Uno lee siempre que puede la columna del Defensor del Lector que algunos domingos publica El País. Es posible que en esa lectura responda a un recuerdo de los actos públicos de contrición o confesiones comunitarias en voz alta que uno practicó alguna vez. Tanto aquellos actos contritivos como estas flagelaciones del Defensor del Lector hacen ostentación únicamente de los pecados veniales, dejando los mortales para las profundas cavidades interiores, pero otros nunca se culpan de nada y uno ve un modelo en ese esquema. Pues bien, el Defensor del Lector tuvo intensa actividad como consecuencia de las muchas noticias recientes sobre violencia doméstica o violencia machista. Precisamente El País se inclina por la denominación de violencia machista. Para no dañar más a la víctima, el País se compromete a no incluir en las noticias datos innecesarios de su vida privada. Tampoco a requerir la opinión de los vecinos, que en general pueden aportar pocos datos objetivos. Queda prohibido hablar de 'crimen pasional'. Además, ha de contextualizarse la noticia con estadísticas y opiniones de expertos. Se recomienda también incluir el nombre de la víctima, para humanizar su historia, y del agresor, para subrayar su responsabilidad. ¿Se acordará uno también de evitar hablar de crimen pasional y todos esos aspectos que El País exige a sus redactores?
El aumento de casos de violencia machista hace que también LNE publique un amplio reportaje para indicar que el incremento de las agresiones y homicidios machistas tras la pandemia no es algo nuevo. En otras situaciones de emergencia, que también limitaron el movimiento de las personas se constató esa tendencia. Así ocurrió, por ejemplo, después del tsunami de Japón o de la ola de incendios que asoló Australia. Si se tiene observado esa tendencia universal, sería obligado contar con pautas específicas aunque solamente se puedan aplicar en ocasiones excepcionales, pero si las ocasiones son tan excepcionales, lo más probable es que no se cuente con especialistas o estudios actualizados. Hay un factor que, por lo visto, influye en el aumento de estos crímenes, y es el momento en el que la mujer plantea la demanda de divorcio. Dado que las teorías feministas más actuales hablan de que se debe poner el foco en el agresor, no en la víctima, parece que, por si acaso, habría que someter a vigilancia (discreta o estricta) a los varones que están a punto de perder su estatus matrimonial. Algún especialista pide que no se hable en ningún caso de enfermedad mental de los asesinos machistas. “Esto tiene un origen social, que es algo muy distinto a la enfermedad mental, algo que se debe desestigmatizar”. ¿Y si realmente hay una probada enfermedad mental, tampoco se puede decir?
Seguimos con otras muertes, ahora las ocasionadas por suicidio. LNE entrevista ampliamente a Susana Al-Halabí, Profesora de Psicología en Oviedo que declara que la falta de debate público y privado ha contribuido al estigma del suicidio. –¿Los suicidas lanzan señales? –Sí, hay señales de alarma tales como comentarios negativos sobre uno mismo o sobre la vida, desesperanza sobre el futuro, despedidas, cerrar asuntos pendientes, regalar objetos muy preciados, cambios repentinos de conducta, preparar un testamento... Además, la literatura científica nos informa de que más de la mitad de las personas que intentaron suicidarse fueron atendidas por un clínico en los treinta días previos a su muerte. Es una forma de petición indirecta de ayuda. FIN. Será cierto lo que indica la psicóloga, pero uno cree que será cuestión de grados o intensidad en las señales de alarma indicadas o en la concurrencia de más de un factor de los anteriores, aunque sea leve. Uno cree que si alguien decide otorgar testamento, no necesariamente el notario tiene que avisar al asistente social del testador. Por otra parte, dejar ordenados los asuntos pendientes parece transmitir más sensación de orden que tendencias suicidas. ¿Cuántos seguimientos inútiles hay que llevar a cabo hasta evitar un caso real de (intento de) suicidio?. Complicado. Al que Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. 
Lee uno en El País, un expresivo titular: "Refugiados sí, pero lejos de la próspera Dinamarca". Dinamarca tiene un gobierno socialdemócrata, que está endureciendo su política de inmigración. Uno se pregunta si se puede ser socialdemócrata y restringir la movilidad de los refugiados. Como ya hubo quien lo planteó, el propio periódico recabó la respuesta: ¿Es esto acorde con los valores socialdemócratas? El partido opina que sí. “El sistema actual de asilo es insostenible, si dedicáramos ese dinero a financiar los campos de refugiados de la ONU en Kenia, por ejemplo, podríamos ayudar a más personas. Queremos ayudar al mayor número posible de gente. No creo que esto sea incompatible con los valores socialdemócratas”.
Isabel Díaz Ayuso, en sus palabas de investidura, prometió rebajar el IRPF a los madrileños. Es muy libre de proponerlo. Aunque se diga siempre que el ahorro no redundará en menores prestaciones a los ciudadanos sino que todo se conseguirá con una mejor gestión, uno no se lo cree ni de Ayuso ni de nadie que prometa tal cosa. Lo que no puede ser es que esas cantidades que los madrileños pagarán de más, Ayuso intente recuperarlas, con los más variados argumentos, de transferencias desde el poder central. Si al disponer de menos recursos, la Comunidad de Madrid deja de ofrecer determinadas prestaciones, allá los madrileños con su voto.
En LNE, un interesante reportaje sobre la mejor conservación del medio natural a través de la construcción de rascacielos antes que por la de casitas, que van consumiendo el terreno libre.
Aprovechando que Rey (el de Gallego&Rey de El Mundo) se decidió a vivir en Asturias, LNE Publica una entrevista. Se fija uno en especial en la breve pero jugosa opinión que expresa sobre los líderes políticos españoles de las últimas décadas
***
***
Lee uno algunos párrafos en uno de los columnistas de confianza (de confianza del director) de LNE: "Acaba de anunciar el personaje en cuestión [Pedro Sánchez] la ya inmediata retirada de las mascarillas al aire libre con una sonrisa de oreja a oreja, pero no se cuenta un solo sanitario en sus cabales que no se eche las manos a la cabeza ante una medida que los profesionales de la salud consideran llena de riesgos. Cambiar la mascarilla por una pinza en la nariz se antoja error garrafal de este Gobierno desnortado que planea indultos políticos a la carta para que no se le revuelva el avispero catalán, plagado de velutinas deseosas de acabar con el panal del Estado". Uno cree que no todos los sanitarios se echan las manos a la cabeza, así que desiste de seguir lectura tan sesgada.
Segunda frase, esta de Cristina Coto de Vox Oviedo: "Vox nunca se opuso a que el actual equipo de gobierno no compartiera el proyecto del tripartito con el Bulevar de Santullano, pero no que lo fulminara sin disponer de alternativa". Uno tuvo que leer varias veces la frase, convirtiendo dos frases negativas en una positiva, para intentar aproximarse a la idea. Le costó y no está seguro de haberlo conseguido.
Tercera frase, de Borja Ibaseta, coordinador de actividades del Niemeyer, que oficia de presentador en un festival de cine LGTBI: "Si no está bien pasear de la mano con tu pareja, hacerlo es político". Uno leyó unas cuantas veces el titular, antes de bajar al detalle de la letra pequeña por si repetía lo mismo, o ampliaba algo. Lo repetía. Si uno asiste a ese acto y el presentador comienza así el discurso, ocasiona un bloqueo en el oyente que le incapacita para seguir con las frases siguientes, porque entra en una especie de bucle del que le resulta imposible salir para resetear.
Cuarta frase, del arquitecto Caicoya, que dicta sus memorias a LNE y da este titular: "Durante 25 años me desperté con las preguntas dónde estoy y qué tengo que hacer" (sic). De momento uno pensó que hombre así tenía que ser un humanista y se compadeció de él. La letra pequeña especifica algo sus cuitas: "Durante 25 años me despertaba haciéndome dos preguntas: ¿dónde estoy? y ¿qué tengo que hacer? Era muy excitante, maravilloso una vida muy plena, hoy en Los Ángeles, mañana en Nueva York, al otro en Singapur". Queda uno ligeramente decepcionado por el materialismo viajero.
Jesús Hernández es un profesor universitario retirado que se lanza a la novela. Presenta una que inicialmente había escrito en el lenguaje del siglo XVII, pero finalmente tuvo que rendirse y traducirlo al castellano actual, so pena de que solo captara su mensaje algún erudito. Esto le da pie a uno para pensar si se puede establecer un paralelismo entre el castellano del siglo XVII y el del siglo XXI, y un asturiano del siglo XVII y el del XXI. ¿O más bien el asturiano del XXI es el mismo del siglo XVII? También especula uno sobre si, haciendo una prospectiva partiendo de dicho lejano siglo, cómo sería una lengua asturiana actual no fosilizada y que hubiera seguido una evolución similar a la que vivió el castellano. (Es posible que se esté liando uno tanto o más que Cristina Coto).
Al leer La Nueva España se fija uno en la publicidad de Aguas Fuensanta (que es más que agua). Se anuncia con la imagen de una chica. Algo le suena a uno, campanas quizá, de una idea de limitar la publicidad femenina, pero debió ser una ensoñación. En consecuencia, se entretiene en contar qué imágenes masculinas o femeninas aparecen en los periódicos ojeados hoy. Resultado: En LNE cuando aparecen imágenes de personas, tres son de mujeres. En el País, una de mujer. En El Mundo, tres de mujeres y en otro anuncio aparecen un hombre y una mujer. En La Vanguardia un único anuncio en el que también un hombre y una mujer comparten espacio. Qué anuncian en cada caso daría para otra reflexión. También echó uno una ojeada a El Comercio, pero la ocurrencia de fijarse en las féminas fue posterior.
Cebrián escribe uno de sus furibundos artículos en El País. El País tiene el sesgo que tiene, pero a día de hoy no hay pluma más viperina y ni lenguaje más extremista que se atreva a firmar en sus páginas que el de Juan Luis Cebrián, al que seguramente le permiten su desahogo verbal por ser quien es o por ser quien fue. El académico podría firmar su página en cualquier otro diario de la capital y no desentonaría. 
La vacunación COVID comienza a mirar a los niños, lee uno en varios medios. La idea general es que no se hicieron pruebas suficientes con el colectivo más joven, por lo que es arriesgado aventurarse a vacunar. Veremos cómo responden los docentes al principio del curso que viene teniendo en cuenta que son los que mayoritariamente tratan con el personal de más riesgo, por pequeño que este sea. El lema antievangélico será: "No dejéis que los niños se acerquen a mí".
La viñeta de LNE, que alude a la idea apuntada por algunos de marcar a los osos para su seguimiento, le da pie a uno para comentar una clarificadora conversación mantenida hoy, café por medio. Se interesaba por la población razonable de osos, lobos o jabalíes para asegurar su existencia. Ciñéndose a los osos, este interlocutor, lenense, conocedor del medio rural, que tiene grabado algún oso en las proximidades de su aldea, explicaba cómo deambulan las osas, generalmente con sus crías por un espacio relativamente reducido, y cómo los osos varones tienen otras costumbres más andariegas, dependiendo también de que estén en período de celo. Contaba que los osos, y las osas, no viven en manadas sino en familias mínimas, por lo que, si cada una marca su territorio, al aumentar la población osera, necesariamente tienen que acercarse a los núcleos poblados porque no siempre hay monte bastante para todos...o no les gusta y quieren probar otros ambientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario