2023/03/20

DE FACEBOOK (Días 13 y 14)

LECTURA DE LA PRENSA. FOSBURY






Por las páginas deportivas de El Comercio -también en El País- se entera uno del fallecimiento de Dick Fosbury, el inventor de fosbury flop, esa forma de ejecutar el salto de altura de espaldas, seguido hoy por la inmensa mayoría de los saltadores. Con su revolucionario cambio, en los Juegos Olímpicos de 1968 en México, además de ganar la medalla de oro, hizo pasar a mejor vida en unos años la técnica del rodillo ventral. Uno admira a quienes, como Fosbury, descubrieron o inventaron algo, tildados de chiflados hasta que la evidencia descubre el éxito de una propuesta revolucionaria. Alguno de los muchos periódicos deportivos que se editan en España ni mencionan la noticia del fallecimiento, enfrascados en las pequeñas polémicas de cada día. En realidad, dieron mayor relevancia a la noticia dos periódicos generalistas que los deportivos.

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LECTURA DE LA PRENSA. EL PERIODISTA Y EL INSTRUCTOR SE DESDICEN
Uno también fue, durante poco tiempo, instructor de expedientes. En ese puesto tuvo oportunidad de equivocarse, no en la instrucción o investigación del hecho en sí (que a lo mejor también) sino en el proceloso mundo de la comunicación, en el que uno era un absoluto bisoño. ¿A cuento de qué viene esta confesión tan extemporánea? A raíz de la noticia que estos días ocupa la prensa asturiana: el asesinato (se confirma) de una mujer moldava de cuarenta y cuatro años en el barrio de Teatinos de Oviedo. Uno siguió las crónicas de estos tres días sobre el suceso y cómo se fue decantando la noticia con el paso de los días. En la primera noticia se habló únicamente de circunstancias anómalas. Al día siguiente se habló ya de signos de violencia. El tercero se aseguró que había sido asesinada, pero sin rastros de violación. Sin embargo, El Comercio asegura ya en portada que fue objeto de agresión sexual.
Uno se pone en el pellejo del periodista que firmó en solitario la noticia del primer día (Ch. Neira), que ve cómo al día siguiente tiene que matizar algo la primera información (aquí la noticia la comparte con L. Blanco) y no digamos el tercer día (co-escribiendo en este caso con Luis Rendueles) con un vuelco general, y se acuerda de aquel expediente que uno tuvo que instruir por una cuestión absolutamente nimia y fue el expediente incoado a un maquinista porque su tren salió de una estación próxima a Avilés (presuntamente) con el telero de un vagón no debidamente sujeto, por lo que en la marcha se desprendió de su punto de amarre y fue arrastrando y levantando el balasto (la piedra de las vías) dañando algún coche que pasaba por un paso inferior en algún punto de la vía. (Se aclara esquemáticamente que el telero es ese palo vertical que tienen algunos vagones para sujetar la mercancía). Uno investigó que el maquinista no había comprobado el estado del famoso telero y el caso estaba enfocado para algún tipo de sanción, tampoco demasiado grave. Héteme aquí que, error de principiante, un periodista se puso en contacto con uno, que, imprudentemente, le comunicó lo que había averiguado hasta el momento. Después del revuelo interno que se armó por descubrir un secreto de la investigación (aunque el periodista no desveló las fuentes, pero era fácil averiguarlas) uno cambió radicalmente el informe final para que la compañía ferroviaria no tuviera que asumir con tanta claridad el pago de los desperfectos de los coches. Uno se pone en el pellejo del periodista que tiene que re-redactar la noticia: ¿Y cómo me desdigo de lo que escribí ayer?

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