Algunas costumbres mortuorias o postmortuorias no cambian tanto.
“El mayor motivo de asombro fue que su muerte estuvo muy poco en consonancia con su vida. Muchos de los soldados que se hallaban presentes, después de besar sus pies y manos, derramando abundante llanto, considerándole el más intrépido de los hombres y emperador modélico, se dieron muerte allí mismo y no lejos de su pira; muchos de los que se hallaban aún presentes, al recibir la noticia e impelidos por el dolor, recurrieron a las armas para darse muerte unos a otros. En suma, la mayor parte de la gente que en vida le había cubierto de oprobio, una vez muerto le colmó de alabanzas a incluso vino a extenderse entre el vulgo la noticia de que si había dado muerte a Galba, había sido menos para gobernar que para salvaguardar la república y la libertad.”
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