LECTURA DE LA PRENSA. EL BÁLSAMO DE FIERABRÁS.
A veces uno encuentra un hilo conductor en algunas noticias absolutamente dispares, en este caso, sería el hilo conductor de la ley entendida en sentido amplio como norma jurídica, como norma que genera derechos reclamables y simétricas obligaciones; una norma que no cae del cielo sino de los poderes establecidos, que antes de la aprobación definitiva y de la imprescindible publicación, fue necesario discutir y negociar entre los grupos de poder y, muy importante, pulir de impurezas e imprecisiones para evitar los indeseables litigios. Demasiadas veces, sin embargo, se depositan excesivas esperanzas en la ley, que no lo arregla todo. A veces las situaciones se resuelven por la vía de los hechos y, tiempo después, se regula la situación por si vuelve a plantearse nuevamente similar supuesto de hecho.
- Los empresarios de Siero y Llanera piden a 2022 una ley autonómica de gestión de polígonos en la que tienen puestas sus esperanzas para mejorar la iluminación, los viales, el abastecimiento de aguas, la limpieza y la seguridad, además de aclarar competencias en materia de mantenimiento. No tiene uno claro que con una ley de polígonos se arregle nada de eso si no se alimentan las partidas necesarias en los presupuestos. Al grupo de presión de la patronal de los polígonos le dará igual que haya o no ley ad hoc, si no se dota de los fondos necesarios. Uno cree que más que nuevas leyes, habría que perfilar las existentes, poniéndolas al día, depurándolas al máximo de manera que no den lugar a conflictos por interpretaciones divergentes.
- La nueva organización del Sespa (Servicio de Salud del Principado) exonera al médico de tareas burocráticas, que asigna al personal administrativo. Sirven similares consideraciones. Para llegar a esa norma se habrán tenido en cuenta los distintos grupos de interés y de presión, y ojalá que se plasme en una norma jurídica que defina los cometidos de cada colectivo tanto en los grandes centros de salud como en el más alejado y diminuto ambulatorio periférico.
- Un antiguo ferrocarril minero, el de Samuño, ahora reconvertido en tren turístico está cumpliendo funciones como ferrocarril convencional entre algunos núcleos de población de Langreo, al quedar cortada la carretera para largo por un desprendimiento de tierras. Lo que piensa uno de la ley en este caso es que mejor que nadie haya hurgado en ella poniéndose tiquismiquis o, lo que es peor, amenazando con denuncias de prevaricación. Es altamente improbable que las normas de funcionamiento del ferrocarril turístico de Samuño prevean que pueda funcionar como transporte convencional y, sin embargo, gracias a que a alguien se le ocurrió la alternativa, está haciendo posible que los vecinos de Langreo puedan utilizarlo como medio de transporte hasta que se restablezca el servicio por carretera. Por lo mismo, este servicio ferroviario alternativo lo está ejecutando una empresa distinta de la que tiene la concesión de la línea, lo que constituye una irregularidad administrativa.
En definitiva, cumplamos la ley, mejorémosla, pero no tengamos demasiadas esperanzas en que sea como el cervantino bálsamo de Fierabrás porque si nos ponemos estrictos, algunos langreanos se quedan sin transporte.
Por seguir con la ley, una de las características (desiderata más bien) que se predican de ella es la de la justicia, sobre cuya definición estamos lejos de llegar a un acuerdo, pero uno de los componentes que se mencionan es el de la racionalidad, es decir, que la ley sea racional. La Voz de Asturias plantea una encuesta sobre la posible nueva obligatoriedad de las mascarillas en el exterior. De momento la encuesta está bastante equilibrada, pero uno tiene la sensación de que, llegados a este punto, el ciudadano (el ciudadano votante también) se guía más por sensaciones que por criterios racionales, unos criterios racionales cambiantes que aportan poca tranquilidad. En realidad, los mismos criterios dudosamente racionales que arrastrarán al legislador.
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LECTURA DE LA PRENSA. PSICOLOGISMO.
Inserta hoy uno el cuadro semanal de observaciones absolutamente parciales del uso de las mascarillas. Presumiblemente la próxima semana en la calle será del cien por cien por imperativo legal. ¿Quién sabe qué ocurrirá en terrenos próximos al monte? Uno cree que esta norma de implantación inmediata, la mascarilla en el exterior, se decide para acallar a la hostelería, para que no se vea como el único colectivo agraviado por las medidas gubernativas. Pensarán desde Moncloa: metamos en vereda a todos para que veáis que la cosa no va contra vosotros, hosteleros.
Gaspar Meana es un notable dibujante que ilustra con sus dibujos las páginas de El Comercio. Una adivinanza podría ser la siguiente: ¿de qué puede tratar la columna de opinión que se complementa con este dibujo? Acertar el título es prácticamente imposible. Acertar el asunto es más fácil.
Las futbolistas del Club Deportivo Covadonga se sienten discriminadas en razón su sexo. Son situaciones que a uno le rompen los esquemas, y se explica. Cuando uno participa en una actividad lúdica, cuando está aprendiendo o juega por pura afición, paga por jugar, por actuar. Así sucede en cualquier actividad, en la que cuando uno es aficionado, al fútbol, a la danza, al teatro, hay que colaborar con una cuota, aunque sea tan mínima que dé solamente para una ayuda mensual a un entrenador. Cuando uno destaca su rol cambia radicalmente ya que pasa de pagar a cobrar aunque sea una pequeña cuantía. Eso ocurre tanto en colectivos de hombres como de mujeres. El nuevo problema se suscita cuando en un equipo deportivo, pongamos que destaca la parcela deportiva de una de sus secciones, casualmente la masculina. Si el equipo femenino es inferior, ya la tenemos liada porque lo que en un principio sería solo una clasificación de buenos y malos, a partir de un momento se pone el acento en la discriminación. Es un nuevo planteamiento.
Lee uno que una profesora aventura que el amor es un propiedad del sistema vegetativo. De vez en cuando se alimentan esas teorías a las que uno vuelve recurrentemente: si somos libres de hacer algo, o si, por el contrario está todo determinado, aunque se disimule con un barniz de libertad. En este caso, toca el cuestionamiento del amor. Si el amor tienen un componente mayoritariamente químico, ¿a que viene esforzarse en gustar a alguien? Lo que sea sonará.
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