El día empezó mucho antes pero a los efectos del cuaderno de bitácora comienza en la pescadería del Alimerka, donde, siguiendo el encargo de tu señora, estás pendiente de que te pongan “tres lubinas sin cabeza ni cola abiertas para la espalda” cuando suena el móvil. Es un amigo que te pasa con su hija, estudiante de Derecho. Recibes el segundo encargo del día: un ensayo de dos folios para una asignatura optativa, algo que relacione derecho y deporte, derecho y cultura, una cosa por el estilo, pero tiene que ser algo original, no sacado de internet.
Vas mascullando algo entre las legumbres y las conservas. Mientras recoges “el pollo picado como para el ajillo” se te ocurre si podría ser algo sobre la justicia deportiva, el árbitro como juez, la presión del público desde las gradas, el ruido mediático. Sí, sí, muy bien. El caso es que ese trabajo no lo puedes colgar aquí, no vayas a poner sobre la pista al examinador.
Con la compra hecha y el frigorífico repleto para la semana, te pones al ordenador, ensayas tres líneas pero no te sale nada coherente, no encuentras la línea argumental y borras lo escrito.
Es abrir el Facebook y recibir otro encargo: tu primo Ospi de León te da una idea para leer cuando estés en El Fontán despachando la sidra y el picadillo. Se publica en el periódico un reportaje sobre sus amigos del Foro de Estudiantes Europeos de la Universidad de Oviedo (AEGEE) a la que tantos años lleva dedicado.
Pese a los cinco grados que marca el termómetro te encaminas hacia la plaza porticada. Cerca de la catedral te encuentras con Abel, lejano pariente político y agitador cultural del Concejo de Llanera, al que preguntas por el segundo número de la Revista Perxuraos. No recordabas que también él había colaborado en la publicación con un trabajo sobre el cine de San Cucao. Se disculpa por no poder acudir al concierto de aniversario de tu coro (en excedencia) que vio en el periódico, porque tenía previsto otro compromiso cultural. Asegura que para el que quiera hay actividades asgaya.
Una vez en El Fontán, Santiago el de Bóo te indica que su pueblo está medio cubierto de nieve. Lo intuías porque viste fotos de Casorvía y de Güelles en el Facebook esa misma mañana y la altitud será similar.
Desde Malveo te llama Luisín Cachero para indicarte que no puede acudir a la comida de los seminaristas porque ese día bautiza a su nieto temporalmente salmantino.
Ves pasar a Don Jesús Lobo, uno de los formadores que tuviste en el Seminario de Covadonga, el único que te dio un merecido tortazo por imitarlo en la sala de estudio creyendo que no te veía, pero justamente estaba detrás de ti. Como tenía razón, no le guardas ningún rencor. Hace un mes estuviste en el entierro de su hermana en Nembra, aunque no por ese parentesco. Charlaste unos minutos con él y le felicitaste por esa salud que decían tan frágil pero no le impidió dedicarle desde el altar unas sentidas palabras. Don Jesús, que no perdió la fe después de secularizarse, agradece sobre todo la asistencia al funeral.
Pasas página y paginas. Te encuentras con artículo sobre los desahucios y los desahuciados, de Hipólito Peláez, portavoz del PSOE en Llanera, que tiene anunciada su presencia en la comida de los seminaristas. Te quedas con lo siguiente: No estoy capacitado para la solución a todo este complicado tinglado, pero estoy convencido de que el planteamiento correcto es el siguiente. Cuelgas el link porque es planteamiento es irresumible en cuatro líneas, no digamos el nudo y el desenlace.
Lees que el ex concejal del PP de Gijón Pablo González vuelve al redil después de pasar seis meses en el Foro de Cascos. Como este y otros virajes darían para un tratado, queda únicamente apuntado como reflexión perpleja.
Tienes tus dudas sobre si el Alcalde de Mieres tiene que devolver el gasto de hotel que pasó con motivo de su asistencia a una manifestación minera en Madrid. Él también las tiene y te parece honrada su postura. Si te acuerdas, otro día reflexionarás públicamente sobre esto porque a lo mejor está uno tan acostumbrado a la corrupción, que pasa por alto estos comportamientos.
Ves la foto del cantarín hijo del interventor, que participa en la grabación de la misa de gaita en Cornellana, cuyo promotor, que en paz descanse, emparentó políticamente en Naveo.
Y ahí terminas precisamente.
El artículo sabatino tan personal de Ignacio Gracia Noriega lo dedica a dos profesores, uno de ellos Marcial, al que conoces de cantante chigreru en la cafetería del vino posterior a los ensayos corales. Dice Gracia Noriega: “Si había un conflicto, allí estaba Marcial procurando arreglarlo. Y lo más sorprendente es que lo arreglaba. Tenía esa fuerza de convicción e inspiraba esa confianza que es patrimonio de las buenas personas”.
Falta hacía que se diera una vuelta por Naveo, y siendo Marcial apellido bélico, estaría en su salsa, pero también en otros lugares cercanos.
1 comentario:
Esto es bastante más entretenido que leer el periódico...
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