En la última feria del libro de LibrOviedo compraste una
novela de un autor conocido, y conocido tuyo, que se mueve bien en los
ambientes literarios. Te habían dicho que sus obras eran soporíferas y
empalagosas pero no habías tenido ocasión de comprobarlo. Pensabas que esa opinión podía enmascarar desencuentros literariopersonales.
En la última feria
colaboraste con él, con la editorial y con la Sociedad de Autores. Vas por la página cincuenta y menos mal que son menos de doscientas, porque libro que empiezas, libro
que terminas.
Si tuvieras interés en la exposición de un pintor amigo o
conocido, la visita a la sala te llevaría no más de media hora probablemente,
pero en media hora de lectura llegarás como mucho a las quince páginas. Quedan
todavía horas de zozobra.
Al mal trago de una mala pintura puedes dedicarle media
hora, lo malo es que poco más tiempo dedicarías si fuera buena.
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