Mal te lo ponen si tuvieras que animar a alguien a leer La saga/fuga de J.B., de Torrente Ballester que, por fin, terminaste estos días. La saga/fuga es lo más parecido en literatura a la pintura cubista. Picasso, con sus retratos imposibles, intentaba meter en cuadros de dos dimensiones realidades de tres, esa perspectiva solamente apreciable en el movimiento. Lo propio hace Torrente que transporta su ejército de Jotabés del presente al pasado, del sueño a la realidad, del frente del Ebro a la batalla de Arapiles.
Torrente juega al principio con una serie de personajes principales perfectamente definidos, todos J.B., a los que califica y abreviadamente define en un pasaje determinado de su obra. Tenemos así a Jerónimo Bermúdez, Obispo; Jacobo Balseyro, Nigromante; John Ballantyne, Almirante; Joaquín María Barrantes, Poeta; Jesualdo Bendaña, profesor; Jacinto Barallobre, Traidor; José Bastida, desgraciado. Cada uno se identifica con sus tocados y distintivos: mitra, casulla, capirote, bicornio, casaca, levita, birrete, capa, boina, gabardina...hasta que en un momento determinado juegan a trastocarse intercambiando nombres, apellidos y atributos resultando de esos cambalaches múltiples combinaciones: un Jerónimo Balseyro poeta, un John Bendaña Obispo...
José Bastida, Bastidiña, comienza siendo un pobre hombre que sufre su hambre en una pensión sin ventanas a la vida y acaba escapando de este mundo con Julia, la hija del posadero, aprovechando que un terremoto parte la tierra en dos, para consolidar de esa forma la autonomía real de Castroforte del Baralla. Ese será el nuevo reino de nuestro Bastida, con quien resulta difícil no identificarse. Como único e irónico equipaje llevaba la Gramática de Bello y Cuervo, una gramática a la que mal se acomodarían unos sonetos sin más materia que forma y ritmo. Con esa técnica, partiendo las sílabas de una manera determinada compone una canción elegíaca o un soneto cruel.
Canción elegíaca:
Galar suso hadulaila enfaroa, Julia,
Belo goalu yelodia hadús adlartes.
Meloste yu erne igar be ladeslartes
debén visolu esfalca sapor lulia.
Lalibaila festartes sapor nulia
gorimestán alcola ulví neartes.
Lilabalán fescora. Moli dartes.
Fescora colbilánn. Bilbarta vulia
Boli saltrás, disboli col minuvio
gori viltón usq’aviltrán do cano,
yolibastín gaslora valco fuvio.
Mistilimón aslatorín ca lano
Lla bó saltín lebá soliel ga lubio
Diclorodifeniltricloroetano.
Con otro silabeo resulta un soneto cruel.
Galarsu soadulá li’enfaroa, Julia,
belógoa luyeló di’hadused lartes.
Melosté yuerneigar beladesnartes
debenví soluesfal ca saporlulia.
Lalí bailafestar. Tesa pornulia
gorimés tanalcol’al vi ne artes:
lilabá lanfescó. Ramolidartes
fes carácol bilámbil. Bar. Tavulia.
Bolísal, trasdiboli, colmi, nuvio,
gorívil tonuscávil tran docá no
bolí, bastingasló ravel confucio
mistí limonaslá, torincalano
labosal, tinlebaso, liel galubio
diclo rodí, feniltriclo, roetano.
(Respetas los márgenes, las mayúsculas y las formas del autor sin llegar a comprender el contenido y lógica interna, si tienen; alguien más ilustrado te lo podrá aclarar).
Al reproducir las últimas líneas de la novela, no restarás interés al intrigado que después de este comentario se anime a acometer su lectura.
Se encogió de hombros y, riendo, derribó a Julia en el césped. Losdila maila Juliaco vestí duleia, ascolia mirteia tespedulentes, vim, hospolasdin, lailós; postaquasbam dilós, verocisten macles. Burujulalos lescita languovolsentes, astas, astas, vistigar, delinquoslaia. Cuando se levantaron, riendo todavía, pero ya un poco serios, Castroforte parecía una nube lejana, donde quizás el rey Artús empezase a proponer al pueblo la proclamación inmediata, definitiva, del Cantón Independiente, hasta que en el Reloj del Universo sonara la hora del regreso
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