2021/12/24

DE FACEBOOK (días 20 y 21)

LECTURA DE LA PRENSA. MARXISMO FUTBOLERO.
En su día leyó uno algo a Marx, incluido El Capital. También leyó ‘Lectura insólita de El Capital’ de Juan Guerra Garrido, premio Nadal 1976, que cuenta la historia de un secuestrado de ETA que durante su cautiverio se entretiene con la obra fundamental de Marx. Novela entretenida e interesante, por cierto. Volviendo a Marx, es archiconocida esa frase que define el ideario comunista, al menos en una de las fases: “De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades”, que no escribió en El Capital, sino en su también conocida “Crítica del Programa de Gotha”. Uno cree que a veces los críticos deportivos son o fueron lectores marxistas, de Carlos, no de los hermanos cómicos. Ocurre muy habitualmente al enfrentarse dos equipos absolutamente desequilibrados, como suelen ser muchos partidos de la Copa del Rey cuando están lejos todavía de las fases finales. En una de estas se enfrentaron hace unos días el Mallorca, de Primera División, y el modesto equipo de la Unión Deportiva Llanera. El Llanera resistió una meritoria primera parte con la portería a cero, pero en la segunda el Mallorca le metió seis. Uno lee las calificaciones que el cronista deportivo da a cada uno de los jugadores de cada equipo y tal parecería, si no se lee el resultado, que pudo darse cualquiera. Si uno se entretiene en sumar qué nota se puso a los jugadores de cada equipo, resulta que a los respectivos equipos iniciales les dieron diecinueve puntos a cada uno. Cinco jugadores entraron en la segunda parte por cada equipo. También aquí empatan ya que la suma de cada equipo arroja la cifra de cinco, casualmente un punto para cada jugador. El cronista los juzgó, por lo que se ve, de acuerdo con la más estricta ortodoxia marxista: de cada cual según sus capacidades.
Dejando los principios y bajando a la alta política se queda uno con la interpretación que Peridis hace de las cuitas del rey emérito. Son las viñetas de los dos últimos días en El País. A uno le gusta Peridis por su gracia elegante y porque se aleja del histrionismo de otros dibujantes. Y porque es un caricaturista único que con cuatro trazos capta la esencia del personaje a veces incluso cuando todavía está empezando a despuntar.
Bajando un escalón político, mira que estábamos tan tranquilos sin dar oportunidad a Ayuso de cuestionar ninguna medida central y en breve volveremos a las andadas porque Sánchez convoca a los presidentes autonómicos al dispararse los casos. Un fastidio cansino pero irremediable.
Bajamos ahora, no un escalón, sino que llegamos a las cloacas. Uno leyó en un periódico: “Muere Troitiño, uno de los etarras que más atentados cometió”, titular descriptivo. Otro periódico titularía “Muere el sanguinario Troitiño”, titular valorativo. Sortu lo despide como una “víctima del conflicto”. Fueron 22 las que ocasionó, y echa uno mano de una horrorosa asepsia.
Ahora van los muertos comunes. A veces lee uno el Correo, Diario Vasco, y se detiene en las esquelas. En general están en castellano, pero todos los días aparece alguna en vasco. En este caso, los apellidos del difunto no suelen ser Lozano, ni González, ni Camacho. Como es costumbre insertar la foto del fallecido es más fácil que los lectores sepan que murió, pero no tendrán tan claro dónde se celebra el funeral si no nos vascoparlantes, salvo que lo intuyan o sepan interpretar o adivinar los datos esenciales de la esquela. Estas esquelas, en eusquera, se conoce que no pretenden la máxima difusión, seguramente porque entenderán que quien no comprenda su lengua no tendrá gran interés en acompañar al muerto en su último adiós. El lenguaje como estandarte, no como instrumento de comunicación.
En aplicación del refrán ‘el muerto al hoyo y el vivo al bollo’, los gourmets denuestan (lo miró uno, se conjuga así, como contar, aunque tan mal le suena denuestan como denostan) el cachopo. El cachopo es un plato humilde y contundente pero sabroso. No es imprescindible que esté grasiento ni envuelto en patatas fritas, y menos, echado encima de ellas de cualquier manera. Una mala presentación la puede tener también una merluza del Cantábrico. Un cachopo es un plato muy socorrido para compartir, en especial cuando la pasta sale de los bolsillos del consumidor. Cuando con la cuenta de la factura corre la empresa, pueden pedirse otras delicatessen. Uno es un incondicional del cachopo y le trae buenos recuerdos, por ejemplo, por formar parte del menú de la propia boda. Ya llovió.
Hace unos días murió Manuel Seco, académico. Su “Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española” no puede uno decir que lo consulta todos los días, pero casi. Concretamente la novena edición. Dice Seco, sin ir más allá, que no es raro ver el verbo denostar utilizado como regular, por ejemplo en Azorín o en Unamuno. A saber si estos del 98 defendían la vuelta a las esencias y denostaban los verbos irregulares.
También en el Correo lee uno unas informaciones, gráfico incluido, sobre los requisitos a adoptar para unas celebraciones familiares seguras, que meten miedo y animan más bien a no celebrar nada.
Representación gráfica interesante la de LNE sobre cómo era Oviedo en el año 1521, cuando tuvo lugar el incendio que destruyó parte del casco viejo.
En uno de esos anuncios publicitarios oficiales y obligados del Principado de Asturias determinadas trámites expropiatorios con motivo de la renovación del pavimento de la carretera AS-375 Oviedo-Campomanes, en la travesía de Pola de Lena. Hace falta sí, pero no estaría de mas, sin necesidad de expropiación alguna, rellenar los baches y alquitranar un poco el tramo entre Pola de Lena y Campomanes. A lo mejor se está esperando que terminen las obras de la variante y que dejen de transitar por allí algún vehículo de los que van y vienen a la obra. En cualquier caso una intervención mínima no estaría de mas.
Lee uno en La Voz de Lena que el Coro la Flor está planteando abrirse a las mujeres. Entiéndase bien. Uno comprende que, de ser verdad lo indicado por el periódico local, los coristas sean más reticentes a esa apertura que el público en general. Es romper una tradición de muchas décadas, pero todos los coros suelen estar compuestos por gente más en edad próxima a irlo dejando que con un largo futuro por delante. En los coros mixtos, las voces masculinas tienden a escasear, así que no es de extrañar que los coros exclusivamente masculinos sufran todavía más para reclutar nuevos miembros o para que no se vayan los actuales. Una alternativa a la espera de tiempos mejores sería un ochote. Igual que hay docenas de catorce, uno tiene visto ochotes de más de ocho. Pero si no hay más remedio, queda la alternativa del coro mixto, que no tiene vuelta atrás, es decir, que si el futuro se consiguiera reclutar un número considerable de voces masculinas, no se va a prescindir entonces de las femeninas.
Lee uno también en el mismo periódico local las protestas que se oyen por no coger nadie el teléfono del centro de salud de La Pola. Sin duda será cierto, pero en estos casos uno echa en falta la versión de la administración sanitaria, y si se intentó conseguirla y la niegan, contar ese intento fallido.
Desde hace unos días se debate si la coalición de gobierno del ayuntamiento gijonés, PSOE-IU, pacta los presupuestos del año entrante con partidos a la izquierda o con Ciudadanos. Como caballo de batalla se encuentra mantener el sentido único de circulación por el muro (como pretende IU y su concejal de movilidad, el veterano Aurelio Martín) o si pactan con Ciudadanos el doble sentido (opción no descartada por el PSOE). Uno no entiende si se trataba de una cuestión técnica o política y qué interés tenía Ciudadanos en incluir como materia de pacto el doble sentido del paseo de la playa. Lo de Ciudadanos sigue sin entenderlo, quizá porque no tuvo oportunidad de escuchar sus argumentos, pero al menos se aclaró uno un poco con la entrevista de Aurelio Martín, que aporta unas razones entendibles. IU, emulando a Podemos, convoca a las bases. Ya se sabe que las bases no van a querer pactar con Ciudadanos, por irreprochable que sea su propuesta técnica.










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LECTURA DE LA PRENSA. STOLPERSTEINE.
Lee uno en La Voz de Asturias que el Ayuntamiento de Gijón tiene previsto colocar varios stolpersteine, palabra y concepto alemanes que uno desconocía totalmente, pero steine-stone-piedra, algo tienen que ver.
Hace unos meses una conocida comentó a uno, y le pasó las fotos que lo atestiguan, que una buena parte de la familia se había reunido para rendir un homenaje a Luis Montero Álvarez, de Casorvía, tío suyo que estuvo internado en un campo de concentración, y colocar una placa en el suelo en un lugar próximo a la estación de ferrocarril, ya que Luis había sido ferroviario. La placa va incrustada en un pequeño adoquín y el conjunto es un stolpersteine. En aquel entonces le indicaron a uno que la familia había pedido permiso a Adif para colocar el adoquín en la estación pero que no se lo habían autorizado y por eso lo colocaron en el espacio público más próximo, que es junto a la terraza de la cafetería Santa Cristina. El Ayuntamiento no puso ningún inconveniente. Uno desconoce cómo fue la petición, si de palabra, si por escrito, a quien se dirigió y cómo fue la negativa, si expresa si por silencio administrativo. Si de esta negativa se entera algún alto preboste de las infraestructuras o del ministerio tutelante, le pueden pedir explicaciones al negacionista. A veces un fino papel de fumar separa el tirón de orejas del aplauso, del "¿a quién se le ocurre autorizar este adoquín en la estación?" a "¿cómo se te ocurrió decir que no? ¿cómo no me consultas estas cosas?"
Hace unos años, sin ningún énfasis le transmitieron a uno una consulta de una familia cuyo hijo se había tirado al tren en una estación de la Cuenca del Nalón y querían poner una placa de recuerdo en la estación. Uno, 'naturalmente', dijo que no, porque las estaciones del ferrocarril no pueden estar asociadas a suicidios. Uno no lo consultó con nadie, pero quién sabe si hizo bien o mal teniendo en cuenta cómo evolucionan las teorías sociales en relación con los suicidios.
Otra de cambios (posibles) de opinión, o de trinchera. Lee uno que hace veinticinco años la Asociación de Propietarios de Discotecas presentó una denuncia en el Juzgado de Guardia contra una macrofiesta de nochevieja que estaba previsto celebrar en un hotel alquilado para la ocasión. Organizaba el sarao una llamada Asociación Democrática Universitaria. Este año el covid impide intento similar, pero años venideros volverá una noticia parecida al candelero. ¿Quién sabe si los líderes de aquella asociación universitaria están ahora en la patronal del ocio nocturno y son quienes impugnan las fiestas informales que se pretenden organizar todas las nocheviejas? Antes como antes, y ahora como ahora.
No es uno adicto a las páginas de sucesos, aunque a veces cae en la tentación, pero leer las letras grandes es inevitable, por ejemplo el titular que indica que los padres de Marta del Castillo están dispuestos a ofrecer a Carcaño la vivienda donde se cometió el crimen, vivienda que adquirieron, si confiesa dónde está el cadáver. Uno no se atreve a comentar nada, si acaso, dejar constancia del pasmo propio y de la desesperación de unos padres dando tumbos.
Lee uno sendos editoriales, uno en El País, otro en El Correo. El de El País defiende la necesidad de acabar con la temporalidad fraudulenta, que interesa a los trabajadores, pero también a las compañías, que ganarán estabilidad. Uno se pregunta cómo andan de temporalidad en su empresa y en su grupo empresarial, y si aplican el refrán: Consejos vendo, que para mí no tengo. Otro tanto piensa uno del editorial de El Correo y se fija únicamente en su último párrafo sobre las mascarillas en el interior, lo que lleva a preguntarse a uno cómo llevan ellos la seguridad en los interiores de sus redacciones.
Ilustrativa la viñeta de El Mundo, sin falta de mayor explicación.





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