Es un tópico muy difundido, y por ti mismo comprobado, que la gente joven no toma nada caducado a sabiendas: tolerancia cero con las fechas.
Sin embargo tú, con un estómago de momento a prueba de bombas, si se daba el caso hacías una incursión en el bote, en el frasco o en la lata, realizabas previamente un análisis visual y olfativo, para pasar acto seguido al gustativo metiendo la punta de la cuchara o del tenedor, probando una pizca, saboreándola, deglutiendo mientras contraías los mofletes, pasando la legua por los labios, haciendo acopio de saliva y tragándola finalmente. Después llegaba el momento de la relajación y estabas dispuesto para atacar a fondo con la cucharilla o verter el contenido en el plato.
Eso sí, en silencio, a hurtadillas, sin decir nada, so pena de ser acusado de miserable, o si eras descubierto, de tener que escuchar:
- Te va a dar algo.
Y así día tras día, noche tras noche, hasta acabar descubriendo que aquellas precauciones resultaron desmedidas y que de haberlo sabido, no te esconderías cual tacaño miserable, sino que podrías haberte mostrarte ufano como un futurista de la dietética.
Se descubre ahora que todo el mundo hacía lo mismo.
2 comentarios:
Joder, tío, yo también lo hago.
Desde siempre hemos sabido que la leche ' caducada' se devuelve a la fábrica y se empaqueta de nuevo y lo mismo hacen con los yogures. Las conservas tienen una fecha preferente de consumo.... para favorecer el consumo.
Algunos querrán ostentar un cierto estatus y comerán, en casa, arroz a la cubana, porque el dinero no les da para más. Y eso no es lo mismo que comerse un yogur, perfectamente saludable, pasado de fecha.
Después de todo el proceso, ¿se ha dado el caso de que no hayas comido algo por estar en mal estado? Repito, "un día..."
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