2012/10/17

EL PASÉU/EL PASEO, de Miguel Rojo (SEIQUE POESÍA)

Miguel Rojo presentó su último libro de poesía en el Paseo de los Álamos de Oviedo, no ahora sino en el mes de Mayo de este año. En la presentación dijo entonces, o las palabras son del también escritor Antón García -que ofició de presentador-, que el libro se había inspirado en una explosión poética que vivió el autor en el trascurso de las dos horas de un paseo a lo largo del muro gijonés en la mañana de un domingo de noviembre de 2007. Esa semilla tardó dos años en gestarse en forma de un libro donde a lo largo de veintiséis poemas va dejando constancia de vivencias, temores, recuerdos y esperanzas. 

En buena parte de los poemas se reproduce la onomatopeya toc, toc, para recordarnos el sonido de los tacones contra las baldoses, de donde brota ese torrente poético concentrado.

Que estamos ante un libro de poesías lo asegura la contraportada de la muy cuidada edición, donde leemos El Paseo es su segundo libro de poesía bilingüe, tras la publicación de Territorios. También se asegura que “esti llibru foi impresu en tapa dura, cartón de 1,5 milímetros, con un papel CoralBook Ivory de 100 gramos nos talleres de Gráficas Rigel, S.A. (Avilés) n’ochobre de 2011. Utilizóse una tipografía Adobe Garamond Pro a 11 puntos”. Con esas precisiones es atrevido discutir el resto de asertos, por ejemplo, la verificación de que se trata de un libro de poesía. Seique.

No te quedó claro si los poemas fueron pensados en asturiano y traducidos al castellano o viceversa o si se produjo una combinación de ambos, incluso si unos versos nacían en un idioma y otros en su hermano, pero tampoco importa.

Encuentras sonoridad y belleza en una lengua, pero no siempre en la otra, o eso te parece. Así, te gusta “la esllava los duernos”, pero no “los desperdicios de los basureros”; no “la complicidá babayona d’escapase a chumar una copa”, sí “la complicidad tonta de escaparse a tomar una copa”, no “güei ta too esgonciao”, sí “hoy todo yace desvanecido”, no “piesllo los güeyos”, sí “cierro los ojos”, sí “apigacé”, no “me he quedado dormido”; sí “conozco bien esa riestra coses”, no “conozco bien ese estado de cosas”; sí “una ansiedá que m’estrapayó como a un llimiagu”, no “una ansiedad que aplastó como a una babosa”; sí “l’edificiu de la Esposicion de Sevilla espétase contra’l cielu”, pero también “el edificio de la Exposición de Sevilla se hunde en el cielo”; traducciones por otra parte no siempre equivalibles.

El librín da mucho más de sí y sería imposible abreviar ni resumir porque cada poema es una obra completa en sí misma, como la semblanza del poeta Ángel González o el poema dedicado al miedo, quizá la primera palabra que se pronunció en el mundo, que tal vez será también la postrera.

Un último apunte. En varios versos asoma el occidental seique, traducible a veces por supongo, otras por acaso, seguramente será una fusión de sei (sé) + qué, pero ya se sabe que en las cercanías de Galicia, cuando algo se afirma procede ponerlo en cuarentena, Buridán.

Hay versos de dos o tres líneas, no siempre cortados en el mismo punto en la versión asturiana y en la castellana, por lo que te entra la duda de si son poemas o simplemente relatos de frases cortas. Será poesía. Seique poesía.

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