2021/07/08

DE FACEBOOK (1 Y 2 de julio)

Lee uno que comienzan a devolverse las 13.645 multas indebidamente impuestas en la ronda exterior de Oviedo, zona de La Bolgachina, entre los años 2016 y 2019. Ya escribió uno alguna vez, pero ahora lo mira desde otra óptica. Consistía la anomalía en tener enfocado un radar hacia una zona (salida/entrada de túneles) en la que se podía circular a 120 Km/h pero el artilugio leía que era una zona de 90. Gracias al tesón de uno de los sancionados, que logró demostrar el fallo, se beneficiaron miles de ciudadanos.
Uno cree que con la señalización de las carreteras, las administraciones deberían ser (más) exquisitas porque pocas ocasiones tendrá el poder competente (nacional, autonómico, local, según la titularidad de los viales) de demostrar rigor en las órdenes, homogeneidad de criterios y ejemplaridad en las sanciones. La limitación a 90 Km/h está más que justificada en un túnel con un arcén mínimo. Pese a ello, cualquiera puede comprobar que son cientos los incumplimientos diarios. Alguien con malicia y sangre fría puede rebasar ese límite en el interior y frenar a la salida/entrada de los túneles a sabiendas de que los incumplimientos se miden en la entrada o en la salida al no haber radares en los interiores, salvo los muy contados de tramo. Quiere uno decir claramente que la mayor parte de las sanciones eran materialmente justas aunque formalmente irregulares.
Dejando de lado el caso de La Bolgachina, que sirve como pretexto para lo que sigue, si uno circula atento a las señales y no a lo que le pida el cuerpo o el vehículo, observará criterios muy diferentes a la hora de señalizar elementos similares: curvas de muy parecido radio a veces a 90, a veces a 70; señales absurdas: un tramo de 90 y si se entra en un carril de deceleración, señalizado otra vez a 90; señales de 70 a la salida de una curva cerradísima, y a los treinta metros otra de 40, no dando tiempo a alcanzar nunca ese 70 por falta de margen; limitaciones a 60, y cien metros después, una señal cuadrada azul de recomendación de 80; limitaciones que no se sabe dónde finalizan; túneles (ASII) con arcén suficientemente amplio que permitiría con seguridad una velocidad superior al 80 señalizado. ¿Qué decir de las señales amarillas de obra? Ahí vale cualquier señal, se coloca una amarilla de 70 aunque exista al lado una permanente de 60, se posa la que los operarios tengan a mano. Cualquier señal sirve para indicar al conductor que vaya con cuidado porque hay (o hubo) obras.
Lo peor de todo es que la señalización absurda y arbitraria puede inducir al ciudadano a pensar que la Administración, cualquier Administración funciona así, a la ligera, sin rigor, como una apisonadora, como ocurrió en La Bolgachina. Y haciendo oídos sordos al sentido común y a las sugerencias de mejora más elementales.
Aclara uno que no está resabiado por alguna multa. Habrá pagado la última hace quince años. Tocamos madera.
(Volvió a salirle a uno un monográfico. Pues valga así)

***

Algunos periódicos mantienen una sección que rotulan 'agenda', que uno mira de vez en cuando. Incluye normalmente la programación de actos culturales, pero también otros eventos sociales como mercadillos o jornadas gastronómicas. La agenda mete miedo y es imposible de acometer. Aprovecha uno para repasar conceptos medio olvidados y resulta que agenda es gerundivo del verbo latino ago (hacer) y se traduce aproximadamente como 'las cosas que hay que hacer'. Dice uno que mete miedo porque es imposible cumplimentar la agenda, entre otros motivos, porque si está a las 20 en la Casa Natal de Jovellanos no puede acudir a esa hora a una representación en el Valey de Castrillón.
Para averiguar qué es exactamente la agenda no tiene uno más remedio que consultar un viejo diccionario de latín, donde se entera de que ago (agis, agere, egi, actum) significa 1/mover hacia adelante, 2/ hacer, 3/ actuar en el teatro o en el foro y, por último, 4/ pasar el tiempo.
De todo un poco hace uno cuando acude a un acto publicado en la sección de agenda.
Uno tiene sus manías, de algunas se da cuenta, otras se las tienen que indicar cuando se atreven. Entre las primeras está la de visitar solo, es decir, no acompañado, las exposiciones para emplear o perder todo el tiempo (acepción 4) necesario en una foto o en un texto explicativo. Por ejemplo, hace unos días quedó uno con un amigo en Mieres pero acudió con tiempo para poder visitar la exposición de la Casa de la Cultura "Seguimos dando tira", una exposición sobre los 25 años de la edición de La Nueva España de las Cuencas. Al final no pudo uno ver en soledad la exposición para diseccionarla de cabo a rabo, pero en conjunto salió ganando porque le acompañó un amigo premiado hace unos años como Mierense del año y lo que uno perdió en extensión, lo ganó en intensidad por el exhaustivo conocimiento de la realidad del concejo. Por ejemplo hace veinticinco años fue noticia de portada que a un turonés le tocaron un montón de millones en la lotería. No sabemos por la prensa qué fue de aquel millonario, pero el mierense sabía si le sirvió de algo o le amargó la vida. También se enteró uno de algunas miserias de veteranos triunfadores habituales de la letra impresa y de las fotografías.
Otro día de esta semana, a veces coinciden así las cosas, tuvo uno quince minutos muertos y aprovechó para visitar la exposición sobre la vida y obras de Nel Amaro, en esta ocasión en la Casa de la Cultura de Pola de Lena. Por cierto, da uno de casualidad en un blog que visita habitualmente con la intervención de José Luis Campal en la jornada de presentación de la exposición hace unos días. http://lasmilcarasdemiciudad.blogspot.com/.../la-poesia...
Hoy mismo, siguiendo la agenda, visitó uno el extraordinario Museo de Bellas Artes de Asturias. Tenía uno interés en dos exposiciones: una de fotografías de Nicolás Muller, y otra la de unas obras recientemente cedidas al museo por la viuda del Conde de Villagonzalo, entre ellas un dibujo de Goya que hasta ahora se tenía como perdido. Este dibujo le tiene admirado a uno porque de un dibujo frente al cual pasaría casi de largo, un especialista saca insospechadas conclusiones. También le admira a uno la imaginación de los especialistas, la verdad, pero las explicaciones dan empaque a la exposición. De la colección de fotografías de Muller, se fijó uno en una cualquiera, casualmente la que representa una bailarina en Larache en 1942, que actualmente pertenece a Marruecos, pero entonces era una posesión española donde por esas fechas hizo la mili un tío carnal siempre añorado y recordado que no llegó a conocer. ¿Conocería el tío Jesús a la bailarina?
Relatando no la agenda sino lo realmente 'actado', no le queda margen a uno para analizar la frase de Casado sobre la guerra civil, la ley y la democracia; o las rotundas promesas de nunca jamás de Pedro Sánchez; los escasos nombre femeninos en el callejero español; el chiringuito de Cantó; una prospectiva de la gente del Orgullo cuando vayan cumpliendo años; o el calendario futbolero de la temporada próxima.








No hay comentarios: