A las ocho y media tocan diana. Es hora de afeitarse, coger las hamacas y la sombrilla para acotar tres metros cuadrados en quinta línea de playa.
De regreso hacia el hotel, visita al quiosco para comprar La Nueva España del día anterior, leer los titulares de camino y terminar de leerlos en los butacones del hall hasta que baja a desayunar tu mujer y, ocasionalmente, tu hija.
Primer problema: el desayuno. De buena gana zamparías todos los días unas lonchas de beicon tirando a pasado y un vasín de cava, detrás de un zumo de naranja medio natural. Para compensar, el café con sacarina. En esa tentación caíste unos cuantos días.
A la habitación a terminar de leer el periódico y atento también al canal de la televisión, normalmente 24 horas de TVE.
Antes de las diez y media en la playa: a la hamaca y ahí me las den todas: periódico, libro, revistas atrasadas y otros papelotes que vas dejando para las vacaciones. Baño cuando el calor y el sudor arrecian.
A las dos a comer, principiando siempre con gazpacho.
No hay siesta. Este año hubo que estar pendiente de la oficina, lectura de correos y despachar algún asunto. A veces las cosas cuadran así. Tampoco estuviste nada atento al Tour. Estás decepcionado. Los héroes de hoy se descubren dopados dentro de cinco o seis años así que te prometiste no mantener el interés de otros años.
A las cinco y pico vuelta a la playa. Operación bis. Hasta las ocho, cuando los altos edificios de Benidorm proyectan su sombra sobre tu zona de playa.
Regreso al hotel. Ducha. Lavado y tendido de ropa. Otra vez la TV, en este año con el caso Bárcenas y el terrible accidente ferroviario de Santiago. El año pasado había sido la prima de riesgo.
Paseo por la zona de los vinos, normalmente en La Cava Aragonesa, con el espumoso de un euro y yesca de jamón. O bien la casa del Ribera, con vino de uno con cincuenta y pincho de diseño. Increíble.
Cena rezando para que en las bandejas no abunden demasiadas cosas apetecibles.
Navegación por Internet y otras labores informáticas.
Paseo por la villa para ver la luna, la playa o la gente con o sin cerveza o gin tonic o helado de yogur.
Y al día siguiente vuelta a empezar.
A ti te vale.
1 comentario:
Y a mí me presta.
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