Sin duda es una exageración pero el cuerpo reacciona como le da la gana. Mi cuerpo reaccionó con nervios en el estómago en cuanto me dijeron que entrara en una página web y viera cómo la nueva estación de Llamaquique ya no se llamaba así, sino estación Clara Campoamor. Lo acababa de anunciar la Ministra de Fomento en su visita a Asturias.
Nada me va ni me viene en ello pero el sectarismo de cualquier signo me repatea y no creo que haya que jugar con las estaciones a la memoria histórica. Ya cambió el nombre de la tradicional estación de Bilbao-Abando añadiendo o anteponiendo el nombre de Indalecio Prieto. Algo parecido ocurrió con María Zambrano y la estación de Málaga. Y ahora Clara Campoamor.
No merece que coja rabia a Clara Campoamor, luchadora por los derechos de la mujer en tiempos de la República, pero el sectarismo me lo va a poner difícil.
No importa que algunos trenes lucieran, todavía en pruebas, la denominación de Llamaquique, ya aprobada oficialmente por el ADIF, quien tiene las competencias al respecto. No importa que la estación, aún en obras, luciera ya el rótulo de Llamaquique. En Cogerse se puede reciclar convenientemente, bonita forma de decir que se tiró a la basura. Todavía pasé esta noche de lunes a martes por delante de la estación, iluminada por dentro pero con el rótulo rojo y blanco ya sin luz, orden taxativa sin duda.
Triste burla, una vez más, a las respuestas parlamentarias. Que pregunten, que pregunten, que ya responderemos los que nos dé la gana, y si respondemos bien, como es el caso, haremos lo que nos peta. Véase, si no, esta respuesta que se puede leer en el Diario de Sesiones del Congreso del 23 de enero de 2007. Tiene uno el mal vicio de leer todo lo que sale en los diarios oficiales que afecte al ferrocarril. Tiene uno la mala suerte de gozar de algo de memoria de hechos tan recientes. Ningún mérito, pues. Lo difícil sería no acordarse teniéndolo tan reciente.
Es cierto que hay muchas calles en Asturias con el nombre de Clara Campoamor, pero no encuentro en su biografía mayor relación con esta región. No figura en La Gran Enciclopedia Asturiana, ni en el más reciente Diccionario Enciclopédico del Principado de Asturias, ni en el Diccionario Histórico de Asturias de La Nueva España.
Lo desconozco, pero supongo que la polémica que se habrá vivido en el País Vasco con motivo del cambio de nombre de la estación de Bilbao, será la que habrá motivado la siguiente pregunta de un parlamentario vasco:
184/087236
A la Mesa del Congreso de los Diputados
Don José Ramón Beloki Guerra, Diputado por Gipuzkoa, y adscrito al Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), al amparo de lo dispuesto en el artículo185 y siguientes del vigente Reglamento del Congreso de los Diputados, presenta las siguientes preguntas solicitando su respuesta por escrito:
1.¿Cuál es la relación de denominaciones oficiales de las estaciones y apeaderos de RENFE en el conjunto del Estado?
2.¿Tiene el Ministerio de Fomento y/o RENFE establecido algún tipo de criterio a la hora de fijar tales denominaciones?
3.¿Cuáles son, en su caso, tales criterios?
4.¿Tiene el Ministerio establecido algún tipo de protocolo o procedimiento para fijar las denominaciones de las Estaciones y/o apeaderos de RENFE?
5.¿Cuál es, en su caso, tal protocolo y/o procedimiento?
Palacio del Congreso de los Diputados, 26 de septiembre de 2006.-José Ramón Beloki Guerra, Diputado.
La respuesta fue la siguiente.
184/087236
(184) Pregunta escrita Congreso
AUTOR: Beloki Guerra, José Ramón (GV-PNV).
Respuesta:
La relación de denominaciones oficiales de las estaciones y apeaderos de ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), en el conjunto de la red ferroviaria de interés general, es la que se contiene en el anexo que se adjunta.
El criterio que se viene siguiendo históricamente y con carácter general, para fijar la denominación de las estaciones de ferrocarril, es aplicarles el nombre del
municipio o municipios al que dan servicio.
En determinados casos, se emplea como denominación única o añadida a la del municipio, algún elemento circunstancial relacionado con el topónimo, barrio, distrito
o calle donde se encuentran ubicadas, el lugar hacia el que se dirigían los trenes que operaban en ellas o alguna otra circunstancia que sea relevante en el caso de cada estación.
Madrid, 15 de diciembre de 2006.—El Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.
¿No es una burla a los diputados haber contestado eso y, lo que es peor, actuar contra los propios actos tomando una decisión tan en contra de los criterios que se dicen utilizar?
Líbranos, Señor, de sectarismos de toda laya.
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