en una columna de opinión de un periódico de Madrid: “El (Gobierno) español es en realidad un Gobierno de Unidad Popular, que incorpora a la extrema izquierda y los restos del partido comunista y se sostiene gracias al apoyo de otros extremismos identitarios e ideológicos”· Fin de la cita, de momento. Pasamos a otra cosa.
En otro periódico de Madrid, o acaso el mismo, se lee este titular: “El conflicto catalán callado y vivo. Las diferencias en el independentismo quitan presión a Pedro Sánchez”. Cierto, uno lee en ocasiones un titular sobre la política catalana, pero no profundiza en la materia, así que de vez en cuando se pregunta ¿qué será de estos, que ahora no arman bulla? No se puede pescar en todas las aguas a la vez. Ahora estamos con Ucrania y con los estertores de la pandemia.
El editorial de El País, otro más sobre la guerra, parece dirigido a un improbable auditorio ucraniano al que se desea insuflar ardor guerrero. “El ejército ucranio (El País se empeña en decirlo así, minoritariamente, allá ellos) está demostrando unas capacidades y una moral de combate muy superiores al ruso. Las armas que está recibiendo de Estados Unidos y el Reino Unido están resultando de una eficacia devastadora, tal como reconoce la airada protesta de la Embajada rusa en Washington”. Lo que a uno le llama la atención es la capacidad de aprendizaje del ejército invadido, que, sin preparación previa, se ve en la tesitura de manejar un armamento que a uno se le antoja muy complejo y no de cualquier manera, sino con la precisión que se requiere en la estrategia militar. En actividades civiles no sabe uno cuántas horas de formación necesitarían los operarios para manejar con eficacia una maquinaria de complejidad equivalente.
Ahora una nimiedad indigna de compartir página con la tragedia bélica y es que algunos padres de jóvenes regalan a sus vástagos operaciones de labios, orejas o aumentos de pecho. Queda uno pasmado del concepto de belleza preventiva. Dice Samuel Espías, titular de una clínica del ramo: “Cada vez hay más demanda joven y sobre todo chicas en busca de una belleza preventiva”. ¿Mande?
Destaca LNE como noticia el encuentro entre el Cristo resucitado y la Virgen Dolorosa en Campomanes, tradición de la Pascua. Desde luego, menos da una piedra, pero uno es un antiguo, en teoría amante de los rituales y de algunas formalidades en el vestir por ejemplo. En teoría, porque en la práctica hace como todo el mundo. A uno le encanta ver fotos de algunas cofradías en las que hoy en día desfilan bajo un mismo uniforme o, al menos, con un vestuario digno y acorde con la ceremonia que se celebra, aunque no les quede una gota de fe. Uno es realista y, lo dicho, menos da una piedra, porque si al cura se le ocurre sugerir algún tipo de vestimenta, puede que procesione solo.
Uno es un hombre contradictorio (alguien diría también con propiedad: contradictorio no, es que no te aclaras) y hablando de tradiciones rotas lee en El Mundo que Felipe VI rompe la tradición de la misa de Pascua para diferenciarse del reinado anterior y limita la religión al ámbito privado. Que rompa esa tradición a uno le parece bien porque no le cuelga del pelo. Por el contrario, que en las fiestas de los pueblos se reserve una bancada de la primera fila para las autoridades civiles, le parece a uno una muestra de saber estar, que debe ser correspondido por el oficiante dejando el proselitismo para otros momentos. ¿Que eso alguna vez se acabará? Seguro, y no pasará absolutamente nada.
Del ABC se fija uno en la columna de José F. Peláez “Escribir para la otra orilla”, a cuento de que a partir de ahora el escritor Ignacio Peyró, de derechas por simplificar, ficha por El País. Sugerentemente dice Peláez que no es lo mismo un periódico de izquierdas que un periódico para la izquierda, porque El País es capitalismo puro. Merece la pena el artículo.
Si ahora desvela uno que la frase con la que iniciaba este comentario de hoy es de Juan Luis Cebrián precisamente en El País, parece que queda todo más claro. Cebrián no es el fustigador de la derecha que fue, pero uno tiene que restregarse los ojos cuando lee algunas de sus nuevas frases.
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