(Dedicado a JMTrigos, que dice que nunca hablo de Lugo de Llanera)
Como se rumorea que hoy pasará por la estación de Oviedo el presidente de la empresa, junto con el de FEVE y el de Adif, un compañero gallego con la retranca autóctona te pregunta por la hora del evento porque no sabe si plantearle una cuestión.
Se lo desaconsejas con una anécdota que te ocurrió hace algo más de treinta años cuando estabas de factor en Lugo de Llanera y “giró” (entonces se decía así) una visita el director de la 7ª Zona, una de las siete en las que se dividía la antigua Renfe. Años más tarde se trocearía más y de otra manera.
Tu función consistía en vender billetes y registrar los vagones que maniobraban en la estación, los que se agregaban a los trenes y los que quitaban, rehacer la hoja de ruta, sumar las toneladas, etc.
Pese a que existían los abonos mensuales y unos semanales, por motivos que desconoces incluso la gente que viajaba todos los días sacaba billete de ida y vuelta. Bien por mirar por los viajeros, bien por trabajar tú menos, a la espera de que se inventaran los ordenadores se te ocurrió elaborar un folio-anuncio pegando un modelo de los abonos mensual y semanal y explicando sus ventajas, y colocarlo en el exterior de la ventanilla. Aquello tuvo cierto éxito, tú estabas orgulloso del instinto comercial y preparado para cobrar por objetivos.
Pues bien, esos días se anuncia la visita del Director de Zona, y cuando llega a la estación, visita la sala de espera y le muestras muy orgulloso el cartel. Lo mira:
- Hay que quitar eso.
No dijo “esa chapuza” pero lo habrá pensado. Con su mostacho imponente, era literalmente terrible aquel director, José Luis Villa de la Torre, el mejicano.
2 comentarios:
Muchas gracias por la dedicatoria.
Siempre han sido curiosas las situaciones cuando hay visitas de la direccion, esos nervios de los jefes.
Un saludo.
JMT
Ahora entiendo muchas cosas.
Evidentemente con unos directores así, la empresa será deficitaria por los siglos de los siglos.
Luego culparán a los trabajadores de que no sirven para más, de que tendrían que estar agradecidos por lo que cobran.... y demás.
Entiendo que estos trabajadores sean desagradables, pasotas..., pero hay que leer la letra pequeña y mientras estas empresas no estén explotadas con criterios comerciales, con directivos cualificados técnicamente y no políticamente... esto será el refugio de todos a los que le deben un favor y no los pueden enchufar en mejor sitio.
Lástima. Para qué esforzarse?
Publicar un comentario