Los numerosos y descomunales incendios producidos en Asturias estos días ocuparon incluso la portada de algunos medios nacionales, pero los incendios se registraron también en Cantabria. El presidente Barbón habló de terrorismo; otros, de los desalmados pirómanos sobre los que caerá el peso de la ley. Uno, absolutamente en minoría, no tiene nada claro que el fuego se deba a una acción concertada para hacer el mal en las provincias norteñas de la Península. Por el contrario, uno cree que el caldo de cultivo puede ser el despoblamiento rural y el paralelo descuido de los montes, pero sobre todo, uno pone el acento en una acumulación de conductas imprudentes a cargo de muchos ciudadanos sin conexión entre sí. Hay paisanos (y quizá alguna paisana, pero uno no se la imagina a la primera) que no viven de continuo en los pueblos y, sin embargo, tienen alguna casa o alguna finca y de vez en cuando rozan y van acumulando los rastrojos con intención de que un día de los que vayan por allí (porque no van todos los días) orbaye un poco o esté friuco, y ese es el día adecuado para deshacerse de esa porquería que tanto les molesta a la vista, pero los días pasan y pasan y no acaba de llover, y llega un momento en el que no aguantan más, pero ese día coincide que hay viento sur. Hace tiempo que uno dejó de ser rousseauniano y no cree en absoluto en el buenismo rural, ese hábitat donde se enquistan las miserias, y los odios se transmiten de generación en generación.
También navega contra corriente Amelia Valcárcel, pregonera de la Semana Santa de Candás, ¿quién lo diría? Deja una brillante metáfora sobre la Iglesia: “Difícil es la que la barca de Pedro, un enorme navío, maniobre con rapidez y a gusto de todos”.
Suspendido de empleo y sueldo por trece años (¿pero son posibles sanciones así?) el español Rafael Luque, uno de los científicos más citados por las revistas del ramo por sus cuantiosas publicaciones. Reseña la prensa que durante el año en curso firmó un artículo cada 37 horas. ¿Puede uno desconfiar de tan prolífico investigador?
Vayamos ahora con una noticia más halagüeña: la mención de El Comercio a la sidrería Mino de Pola de Lena. Uno es selectivo y no para en cualquier sitio. Con antecedentes genealógicos en Fierros, faltaría más. https://www.elcomercio.es/.../sidreria-mino-pola-lena...
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LECTURA DE LA PRENSA. INFORMACIONES PREVISIBLEMENTE CONTRAPUESTAS
Unos apuntes sobre la maternidad subrogada/vientres de alquiler. Cada medio sigue incluyendo informaciones en la línea de su ideario. Dado que el lector suele ser fiel a los periódicos de su cuerda, lo habitual es que cada medio y cada lector se parapete en sus planteamientos iniciales, no vaya a correr el riesgo de cambiar de opinión y ser tildado de chaquetero. De ahí que uno destaque la opinión de Bastida en LNE, que se escapa de lo previsible teniendo en cuenta sus antecedentes. De su artículo uno se fija especialmente en lo remarcado, aunque conviene leerlo entero para que quede debidamente contextualizado. ABC da este titular: “Nadie me obligó ni me explotó”. Las gestantes defienden su libertad para quedarse embarazadas, que algunas afirman hacer por dinero, mientras que otras buscan ayudar a formar familias. Desde Estados Unidos dicen: “En ningún momento sentí que eran mis bebés”. Desde Ucrania: “No solo es dinero, también es ayudar a formar familias”. Desde México: “Que sean papás gracias a mí me parece una gran ayuda”. Desde Reino Unido: “Las dos veces que gesté a un niño fui yo quien me ofrecí”. Otra opinión: “Somos mujeres adultas que tomamos decisiones”, defiende Liza Kaisnka, que se quedó embarazada en dos ocasiones. En principio sorprende que el tradicional ABC se muestre tan proclive a práctica tan poco natural, pero todo sea por llevar la contraria a las teorías de la izquierda. Por su parte El País suministra informaciones en sentido opuesto: “Vientres de alquiler: el deseo de ser padres convertido en industria”. El Supremo fijó que esta práctica era una explotación de la mujer. “Distintos tipos de contratos y cláusulas imprecisas”.
Se oyen quejas, en general provenientes de las patronales, sobre la escasez de determinada mano de obra y de su escasa cualificación, en particular hablando de la hostelería. En general uno está con la opinión que Unai Sordo, secretario general de CO.OO publica en El Mundo. Otra cosa es que si los salarios subieran, seguramente se retraería el consumo en aquellos sectores o establecimientos más respetuosos con los derechos de los trabajadores por la impepinable subida de precios, que se trasladaría al consumidor. En una economía de mercado uno no se imagina otra cosa.
En las páginas deportivas de El País lee uno que Sinner y Alcaraz disputaron un punto memorable. Sí, ahí queda.
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