Bien está descansar un poco de las elecciones pasadas, de las elecciones futuras, de esos pactos electorales que necesariamente supondrán una decepción para algunos vencedores por la mínima en las elecciones locales, que habrán de renunciar al bastón de mando anhelado por seguir, de mejor o peor grado, las directrices regionales o nacionales de su partido. Ahí salen ganando las agrupaciones electorales, que van por libre. Había quedado uno en que iba a descansar de las elecciones y a poco que siga, ya está en harina. No, sale uno del molino.
En otras épocas la página del tiempo de los periódicos era de las secciones de consulta obligada. Hoy la mira uno como anécdota y a veces a toro pasado, por ejemplo para comprobar qué decía el periódico de ayer del tiempo previsto para hoy. En ese mismo sentido, como mera anécdota mira uno ahora la sección del tiempo. Decía el meteorólogo de La Nueva España que habría un 95% de posibilidades de lluvia en Oviedo. Uno agradece el fracaso adivinatorio. El científico podrá alegar, en su descargo, que a las once de la noche cayeron unas gotas en el castro del Llagú o en el observatorio de San Claudio, tan ovetenses como el Campo San Francisco.
Al Campo San Francisco quería llegar uno física y metafóricamente, y a poder ser no mojarse (también física y metafóricamente) a lo largo del día, pero antes de llegar hay que decir que en realidad ni siquiera miró la información estática que la prensa pudiera dar del tiempo, sino que consultó la aplicación del teléfono móvil, que también auguraba lluvias. En las horas centrales del día, se estimaba en 0,9 mm, que, por suerte, tampoco se confirmaron. Con la esperanza del fracaso meteorológico salió uno familiarmente hasta el Campo San Francisco dotado del bollu preñáu de Casadiellas&Café por aquello de apoyar al comercio lenense en la diáspora. Muy bueno, por cierto. En especial merece la pena destacar la empanada de cecina y queso de cabra, con decoración ad hoc, obra de la hija de uno, que lo hace casi todo bien. La prueba, en la muestra fotográfica.
Años hubo en los que no se podía pisar el Campo San Francisco. No recuerda uno quién gobernaba de aquella porque no tiene uno pensado elaborar una lista de rencores y de aciertos. Querría uno ver la fiesta del martes de Campo con los mismos ojos de los mochileros despistados que pasaron hoy por allí y a quienes no se les habrá ocurrido preguntar de qué color es el gobierno municipal, y, sin saberlo, opinarán con ingenuidad y sin prejuicios sobre lo que le gusta o disgusta de esa ciudad de paso.
En cuanto al uso del Campo San Francisco, uno aplica una vez más el lema de la página: lo mejor es enemigo de lo bueno.
***
LECTURA DE LA PRENSA. MÁSCARAS DE IDEAS
Como se avecinan semanas torrenciales de palabras, esas máscaras a través de las cuales unas veces se trasmitenn las ideas y otras las enmarañan, tiene uno que caminar vigilante con el bisturí diseccionador de adjetivos y preposiciones.
Se detuvo uno en un titular de El Comercio, que reza así: “Canteli advierte que Defensa no ha traspasado al Ministerio de Transportes los terrenos de La Vega”. ¿Dijo o quiso decir eso el alcalde ovetense o es una interpretación periodística? Quiso decir lo que figura o más bien esto otro: “Canteli advierte de que Defensa no ha traspasado al Ministerio de Transportes los terrenos de La Vega” (aunque pueda sonar mal).
***
LECTURA DE LA PRENSA. ESCEPTICISMO
Uno se apunta al Partido Escéptico si hubiera. Uno reconoce que el mundo avanza gracias a los fantasmas que se creen lo que dicen y a los fantasmas que transmiten a pies juntillas, altavoz en mano, lo que otros predican. Uno confiesa el pecado del silencio, de que otros puedan pensar que el que calla otorga. No. El que calla no dice nada. El que calla se apena de sí mismo por no rebelarse y de los otros que callan. También se apena íntimamente del coro de los voceadores.
Uno lee el artículo de Sostres ‘De rodillas’ en el ABC, pero bien podría estar leyendo otro artículo en sentido contrario en el Diario Público u otros hermanos separados. Uno no cree ni a uno ni a otros, pero su escepticismo no vale de nada si no lo hace saber, si no espatuya, si no difunde tópicos por las redes. Uno tiene la desgracia de ser como es, escéptico y descreído.
En España andamos liados con las elecciones pasadas y las elecciones futuras, pero en el mundo siguen ocurriendo cosas importantes, cuya trascendencia se nos escapa, por ejemplo que el Parlamento Europeo exija al Consejo que vete la presidencia húngara de la UE. Entendemos que hay ayuntamientos, comunidades autónomas, diputaciones en la mayor parte de las autonomías, instituciones estatales, confederaciones hidrográficos, consejos territoriales, etc. Además está Europa por ahí, y si dentro de Europa tenemos que aquilatar qué significan el Parlamento Europeo, el Consejo y la Presidencia, apaga y vámonos.
Lee uno que sigue coleando la libertad y el estatus personal de Griñán, que si entra en la cárcel, que si no entra. Anticorrupción pide más datos. Sin duda, habrá muchos condenados en situación médica similar a la de Griñán, a los que no se les presta ni parecida atención. Ya que todos somos iguales ante la ley, puede que el caso de Griñán sirva únicamente como precedente para el futuro. Lo que diga la Justicia estará bien dicho. Uno desea únicamente que lo que se le aplique sirva como precedente para el que no tiene dónde caerse muerte e incluso para el multimillonario.
El PSOE ya no se asocia con los bilduetarras sino con el PNV. ¿Puede uno ver esto también con escepticismo? Hay quien disculpó la alianza con los partidos más a la izquierda de Euzkadi por cuanto implicaba un avance hacia un mundo más justo y mejor en el horizonte socialista. Una alianza con el PNV significaba unirse a la oligarquía vasca. Ahora el PSOE se decanta por alianzas con el PNV y a sus aplaudidores les parecerá de perlas. Uno prefiere no atender voces impostadas. Intuitivamente está de acuerdo con el PSOE en este punto como mal menor.
Todo esto es política de caleyas. Un ejemplo de política mayor es la que, por ejemplo, advierte La Vanguardia: La guerra del plástico divide al planeta. Veamos lo que dice el periódico catalán: la era de los hidrocarburos ha sido también la era del plástico, el material por excelencia de la civilización moderna, versátil, resistente y a buen precio. Pero lo que fue, en el siglo XX, un extraordinario acelerador de progreso y de comodidad, se ha convertido hoy por su uso y abuso, en un peligro existencial. El mundo ha tomado conciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario