2012/10/03

GRAAATISSS

En su amplio círculo de amistades tu hija coincidió durante unos meses con una amiga a la que acabaron llamando Graaatisss porque esa era su exclamación de alborozo cuando se enteraba de que algo no costaba nada. En ella piensas ante los conciertos de San Mateo, la actuación de un coro o el segundo artículo del súper del barrio, que celebra su aniversario.

Estos días se denunció un agujero de seguridad en Facebook. Al decir de muchos internautas quedaban públicos algunos mensajes emitidos años atrás como privados. Desde la compañía alegan que de eso nada, que lo que ocurre es que la gente ya olvidó cómo funcionaba el muro en sus inicios.

Este asunto te lleva a cavilar sobre los derechos que uno tiene cuando un producto o un servicio son gratis. Aquí habría que distinguir si el proveedor es una entidad pública o privada, incluso dentro de esta última categoría si la prestación está subvencionada o si responde a un gesto magnánimo, altruista, generoso, desprendido.

Si un servicio público es gratis para el receptor o beneficiario final pero a costa de los tributos de él mismo o del resto de los ciudadanos, no es tan gratis, sale del bolsillo de alguien. Si un servicio privado es gratis, salvo impensable prodigalidad, lo normal es que sea a cambio de inserciones publicitarias, pero así y todo lo asimilas a gratis-gratis.

Que un periódico sea gratis para el lector (pongamos  el Qué, el Metro, el 20minutos) le da derecho a informar con imparcialidad o a tergiversar la verdad, porque eso lo hacen también lo periódicos de pago, pero no le permite atentar contra el honor de las personas. Nada distinto de lo que ocurre con la prensa seria. Con las televisiones sucede lo mismo, sean de pago o codificadas. Sin embargo si compras un partido de fútbol en una televisión de pago y el encuentro no puede verse, intentas que te devuelvan el importe. Si el partido era en abierto y la que falló es una televisión pública, no se te ocurre instar una devolución proporcional del impuesto correspondiente, que bien podría valorarse a precio de mercado.

Si se diera un caso de intoxicación alimentaria, mentalmente estableces una escala y un diferente valor dependiendo de si la comida consistió en un banquete a la carta, en un menú del día o en una merienda gratuita para los clientes de El Corte Inglés al celebrar la apertura de una nueva delegación. Mas de uno apostilló de palabra y por escrito una antigua entrada tuya sobre el menoscabo de un litro de leche: que no te quejaras, que para eso habías comprado la más barata y, encima, de oferta.

Lo acabaste creyendo. Por eso cuando utilizas un servicio de Internet, si es gratis (Hotmail, Gmail, Facebook) algo te predispone a pensar que la protección es menor ante posibles vulneraciones, por lo que aumentas las cautelas. Siendo la vida, la salud y los derechos fundamentales valores de imposible tasación, parece que en caso de invasión, vale más que haya mediado precio y no que haya sido Graaatisss. Lo gratis se valora menos: a misa paga no hay quien vaya.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus reflexiones me parecen muy interesantes.
El amor a tu hija ¿es gratis? No voy a decir nada del amor de su pareja.
Se paga por un servicio y ese servicio también tiene fallos. ¿Es mejor socializar los bienes y los servicios, o pagar por ellos? Educación..., sanidad..., conciertos en las fiestas... aún habiendo la alternativa de lo gratis, alguien elegirá, porque se lo puede pagar,porque quiere otras prestaciones..., alguien elegirá lo privado, lo exclusivo...
Los que no pueden elegir, no tienen elección. ¿Están bien atendidos, bien formados los alumnos en la enseñanza pública-gratuita? ¿Están bien atendidos-cuidados los pacientes en la sanidad pública-gratuita? Alguien pagará esa enseñanza y esa sanidad, esos conciertos... con sus impuestos, pero se beneficia incluso quien nunca pagó impuestos. ¿Se pueden presentar quejas por un mal servicio, por ser gratis? ¿Se podría considerar 'Beneficencia Estatal'? Hay bienes-servicios que están subvencionados, es decir, se paga una parte del total del coste, la otra parte... la pagan otros, aunque no usen el servicio. ¿Cómo está gestionado ese bien-servicio público? ¿Es una gestión privada? ¿Es justo? ¿Es equitativo?

Anónimo dijo...

Si lo gratis se valora menos, no nos quejemos si nos lo quitan. Al final llegaremos a un capitalismo desalmado. Con este gobierno se va a privatizar todo, no quedará nada gratis. Y lo que más jode es que éstos que se las dan de defensores de los derechos ajenos, de socialistas, de solidarios... no estén haciendo el uso debido de estos bienes gratuitos, eligen, siempre que pueden, los de pago. Dejemos lo gratis para los inmigrantes.