Referencia única, homogénea y transparente, plan estratégico, racionalización de los recursos, reestructuración de la oferta, líneas estratégicas, reestructuración de la oferta, análisis conjunto, forma coherente, estrategia, calidad, aprovechamiento óptimo, recursos disponibles, niveles de fiabilidad, mercado, línea estratégica, trasladar recursos productivos, volumen de actividad, ejes, niveles de cobertura, importancia estratégica, poner en valor, planteamientos estratégicos, desarrollos informáticos, venta de huecos, estandarizar y agilizar, aportando valor añadido al producto.
En vez de decir ¡ya somos europeos! bien podíamos gritar ¡ya somos estrategas! Y de aquí a la guerra, porque ¿no es la estrategia un invento genuinamente militar? En realidad es la guerra, guerra a la lógica de las palabras, guerra a la claridad.
Hasta ahí unas palabrejas que parecen inconexas. Y lo son. Los guajes de doce años, en las primeras lecciones de Física (¿conocimiento del medio, ahora?) distinguían la mezcla, la aleación y la combinación, en cada una de las cuales la integración era mayor, hasta el punto de que en la aleación ya no era posible distinguir las partes integrantes. Pues nada, las palabrejas de moda ni son mezcla, ni combinación ni aleación, son una pura mezcolanza, que igual valen para un roto que para un descosido. En Asturias se dice “palabriru”, que bien puede ser palabrería, sin más. Pues bien, en la intranet de una determinada empresa en un determinado mensaje de veintidós líneas se entresacaron esas concretas y determinadas palabras en el mismo orden en el que aparecieron.
Y digo yo ¿el que lea eso puede entender que se anuncia una noticia positiva? Ca. Lo positivo se expresa en román paladino, como decía Gonzalo de Berceo “Quiero fer una prosa en román paladino, cual suele el pueblo fablar con so vecino, ca non so letrado por fer otro latino”. Cuando se quiere abrir o ampliar una empresa o un departamento o un sector, se habla lisa y llanamente de ampliar, de crecer, de invertir. Ay amigo, cuando vemos esi palabriru del comienzo, ponte en lo peor, Pepín, que valen lo mismo para cerrar una fábrica de mayonesa que para trasladar (deslocalizar) un convento.
¿De qué se trata? Lisa y llanamente de que determinada línea de transporte de contenedores no da dinero y se cierra. No hay más matices. Lo demás es literatura (mala). ¿No se podía decir así de claro “cerramos porque perdemos dinero”?
Pues, hala, a vestir el muerto; referencia única, homogénea y transparente, plan estratégico, estratégico, estratégico, no táctico, estratégico, que táctico parece cosa de niños y lo estratégico está apoyado en sesudos informes (cortados y pegados, por supuesto).
¡Ay, qué contentos estabais los autores del texto, calcado de otros clichés, no hace falta una gran imaginación! ¡qué tristeza de licenciados en Ciencias de la Información, cuando os seleccionaron para trabajar en esa empresa segura! ¡y perpretrando esos comunicados de prensa! ¿do quedaron los ideales, do las ilusiones? ¿y do trabajan los lingüistas, filólogos y demás especialistas del lenguaje? ¿en qué empleais vuestro saber? ¿desde cuando la lengua sirve para oscurecer y en vez de para aclarar?
¡Virgen, virgen!
Y los demás, hacemos lo propio en nuestra triste y mendaz prosa administrativa.
¡A qué llegamos!
2007/02/11
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